MEGACOLABORACIÓN: Historias del Arcade.

En abril del año 1973 llegaría a los cines norteamericanos una película de ciencia ficción destinada a hacer historia: Soylent Green, que en España conocimos como Cuando el destino nos alcance.

  Basada en el libro Make room! Make room! del escritor Harry Harrison y dirigida por Richard Fleischer (Conan el destructor, Viaje Alucinante, 20.000 leguas de viaje submarino), esta película traía un cartel de lujo: Charlton Heston (El planeta de los simios de 1968, el Hombre omega, Los 10 mandamientos), Edward G. Robinson (Ilegal, Little Caesar, Night has a thousand eyes), y Leigh Taylor-Young (The Big Bounce, Bliss, Jagged Edge).

Considerada una película atrevida por el modo tan directo en que refleja una serie de temas muy espinosos hacía los que pretendía ser un toque de advertencia para el espectador, esta producción es famosa por su impactante final, que pilló por sorpresa a su audiencia. Tanto es así, que sirvió de referente para otras muchas historias del género, además de ser referenciada en varias producciones posteriores (incluida la serie de animación Futurama).

  Pero a efectos de este post, esta producción tiene un valor añadido por ser la primera película que mostró un videojuego en pantalla. Y no se trataba de un videojuego cualquiera, sino de la primera máquina recreativa comercial de la historia (que también aparece brevemente en la película Tiburón).

Computer Space en Soylent Green.
Computer Space en un fotograma de la película «Tiburón»

   Apreciadas buenas gentes lectoras, me estoy refiriendo a Computer Space. Un artefacto diseñado por dos jóvenes llamados Ted Dabney y Nolan Bushnell, quienes se las ingeniaron para que su invento fuera instalado en un bar situado cerca de la universidad de Stanford: el Dutch Goose, dónde se convirtió en un gran éxito entre los estudiantes. Sin embargo, cuando Nutting Associates decidió comercializarla, Computer Space se convirtió en un solemne fracaso. ¿La razón? jugarlo era demasiado complicado para el gran público, pues su primer diseño contaba con cuatro botones para realizar todos los movimientos y acciones (el modelo con joystick vino después). Aún así, los protagonistas de esta historia tuvieron su momento de gloria (durante un tiempo al menos) y escribieron sus nombres en la historia del videojuego cuando poco después fundaron Atari.

  Y no solo eso, sino que habían sembrado una pequeña gran semilla en la industria del entretenimiento electrónico al crear la primera máquina arcade. Aparato que con el tiempo tuvo su evolución y gracias al cual pudimos disfrutar de grandes títulos como el Space Invaders, Galaga, o Pacman, solo por nombrar algunos.Eso además de ser la base alrededor de la cual surgieron unos lugares únicos, llenos de luces, sonidos, y experiencias que marcaron las infancias de varias generaciones: los salones recreativos.

El inicio de algo grande.

 En el post de hoy quería rendir un homenaje a estos lugares y a estas máquinas tan especiales. Pero claro, llevar a cabo este propósito es demasiado para mi solo. Por suerte, he tenido la suerte de contar con una ayuda vital y de lujo.

  Prepárate para conocer las primeras experiencias en máquinas arcade y recreativas de grandes podcasters, youtubers, usuarios de twitch, y bloggers, contadas por ellos mismos. Un viaje a nuestras infancias a través de sus recuerdos y vivencias.

  Por supuesto, pondré un link a sus más que recomendables trabajos para que puedas conocerlos (si es que no los conoces ya).

    Ahora salgo salgo provisionalmente del post para permitir que estas narraciones que estás a punto de leer tomen forma. De modo que a ti, oh buena persona lectora que vives al otro lado de este portal universal en forma de pantalla, ya solo me queda desearte buen viaje y feliz aventura.

  Te dejo en buenas manos.

  Ready? Go!!

EMPEPINAO 86. PODCAST “LA HORA DE LOS MARCIANITOS”

www.ivoox.com/podcast-podcast-hora-marcianitos_sq_f1928478_1.html

En mi pueblo había 2 salas de recreativos, yo iba a la que estaba a dos calles de mi casa, el lugar conocido como “las máquinas de Paco”. Siempre había adolescentes macarras arreglando vespinos y fumando en la puerta. Como yo iba a un colegio de monjas, me obligaban a ir a misa los domingos, y mi madre me daba unos 20 duros para comprarme chuches a la salida. Pero ¿qué clase de niño en la primera mitad de los 90 preferiría comprar chucherías que pasar media mañana jugando a lo último en videojuegos?

