Helados ochenteros y pequeños juguetes

 ¡Que grande era el recreo!

  Un descanso más que necesario antes de seguir con las clases de matemáticas, idiomas, o ciencias sociales. Un momento muy especial que causaba que todos los chavales salieramos escopeteados del aula para hincar el diente a nuestros bocatas, y darnos un espacio de ocio para pasarlo en grande con nuestros compañeros.

  Por supuesto, no faltaban quienes le daban al fútbol con ganas, muy posiblemente con la intención de llegar a convertirse en super estrellas del llamado deporte rey. Luego estaban los demas que, como un servidor, se dedicaban a intercambiar cromos de Oliver y Benji: Campeones y La Pandilla Basura con el clásico tengui-falti, sile-nole y similares, por no mencionar a los que jugaban a las canicas (recuerdo que en mi clase había verdaderos virtuosos), hacían bailar una peonza (otro juguete que contaba con verdaderos artistas entre sus prácticantes), o el clásico Yo-Yo. Y claro está, salir al patio también era el momento para dejarse llevar por los clásicos de toda la vida como el pilla-pilla, polis y cacos, o gozarla a lo grande en los columpios.

  Y es que cuando uno es niño, el asunto de divertirse es un tema muy serio.

  Entre los pequeños juguetes de fácil adquisicón más habituales de mi niñez, recuerdo con especial cariño varios que llegaron a ser muy conocidos. Entre algunos de ellos se encontraba la Mano Loca, cachivache elástico y pegajoso que por el irrisorio precio de 25 pesetas del momento, prometía horas de diversión y alegres travesuras, pero que a los pocos minutos se convertía en un cúmulo de polvo que debíamos limpiar con agua y Mistol con la esperanza de que recuperara sus facultades originales.

  Siguiendo en esta línea, no puedo dejar de hablar de los juegos de agua de la marca Geyper, ¿te acuerdas de ellos?, básicamente eran un receptáculo de plástico transparente lleno de agua con varios pivotes en el interior y lleno de pequeños aros coloridos, los cuales debíamos lograr que coincidieran en el los pivotes mediante un botón puesto en la base del juguete para que salieran varias burbujas que impulsaran los anillos. Lograr este objetivo estaba tan sujeto a la chiripa, que muchos terminaban desistiendo.

  Pero entonces llegaba junio, terminaba las clases, y bajo el sol veraniego las diversiones tomaban otra dimensión. En setiembre de 1990 apareció en nuestras vídas la célebre Game Boy, y al verano siguiente lo pasé en grande jugando al Tetris contra mi hermana y mis amigos al volver de la playa (ese cable link ahí), pero aparte de dedicarnos a picarnos mutuamente en este muchifamoso videojuego, no faltaban los clásicos juguetes própios de la estación.

  Dejando aparte los clásicos cubos y palas con que hacer flanes de arena a los que llamar castillos, los frisbees, y las gafas de natación con los que bucear en la playa o la piscina, hubo algunos que marcaron muy fuerte, como por ejemplo La Bola Loca de Comansi, cuya idea no podía ser más sencilla: una simple pelota de plástico que pillar al vuelo con la ayuda de dos mangos con ventosa y un pequeño agujerito que tapar con el pulgar en el momento justo para que se hiciera el vacío en el mango y que la pelota se quedara pegada al mismo antes de pasarla a nuestro compañero.

  Pero para juegos veraniegos, me encantaban los de mojarse, pues nada como combatir el calor entre risas. Siguiendo con juguetes popularizados por una casa comercial concreta, me parecía una auténtica maravilla la Bola Boum de Bizak, una reconversión del juego de La Bomba en que los jugadores hacían corro y se pasaban una pelota, de modo que al finalizar una cuenta atrás, quien tuviera el esférico entre las manos perdía, pero con la diferencia que este juguete hiba provisto con un globo de agua en su interior que dejaba en remojo a quien la sostuviera cuando el temporizador mecánico llegaba a su fin. Y es que los globos de agua daban mucho de sí, pues no había mayor promesa de pasar una divertida tarde estival que tomar una bolsa de dichos  globos, tener acceso a un grifo, y dedicarte a lanzarlos contra tus amigos mientros estos trataban de hacer lo mismo contigo.