Así que al salir de misa, siempre me iba con mi primo mayor a ese maravilloso lugar, que tenía billar, futbolines, y por supuesto recreativas. Tenía una máquina enorme, que incluso permitía sentarse a dos jugadores, con el Breakers de Gaelco, que lucía espectacular, pero creo que lo jugué solo una vez porque me parecía muy difícil, pero la verdad es que es un juegazo. También tenían el Three Wonders, el Metal Slug, el Neo Turf Masters y varios más, pero mi favorito sin duda era el Cadillacs and Dinosaurs.

La mayor parte de las veces jugábamos a ese maravilloso beat`em up porque, además de que nos encantaba, pensábamos que era factible acabárselo con 100 pesetas, y lo cierto es que nunca lo conseguimos, pero nos quedamos muy cerca varias veces. Recuerdo con cariño que siempre había disputa por ver quién escogía a Mustapha, que todos decíamos que era el mejor personaje.

También solíamos darle un tiento al Metal Slug, pero no solíamos durar mucho, igual que el Midnight Wanderers, que nos parecía increíble pero su dificultad era demasiada. Siempre nos cundían más las monedas de 5 duros con el Cadillacs and Dinosaurs.

Cuando se nos acababa el dinero, ¡la diversión no acababa! Nos íbamos a mi casa a jugar a la NES hasta la hora de comer. Qué tiempos aquellos…

Lo cierto es que me siento muy afortunado por haber nacido en esa mítica década de los 80 y haber podido disfrutar de todas estas cosas, las salas de recreativas tenían una magia especial. No por nada a día de hoy, 30 años después, las seguimos echando de menos…

Yo por mi parte, siempre que me encuentre una máquina arcade, seguiré echando los 5 duros que conservo en mi cartera para echar una última partida a “los marcianitos”.

JAVO411. TWITCH “LA HORA DE LOS MARCIANITOS”

www.twitch.tv/horadelosmarcianitos

Buenas tarde Tallopis, como comentáste lo de participar en tu blog con algunas anécdota o recuerdo sobre los recreativos te dejo un breve relato de como eran lo que había por mi pueblo.

Lo primero es darte las gracias por permitirnos “colarnos” en tu rinconcito de internet.

Recuerdo aquella época con grandes momentos, en mi pueblo solamente teníamos 2 salones recreativos uno de ellos llamado “Comecocos”, recuerdo que este era mi favorito ya que aunque  era bastante pequeño, no creo que superara los 40 m², tenia gran variedad de recreativas entre ellas dos de mis favoritas. El Cadillacs and Dinosaurs y el World Rally Championship, este último traía un volante y un acelerador, curiosamente conducías de pie en vez del típico asiento.

Ya que estos salones recreativos se encontraban lejos de mi casa, no era tan fácil para un chavalito ir por allí, normalmente iba con varios amigos cuando conseguíamos unos 20 duros cada uno, nuestra salida más cercana eran las máquinas recreativas que habían en los bares cercanos, simplemente me gustaría recordar la del Street Fighter 2 que habían en el bar de la esquina donde si eras lo bastante bueno, con 5 duros (una partida) podías echar una buena tarde siendo el rey de la pista. Allí fue donde aprendí tantos trucos y tuve mi momento de gloria manejando a Guile. Aunque no estoy orgulloso de ello, fue mi escape para saltarme las clases particulares de mecanografía a la que mis padres me habían obligado a asistir. Quien me diría en ese momento que esas clases me servirían a día de hoy.

LUPUSY. CANAL DE YOUTUBE “LUPUSY YERAY”

www.youtube.com/channel/UCvDSY5M2mHdrnCeQH60kqwQ

Una mazmorra llena de extraños seres, malolientes y de ojos saltones. Gritos estridentes saliendo de los pequeños rincones. Un estudios de las artes arcanas y su compañero el fornido matón armado hasta los dientes ven al fondo el mayor tesoro jamás conocido protegido por un furioso Dragón de escamas rojas. Habían llegado a la…¿Mazmorra? No. Estaban en los Recreativos Las Vegas y Lupusy y su amigo luchaban a muerte por el D&D Shadow over Mystara!!!