  Aunque la verdadera estrella, eran las pistolas de agua. Y no me refiero a las nuevas versiones que son capaces de lanzar líquido a grandes distancias y con precisión (que también molan mucho), sino estas figuras de plástico que eran más bien pequeños pulverizadores con que empaparse unos a otros.

  Pero claro, entre toda esta actividad y los chapuzones (siempre dejando una hora de reposo tras las comidas antes de volver a ponerse en remojo), al final de la tarde terminaba entrando un hambre y un cansancio que no veas, al mismo tiempo que el Sol seguía apretando cosa mala.

  Era en estos momentos en que nada apetecía más que acercarse al quiosco o chiringuito más cercano para disfrutar de un buen helado.

  Y aquí viene cuando este post empieza a entrar en materia, oh buenas gentes lectoras. Del placer de degustar alegremente una de estas maravillas refrescantes de variados sabores con que combatir el calor. Por si no sabes cual elegir, permite que escriba sobre algunas de las marcas y productos más populares de los que llegamos a disfrutar en los ochenta y noventa

  ¡Que aproveche!

Helados La Menorquina

  Ya me perdonarás que barra tan descaradamente para casa nada más empezar, pero al ser nativo de la hermosa isla de Menorca, no puedo evitar hacer mención de esta mítica empresa heladera tan presente en mi infancia y gracias a la cual disfruté de su amplio repertorio de polos de hielo de varios sabores (que vicio el de limón oiga), así como otros productos como el Sandy Pop, American Bar, o ese ovni de plástico lleno de helado de vainilla y que luego podía usarse como improvisado disco volador en la playa. Eso por no hablar de los helados basados en franquicias como Batman o las Tortugas Ninja, que solo por ello ya llamaban la atención.

  Pero ninguno supera la original Creación 57. En opinión de este que te escribe, su versió ochentera fue el mejor helado del mundo sin discusión alguna.

«Creación 57». Mira que solo es una foto, pero se me hace la boca agua.

  Y como no puede ser de otro modo, hay toda una tradición artesanal tras esta marca comercial, que empezó sus andaduras cuando el joven pastelero alayorense Fernando Sintes, fundó la empresa en 1940. Posteriormente, y según la própia web de La Menorquina, fue gracias a un golpe de suerte que Sintes pudo hacerse con una pequeña instalación industrial con la que ampliar su negocio y dar una nueva vuelta de tuerca al negocio al adquirir un vehículo con remolque que le permitiría a sus repartidores dejar las bicis de reparto a un lado y llegar a poder llevar sus productos por toda la isla.

  Como podrás imaginar, la cosa no le fue nada mal y Sintes aprovechó el éxito para seguir con su formación pastelera en Barcelona y Madrid, gracias a lo cual perfeccionó sus propios productos y llegó a expandir su negocio de tal manera que terminó por adquirir la misma empresa chocolatera en la que empezó como aprendiz: La Tropical. Lo cual, añadido al avance de las industrias de restauración y el turismo durante los sesenta, causó que los helados de La Menorquina tuvieran cada vez mayor presencia en numerosos restaurantes de la isla, lo que impulsó el negocio de modo que la empresa terminó adquiriendo parte de Helados Marisa (Barcelona), y se fusiónó con Beatrice Foods. Poca broma con todo esto, pues el éxito y solvencia de la marca llegó a tal punto que cuando se incendió la fábrica original en 1978, en lugar de hundirse, se aprovechó esta circunstancia como oportunidad para crear una nueva planta productora y refrigeradora mucho más moderna, que además le sirvió para empezar la expansión de la marca en la península durante la década de los ochenta. De este modo, a finales de los noventa, y tras alcanzar la exportación a más de 20 países, el empresario Delfín Suarez de Las Palmas de Gran Canaria (entre isleños va esta historia) se hace con la totalidad de las acciones de La Menorquina en beneficio de su propia empresa heladera: Kalise, que paso a llamarse Grupo Kalise Menorquina desde aquel momento.

  En resumen (que aún quedan muchos helados por probar en este post). Apesar de varios altibajos financieros, y el golpe de la crisis que empezó en 2008, la empresa siguió manteniéndose a flote, siendo adquirida en 2017 por Farga Group y pasando a formar parte de Farrgi pocos años después (fuente Menorquina.com).

Helados Camy

  ¿Que te parecería un Maxibón? ¿o quizás prefieras una Camy-Seta (el helado con forma de champiñón)? Aunque también puedes decantarte por un Nifty, ese helado de vainilla y chocolate que pretendía parecerse a un simpático fantasma.

  O igual, lo que sentaría realmente bien en este momento, es el Colajet. El primero, el original.

  Para conocer el origen de esta empresa (que los más jovenes conocerán como Helados Nestlé), es necesario remontarnos hasta la primera mitad de los años sesenta, momento en que se fundaría la empresa Camay (que por lo que he podido averiguar se promocionaba con el sencillo slogan “Helados Camay, mejores no los hay”, un tipo de frase comercial que imagino se daba mucho en la España de aquellos tiempos).

  Pero ojo, no te lo pierdas, porque nos encontramos de lleno en una historia llena de fuertes competencias, y numerosas adquisiciones empresariales entre varias marcas que derivaría en un gigante del sector, así que voy a intentar resumirlo lo mejor posible y un tanto a grosso modo.

Para empezar, Camay duraría muy poco con este nombre, pues entre 1965 y 1966, la multinacional suiza Nestlé compró la empresa y la rebautizó con el nombre con que terminaría siendo tan conocida por los chavales de los ochenta y noventa: Camy.  

  Pero esto solo fue la punta del iceberg.

  Para seguir con la trayectoria de Camy-Nestlé, es necesario que te presente a otro componente de esta trama: Helados Miko. Pero cuidado, no te confundas, porque en realidad hay dos empresas heladeras con el mismo nombre. La primera de ellas es de origen francés y fue creada por el empresario español Luís Ortiz en 1945, mientras que la segunda (y que a efectos de este post es la que nos interesa) fue fundada por un grupo de empresarios vascos a mediados de los 70, los cuales pretendían hacer una réplica de la empresa gala, para lo cual usaron el mismo nombre y logo. Curiosamente, la Miko francesa no se lo tomó a mal, sino que incluso se convirtieron en accionistas de su homónima española. De este modo, terminaríamos conociendo helados tan populares como el Fantasmiko, el Mikolápiz, o el Pirulo.

Pocos años después, en 1977, Camy lanzó varios de sus productos más populares, como los Patapalos (nombre que le dieron a sus polos) y el ya mencionado Colajet. De este modo, esta historia entra de lleno en la década de los ochenta, momento en que Camy y Miko alcanzarían una gran popularidad.

  Sin embargo, en 1998, Nestlé decidió aunár las tres heladeras que poseía: la mencionada Camy, y dos más que adquirió previamente en 1995: la Miko española (quienes perdieron su relación comercial con la Miko francesa cuando esta se unió a Unilever), y Avidesa (fundada en 1965, siendo su nombre es un acrónimo de Avícolas y Derivados, que era a lo que se dedicaba esta marca en un principio), que se fusionó con Camy-Nestlé en 1997.

Esta decisión por parte de Nestlé de unificar estas tres marcas bajo su nombre tenía una función muy clara: formar una poderosa marca heladera que fuera fácilmente reconocida en todo el mundo: Helados Nestlé.

  Y lo logró. Gracias a esta unión, lograron una significativa reducción de costes en marketing (no es lo mismo anunciar tres nombres que uno), logrando una mayor rentabilidad de la empresa y posterior expansión a más de veinte países. Lástima que Nestlé no aprovechara más el nombre de Camy, pues en el pasado 2020 la mutlinacional suiza perdió la titularidad de este nombre por falta de uso.

  Pero esta, es otra historia.

Frigo

Llegó el momento para hablar del Frigo Pie, del Drácula, Super Almendrado, el Twistter, y el Calippo, así como de los tristemente desaparecidos Helado Super Mario, Frigurón, y Boomy (¡que vuelvan por favor!). Y es que Frigo nos trajo algunos de los helados más populares y conocidos de los ochenta y noventa. Como el Mágnum, que llegó por primera vez en 1991 junto al Doctor Strabik. Eso solo por citar algunos, pues la lista de conocidos productos que nos ha traído esta marca es sumamente larga.