THE UDAMASTER. CANAL DE YOUTUBE “THE UDAMASTER”

www.youtube.com/user/TheUdamaster

Mi primera experiencia frente a una recreativa fue en septiembre de 1987 en el barrio de Deusto en Bilbao. Viajé con la familia por motivo de boda y en aquel entonces aún me faltaban un par de meses para cumplir los 7 años. La primera vez que vi una recreativa fue en un local que vendía chucherías. Era Super Mario Bros en un mueble Video Sonic. Debido a mi escasa altura y fuerza, mi primera experiencia fue un tanto traumática. Venía de jugar solamente en MSX y cuando vi aquel mueble recuerdo que la palanca quedaba a la altura de mi barbilla aproximadamente. Metí una moneda de 25ptas “de Franco” y mi decepción fue mayúscula puesto que apenas podía mover el joystick de lo duro que estaba. Creo que fue la partida más corta de mi vida puesto que tenía que emplear ambas manos para mover la palanca y eso me imposibilitaba el poder saltar. El primer Goomba acabó conmigo inmisericordemente. Al día siguiente, en la boda de mi tía fuimos a comer a un restaurante en el monte Artxanda y ahí encontré mi segunda recreativa: Out Run. Un mueble en el que jugaba sentado con un volante de verdad, unos pedales de verdad y una palanca de marchas de verdad. ¡Era como conducir el Supermirafiori de mi padre! Apenas llegaba a los pedales y si lo hacía me tenía que  tumbar un poco por lo que el volante me quedaba a la altura del pecho y aun así aluciné. Corría a toda castaña en un Ferrari Testarossa, el coche del momento, con una rubia que no paraba de echarme la bronca por estrellarme. Fue un momento mágico… y breve. No recuerdo haber cruzado 2 checkpoints en toda la tarde y eso que no paraba de regresar a la mesa de mis padres pidiendo a mi madre “una moneda de 25 o de 50 pesetas”. No sé cuánto pudo invertir mi madre en que su hijo le dejase en paz un rato pero barato no le salió.

Unos años después, en 1990, descubrí mi primer salón recreativo como tal. Estaba en la Calle Castilla de La Antilla, Huelva, donde veraneaba. Podría decir que en ese local se concentraban todos los tópicos que podamos enumerar de un salón recreativo de su época: el propietario con su riñonera dando cambio para jugar, unos futbolines en medio de la sala con mayores gritando, diciendo palabrotas, fumando y haciendo mucho ruido al golpear la bola. Había que hacer cola en las máquinas “más modernas” y también podías ver un cúmulo de cabezas y cuerpos arremolinados en torno a una pantalla porque había algún “viciado” que se estaba llegando más lejos de lo habitual en un juego y todo el mundo quería saber cómo era ese nivel o se fijaba en las estrategias del jugador para poder estirar un poco más el tiempo de juego que podías exprimir a esos 5 duros. Si cierro los ojos aún recuerdo los sonidos de cuando metías un crédito a Double Dragon, el sonido del tren y los disparos del Iron Horse o los gritos de Kung Fu Master mientras respiramos el olor a tabaco rubio de los “chulitos” del barrio, mezclado con el olor a playa y salitre del entorno.

PALLADIA. IVOOX “ARQUEOLOGÍA NINTENDO”

www.ivoox.com/podcast-podcast-arqueologia-nintendo_sq_f1942285_1.html

Pues para mi, las máquinas recreativas y los salones recreativos han sido una constante a lo largo de mi vida. De hecho, soy incapaz de recordar cuando fue la primera vez que fui a un salón recreativo y cual fue la primera recreativa a la que jugué porque realmente son auténticas constantes desde que tengo uso de razón.