«Doctor Strabik». No solo era un helado, sino también dos bolas de chicle, y el cuerpo para hacerte un tirachinas.

  Por suerte, su historia no es tan compleja como las otras dos compañías que hemos visto anteriormente, aunque igualmente está plagada de altibajos, adquisiciones, y algún que otro cambio en su nombre.

  Para empezar, decirte que esta mítica marca nació en 1927 bajo el nombre de Industrias Frigoríficas de Alimentación en el barrio barcelonés de Poble Nou, siendo fundada por dos hermanos procedentes de Cuba e instalados en la capital catalana: Juan y José Rimblas. Siendo los más veteranos de este post, su empresa fue la primera en España que creó helados utilizando metodos industriales.

  Tanto es así que se hicieron trajer varias máquinas especializadas en estos menesteres, directamente de Estados Unidos (lo cual es muy meritorio para la época), lo que les permitió agilizar el proceso de fabricación hasta el punto que, solo en su primer año, lograron elaborar  vender la friolera de un millón de litros de helado.

  Así, Industrias Frigoríficas logró un gran éxito de ventas  y no tardaron mucho en dejar a un lado la fabricación de otros alimentos precocinados y yogures para dedicarse enteramente a la heladería, adoptando el nombre de Productos Frigo y expandiéndose a todo el país, incorporando nuevos productos como la tarta helada al whisky, que se empezó a comercializar en 1954.

  Poco mas hay que contar sobre esta empresa, la cual tuvo sus altibajos como todos, claro está, pero en general se dedicó a crecer y expandirse. Finalmente, en 1973,  la multinacional britanico-neerlandesa Unilever se convirtió en la máxima accionista de Frigo.

  Otro punto clave en su historia, fue sin duda cuando en 1976, el departamento de ingenieros encontró el modo de crear moldes tridimensionales para polos gracias a una empresa italiana pionera en este campo, por lo que enseguida empezaron a sugerir ingeniosos diseños para nuevos helados, y se sugirió crear un helado con forma de dedo bajo la premisa de que al público le parecería divertido comerse un postre con este diseño, y así fue como nació una de las estrellas de la marca: el popular Frigo Dedo. Pero es que además, el mismo equipo fue más allá y trató de experimentar con nuevos formatos, como fusionar el helado de hielo y de crema en un solo producto (lo cual llevó a la frabricación del mítico Drácula), o crear un solo helado industrializado con tres sabores distintos enrollados unos sobre otros (lo que conocimos como Twister).

Carta Frigo de 1985. ¿Alguien me presta 35 pelas para un Frigurón? A la próxima te invito yo.

  Finalmente, en 1998 la empresa entró a formar parte del conglomerado empresarial de Heartbrand (que también es propiedad de Unilever), cuyo logotipo es el emblema del corazón con que hoy conocemos la marca Frigo. O al menos este es el nombre que sigue teniendo en España. Y es que Heartbrand/Unilver cuentan con una estrategia empresarial de lo mas curiosa: adquirir empresas heladeras de distintos países a las que permiten conservar su nombre original, con la intención de que el cliente las siga relacionando con algo conocido y sigan fieles a la marca, al mismo tiempo que unifican todas estas marcas bajo su logotipo del corazón para ser reconocibles en todo el mundo.

De este modo, encontramos que a nivel internacional, encontramos otras denominaciones para esta marca, como Wall’s para Asia y Reino Unido, del mismo modo que en gran parte de Europa es conocida como Algida, entre otros nombres con que se le conoce en diversos países.

Frigo alrededor del mundo.

  Y hasta aquí llega este post. Espero que te gustara y ya sabes que siempre eres más que bienvenido a dejar tu opinión y experiencias al respecto en la caja de comentarios.

Si estás a punto de empezar vacaciones, espero que lo diviertas y goces de un merecido descanso. En cambio, si como este que te escribe, ya has vuelto a tus quehaceres habituales… pues que te sea leve y ánimo. Sea como sea, espero que disfrutes a lo grande del verano.

   Y como Recomendación de la semana, hoy te traigo algo realmente especial, pues recientemente me ha llegado la noticia de que cierto miembro del imprescindible podcast La Hora de los Marcianitos, el señor Empepinao86, ha iniciado su aventura en el mundo blogger y se estrena con su propia web dedicada al mundo de los videojuegos. Pero ojo, que no es una bitácora como cualquiera otra, pues entre el desparpajo y la proximidad de sus escritos me he encontrado con artículos muy bien elaborados que me han dejado con la boca abierta, tanto por la pasión que muestra al medio como por su conocimiento del mismo. De verdad que se nota un muy buen trabajo y su modo de redactar es sobresaliente. Para que lo compruebes por ti mismo, te dejo un link directo al mismo. Créeme que vale la pena pasarte y echarle un vistazo.

 De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡Gracias por estar ahí!

Si te gusta mi trabajo, hay muchas formas en las que puedes colaborar con el blog. Mi favorita es que compartas tus impresiones sobre este viaje, así como tus sugerencias para la bitácora o tus vivencias personales sobre el universo que acabamos de visitar, en la caja de comentarios que hay más abajo. Por otro lado, te agradecería enormemente que le dieras a “Me gusta” si ha sido así, te suscribas para estar al corriente de nuevos viajes dimensionales y novedades, además de que compartas este post. Y si quieres, puedes apoyar al blog a través de la aplicación Ko-Fi que encontrarás en los widgets del lateral derecho o haciendo click aquí. Todo lo aportado servirá para sufragar los costes del blog, invertir en mejoras, novedades, y nuevos proyectos en los que estoy trabajando.

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  Y ya me despido de ti hasta el próximo domingo 1 de agosto. No sin antes recordarte que mi libro LOS OTROS TÚ: Relatos de ciencia-ficción y terror en otros universos, está disponible en formato digital y físico. Para hacerte con él y empezar tu viaje, puedes hacer click aquí.

 Espero que te guste.

 Hasta entonces, te deseo feliz semana. Cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.

Carta de frigo de 1994 con el helado de Super Mario. Lo prometido es deuda, deja que te invite, anda. ¿Qué te apetece?, yo me pillo un Boomy seguro. ¡Hasta el próximo domingo y feliz semana!

Comments

  1. Madre mía amigo que post tan veraniego y maravilloso que te has marcado. Mentiría si dijera que no me harté a comer helados de los que aparecen en esos carteles. De cuando el verano era eterno y tu única preocupación era estar todo el santo día en la calle inventando maldades ;_) cómo echo de menos esos veranos.

    Como digo yo siempre, con lo de ser adultos «emosido engañados» lo que daría por volver a cualquiera de los veranos de mi infancia XD

    Centrándonos ya en los helados, decir que de ahí uno de mis favoritos era el Magnum blanco. Tengo alguna foto con 2 añitos en Portugal, que da fe de lo que estoy diciendo XD pero bueno, fuera el Magnum que fuera, no le hacía ascos a ninguno.

    También era muy fan del Negrito, mi madre siempre los compraba por que era uno de sus preferidos. Pero si hay una pérdida que a día de hoy aún me duele, es la del Boomy. Dios, cómo me gustaba ese polo 😀 sigo llorando por él cada verano 🙁

    Tremendo el post, qué de buenos recuerdos 🙂

    1. ¡Hola Suso :D, encantado de saludarte y se más que bienvenido!
      Por cierto, me estuve viendo algún que otro post a tu genial blog «https://www.dnstuffblog.com/» y la verdad que me encantó. Espero poder tener la oportunidad de pasarme pronto.
      Dios mío, benditos veranos los que describes. Anda que no lo pasamos bien, disfrutando a lo grande entre helados y travesuras. Coincido totalmente con esto de que «emosido engañados» con la cosa esa de crecer XDXD, pero oye, que no es lo mismo pero ser adulto que sigue disfrutando de tantas cosas que nos hacían felices de pequeños, pues tampoco está tan mal :). Sea como sea, tenemos la suerte de haber vivido todos estos grandes momentos.
      Coincido totalmente contigo en cuanto a los Magnum (aunque personalmente prefiero el de doble chocolate *^_^*), el Negrito, y los Boomy. Sobre todo el Boomy. El porqué dejarían de fabricar esta maravilla helada, tan refrescante y de sabor afrutado tan acertado, es todo un misterio digno de ser estudiado por el propio Íker Jimenez, pues seguro que se vendía como churros y daba no pocos beneficios (aparte que era todo un vicio, oiga).
      Un placer el que compartieras conmigo tan bellos recuerdos (¡ya sabes que me encantan tus historias :D!) y gracias de verdad por pasarte.
      Un abrazo bien grande 😀