Recuerdo con muchísimo cariño ir con mis padres al centro comercial que abrieron cerca de Portugalete, donde yo vivo, cuando tenía unos diez u once años más o menos, y recuerdo que mis aitas me llevaban al salón recreativo de este centro comercial mientras ellos iban a hacer la compra. Me dejaban 100 o 200 pesetas, y yo me podía tirar igual dos o tres horas en el salón recreativo simplemente viendo jugar a la gente, y conservando este presupuesto como si fuera oro en paño. Cuando quisiera o me apeteciera ya me gastaba este dinero para jugar a alguna de las recreativas que hubiera. Recuerdo un montón de ellas, pero si que recuerdo, en este momento, en esta época, y siendo tan joven, me impresionó mucho el Mortal Kombat. Recuerdo que había una horda de niños siempre detrás de la máquina del Mortal Kombat viendo a la gente jugar para ver los “fatalitys”, como todos nos sorprendíamos.

Era una maravilla porque en las recreativas siempre encontrabas la misma fauna: los míticos grupos de chavales adolescentes así más malotes, los niños como yo en aquel momento que simplemente íbamos a mirar y de vez en cuando jugábamos una partida, y luego la gente así más mayor, parejas, que echaba una o dos partidas y se iban.

Siempre he jugado máquinas recreativas, siempre jugaré, tengo una en casa de echo, y para terminar, si tuviera que destacar una en concreto, que me hubiera enamorado y que actualmente sigo jugando a ella, es el Tumblepop.

NIVEL 40.  BLOG “NIVEL40”

nivel40.com/

Hola TaLlopis.

Muchas gracias por permitirme hablar sobre lo que para mí es una de las partes más importantes de mi infancia, o por lo menos de las que recuerdo con más cariño. Supongo que para mucha gente los salones recreativos solo eran un lugar donde pasar la tarde, pero personalmente creo que en cierto modo forjaron lo que hoy en día soy.

Yo soy de un pueblo bastante pequeño, no mas de 4000 habitantes y solo teníamos dos salones recreativos, eso sí a no más de 100 metros de distancia entre ellos.

Por una parte, estaban los recreativos Zass, que eran como los recreativos “pijitos” del pueblo, donde iban todos los niños de papa del pueblo.

Todos mirándote por encima del hombro, con sus vespinos, sus pantalones Levi´s y las camisetas Privata.

Entrar en esos recreativos prácticamente era una utopía para los que éramos un poco mas humildes, por decirlo de algún modo. Pasábamos por la puerta y solo podíamos mirar a ver que había dentro, y soñar con poder entrar para poder jugar con sus máquinas arcades tan relucientes, sus mesas de billar sin un solo roto en el tapiz y solo con la posibilidad de poder hablar con alguna de las chicas que se movían por allí mientras sonaban los Hombres G o Duran Duran.

Si es cierto que no teníamos vetada la entrada, para nosotros era como algo inalcanzable.

Por otro lado, estaba el nuestro, los recreativos de Ximo, que realmente a día de hoy no se si ese era su nombre verdadero, porque todos lo conocíamos por el nombre de e l “jefe”.

En esos recres se movía lo “peor” del pueblo. Esa gente con botas de bola de acero, chaquetas bomber y camisetas de los Sex Pistols. Un lugar que donde las maquinas funcionaban casi de milagro y donde no podías dar un paso sin que se te pegaran las suelas de las zapatillas al suelo.

Nosotros pasábamos las tardes de los fines de semana en ese lugar, jugando en futbolines al que le faltaban algún jugador o a pinballs con riffs de ACDC, soñando con ir algún día a los Zass.

Cuando por fin llega el día que consigues entrar al lugar que tanto tiempo llevabas soñando y consigues jugar una partida al Tumblepop en una maquina sin restos de ceniza, es cuando te das cuenta de lo que realmente significa ese lugar. Un Lugar donde se juzga y se mira por encima del hombro a los que no son de tu circulo, y es ahí cuando te das cuenta que no es tu lugar. Tu lugar es donde no se juzga, no se discrimina ni por tu status, tus gustos o tu forma de vestir y donde, aunque con algún que otro jugador menos en los futbolines y más de un siete en el tapiz de los billares, se han creado posiblemente los recuerdos más felices de mi infancia.

Repito, muchísimas gracias por dejarme dar mi experiencia de los salones recreativos, es un autentico placer poder participar en tu fantástico blog.