  2. Mezclar gastronomía y recuerdos de la infancia…¡Solo tú podías hacerlo!
    Menudo chute de nostalgia el leer tu post y recordar que buenos veranos nos hemos pegado con la mayoría de juguetes de los que hablas, sobre todo con la Bola Loca y multitud de pistolas de agua de todo tipo de tamaños, formas y colores (aunque las de ahora parecen profesionales y todo).
    Y ya con lo de los helados lo has bordado. Mira que hemos probado casi todos los de las marcas que describes, destacando los de Frigo y Camy que siempre fueron los más ricos (a nuestro gusto) sin desmerecer a las otras marcas, que un helado fresquito siempre está bueno.
    Nuestros favoritos fueron el mítico Dracula, el Boomy y el Popeye de limón además del Maxibón que menudo vicio cogimos con ese helado.
    Fíjate que incluso llegamos a tener una teoría que los helados de la parte superior del cartél eran para viejos y mayores y los de la parte de abajo para la chavalería, pero se nos vino abajo cuando vimos a uno de nuestros abuelos pedirse un ¡Frigo Pie! 🤣🤣🤣
    Lo dicho, es leer cada una de tus entradas y desbloqueamos cientos de recuerdos.
    Sigue así, crack!!!!
    Nos leemos en el siguiente post!!!
    Un abrazote.

    1. ¡Hola Presstartcook :D, encantado de saludarte y se más que bienvenido!
      Bueno… si, hice un post sobre gastronomía y recuerdos de la infancia *^_^*. Pero el Máster Chef absoluto, el amo en mezclar gastronomía y videojuegos, el Pro absoluto a los mandos y las sartenes, eres tu amigo. Que menudo pedazo de post te marcaste con el Arroz Sakuna de «Sakuna: Of Rice and Ruin»… lectura divina sobre el videojuego de una divinidad, y manjar celestial el que nos presentas, oiga.
      Me alegro que te gustara, y desde luego que gracias a todos estos juguetes pasamos momentos de lo más divertido. En cuanto a las pistolas de agua… ¡madre mía lo que se quedó en el tintero con este tema!. Documentándome por ahí, he encontrado fotografías con primeros modelos que básicamente eran una pera de agua a un conducto de metal, pero es que las versiones más modernas de estas «armas» acuáticas (concretamente los modelos Super Soaker) partieron de un diseño creado por un ingeniero de la NASA (Lonnie Johnson)… ¡alucinante! O_O.
      Y en cuanto a los helados, admito que me lo he pasado en grande (aunque me entraron unas ganas tremendas de comer alguno), pero de verdad que me encantaría poder hacerte llegar el sabor del «Creación 57» original de La Menorquina… ¡auténtica maravilla!, que bueno estaba. Y seguro que le sacarías punta de alguna genial manera gracias a esta creatividad que tienes.
      Dicho esto, es que no mencionas ni uno que esté malo. Tanto el Drácula, como el Popeye (también coincido en que el mejor para el verano era el de limón), como el Maxibón están buenísimos, pero es que el Boomy jugaba en otra liga. ¡Que acertado tenía el sabor, oye!, y que lástima que dejaran de fabricarlo.
      Oye, pues me encanta tu teoría sobre los carteles de helado. Y oye, algo de razón tienes. Casi siempre estaban los cucuruchos y sabores más «adultos» en la parte superior, mientras que los más provistos de colorines o que contuvieran juguetes, estaban de la mitad para abajo. Y grande tu abuelo que sabía lo que era disfrutar de un Frigo Pie 😀
      La verdad es que el tema da para mucho de sí. Al fin y al cabo, ¿a quien no le gusta un buen helado? ^_^
      Sin duda nos leemos a la próxima, que tu si eres un crack y me parece una pasada como te curras las entradas en tu blog.
      Un abrazo bien grande 😀

Tus comentarios son más que bienvenidos.