PRESSTARTCOOK. BLOG “PRESSTARTCOOK”

presstartcook.wordpress.com/

  ¡Y que gran honor poder volver a escribir unas líneas en esta grandísima bitácora de nuestro amigo y vecino T.A. Llopis! Para nosotros es un placer poder colaborar dejando nuestras experiencias en esos salones y/o bares que tan buenos recuerdos nos dejaron hace ya millon…ejem…hace solo unos días. Y como este blog trata de eso, de evocar nostalgia y compartir batallitas y experiencias agradables vamos a dejaros con algunas de las que mejor recuerdo tenemos.

En nuestra localidad natal (perdida por esas bonitas tierras de Extremadura) llegamos a tener dos salones recreativos a la vez. Uno de ellos, lo teníamos vetado por todo lo que se «cocinaba´´ por allí, por ello huelga decir que nuestros padres nos tenían más que prohibido visitarlo. Al ser nosotros unos pequeños rebeldes (con causa, eso siempre) decidimos con algunos amigos cruzar esa línea, visitar aquel salón y ver el panorama, con tal buena suerte que a las horas que decidimos visitarlo pudimos probar todas las máquinas sin tener ningún percance…momentáneamente…pues como pasa en todos los pueblos por unas causas u otras nuestros padres acabaron enterándose de nuestra valiente hazaña provocando el conveniente castigo pertinente.

Como ya te comentamos en algunos de los comentarios de tus posts, otro de los recuerdos que tenemos y que más nos agrada en relación a los recreativos fue durante unas vacaciones familiares a una zona de playa del sur del país. Al tener unas cuantas monedas de 5 duros y el beneplácito parental, nos adentramos en un salón recreativo de aquella zona, con la grandísima suerte de encontrarnos con la máquina arcade de Los Simpsons ¡Para cuatro jugadores! Ver, una máquina así nos dejó ojipláticos e hizo que, además de pulirnos un montón de monedas, fuésemos la envidia del grupo de amigos a la vuelta de las vacaciones. También, tenemos que decir que aquel salón tenía dos plantas llenas de arcades, pinballs y futbolines por lo que nuestras vacaciones fueron muy tops y la playa pues la pisamos bastante poco, que al fin y al cabo la arena es muy molesta.

Ya con el paso de los años, podemos decir que fuimos unos de los pioneros del Crowdfunding (recreativamente hablando), pues uno de nuestros amigos se emperró en pasarse el Metal Slug, avanzando y dejándose los cuartos de su paga y de las muchos más, pues hasta entonces nadie había podido llegar muy lejos en la máquina. Nosotros, como buenos amigos, decidimos ayudarle con alguna monedilla y al hacer esto muchísima más gente decidió hacer lo mismo, empezando a entregarnos a nosotros monedas para que fuésemos metiéndolas en la máquina y evitar su distracción en tal ardua tarea. El resultado final y tras 500 pesetazas recaudadas y gastadas, finalizó el juego, recibió muchas alabanzas y dejó su huella en el ranking del juego.

Pero una de las anécdotas a la que más cariño tenemos la tuvimos en un bar que estaba cerca de nuestro domicilio y que estaba regentado por unos amigos de la familia. Por ello y durante muchos fines de semana pudimos disfrutar de ese gran juegazo que es ``Cadillac&Dinosaurs´´, sin dejarnos ni una moneda, pues siempre que íbamos nos dejaban la máquina abierta con un sinfín de créditos para jugar todo lo que quisiésemos. Esto conllevó a pasarnos el juego miles de veces, a la par de disfrutar de un buen refresco y de guiar a muchísima gente durante sus partidas dando consejos, que no siempre íbamos a acaparar la máquina y siempre mola jugar a dobles a este tipo de juegos.

Podemos dejar alguna anécdota más, pero eso ya sería abusar de acumular más párrafos dentro de tu grandísima bitácora, amigo T.A. Llopis. Para ello, vamos a dejar que muchos más compañeros nos relaten sus hazañas en estos locales que tan buenos ratos nos dejaron a todos y que por supuesto, nos dieron a conocer multitud de grandes juegos.

Lo dicho, muchísimas gracias por dejarnos participar y colaborar nuevamente. Un abrazote y nos seguimos leyendo.

PROOF ITACHI. CANAL DE YOUTUBE “PROOF ITACHI”

www.youtube.com/channel/UCZAinNKGrV82abKH0R-Rxyw

¡Muy buenas, amigo mío y lectores del maravilloso blog de Tallopis!

Aquí vengo a relataros un poco cómo fue mi corta experiencia con las salas recreativas, o ARCADES como las llamamos ahora, entre mediados de la década de los 90 y la primera mitad de los 2000.
 Calculo que tendría unos 10 años más o menos, y por aquellos entonces solo recuerdo echar algunas partidas rápidas con mis hermanos a Street Fighter 2, a Sunset Riders o a Snow Bros.; cuando iba con mis padres al bareto de turno.
 Pero entonces hubo un acontecimiento en mi ciudad que lo cambiaría todo: la apertura de un SEGA PARK.

Fachada del SEGA PARK de Jerez.

Así es, mi Jerez de la Frontera natal fue una de las privilegiadas en contar con su propia sala de recreativas de SEGA afincada en un CARREFOUR.

Como ya te puedes imaginar, poco tardamos en acudir en tropel a este paraíso del videojuego todos los niños de las cercanías. Y es que aquello era un sueño hecho realidad.

Contaba con las mejores recreativas de SEGA hasta la fecha, por ejemplo:

Había muchas de conducción como la de Crazy Taxi, la de SEGA Rally en la que podías competir contra otro jugador, ¡cada uno en su coche, ojo!, y también la de motos llamada Manx TT Superbike en la que era una auténtica gozada tumbar en las curvas. Y no puedo olvidarme de la de Star Wars Racers en la que podíamos conducir un pod como el de Anakin Skywalker.
 Quién pudiera volver a echarse unas carreras en todas ellas…

 

Bueno, aquí estoy de nuevo.

 Como has podido comprobar a través de estas historias, las maquinas arcade y los salones recreativos sirvieron para que muchos de nosotros descubriéramos por primera vez un videojuego, llegando a vivir grandes experiencias en nuestra infancia. Pero no solo para estos grandes a los que tanto agradezco que participaran en este post (¡¡GRACIAS DE CORAZÓN A TODOS Y UN HONOR RECIBIROS EN EL BLOG!!), sino que casi con toda seguridad, también ha sido así para ti que nos estás leyendo. Y es que a los mandos de estas aventuras electrónicas, compartimos grandes momentos con amigos y familiares que por unos momentos se convertirían en nuestros compañeros de armas o nuestros más fieros rivales, aprendimos el inmenso valor de una moneda de cinco duros, y se desarrolló nuestra imaginación más allá de lo que creíamos posible. De este modo, empuñamos espadas, pilotamos vehículos espaciales, conducimos vehículos increíbles, luchamos por la justicia, fuimos ninjas, pistoleros, señores bigotudos que saltaban barriles, y vivimos experiencias que nos marcarían para siempre en estos lugares, templos extintos que en su momento vibraban de actividad y emociones, a las que llamamos “salones recreativos”.

  En definitiva, la historia de los arcade es también nuestra historia. Espero que este post sirva para que revivas tus propios recuerdos felices al respecto, y para poner un pequeño granito de arena a perpetuar su memoria.

  Gracias por jugar, y por leer.

  Y hasta aquí llega este post.

  De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡Gracias por estar ahí!

  De hecho, si te gusta mi trabajo, hay muchas formas en las que puedes colaborar con el blog. Mi favorita es que compartas tus impresiones sobre este viaje, así como tus sugerencias, o vivencias personales sobre el universo que acabamos de visitar, en al caja de comentarios que hay más abajo. Por otro lado, te agradecería enormemente que le dieras a “Me gusta” si ha sido así, te suscribas al blog para estar al corriente de nuevos viajes dimensionales y novedades, además de que compartas este post. Y solo si tu quieres, puedes apoyar al blog a través de la aplicación Ko-Fi que encontrarás en los widgets del blog o haciendo click aquí. Todo lo aportado servirá para sufragar los costes del blog, invertir en mejoras, novedades, y nuevos proyectos en los que estoy trabajando.

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  Sin más que añadir, volvemos a vernos el día 23 de mayo. Hasta entonces, cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.

La de monedas de cinco duros que se me fueron con este juego.

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