Cine/Retro: Desafío Total

Definitivamente, los 80 y los 90 fueron muy buenos tiempos no solo para la fantasía, sino también para la ciencia-ficción y el género de acción ambientados en distintas épocas. Bastaba con darse una vuelta por el videoclub que tuvieras más cerca para comprobar este hecho con la inmensa cantidad de títulos acordes con estas premisas: Robocop, Willow, El señor de las bestias, Lady Halcón, Indiana Jones en busca del arca perdida… la lista era realmente extensa y el problema muchas veces era elegir con qué película te ibas a montar una buena sesión de cine casero. Igual pasaba si decidías ir al cine o simplemente esperar a que pusieran una buena película en algún canal público (en aquellos tiempos ocurría con mucha más frecuencia que ahora).

  Sin embargo, los fans de este tipo de películas, al margen de la edad que tuviéramos en aquel entonces, tenían clara una cosa: una peli del tipo ese tan musculoso que hace las de Conan (como muchos llamaban a Arnold Schwarzenegger por la dificultad de pronunciar su nombre), era en la mayoría de casos una apuesta segura.

  Y precisamente de este buen señor vengo a hablaros en esta entrada, y concretamente de una de sus películas más célebres: Desafío Total, o Total Recall en versión original. Película del año 1990 dirigida por Paul Verhoeven, que resulta ser una adaptación muy pero que muy libre del relato de ciencia-ficción Podemos recordarlo por usted al por mayor del escritor Philip K. Dick.

  En la trama de la película nos encontramos un mundo futurista en dónde la alta tecnología está al alcance de todos y los viajes interestelares son ya una realidad habitual que no sorprende a nadie, incluido al protagonista Douglas Quaid (Arnold Schwarzenegger), que lleva una vida de lo más normal junto a su esposa Lori (Sharon Stone) y trabajando como peón de la construcción. Sin embargo, no todo es aburrida monotonía en la vida del bueno de Quaid, pues sufre de unas horribles pesadillas relacionadas con el planeta Marte que le alientan a viajar a dicho lugar, pese a los problemas que tienen las colonias humanas ahí establecidas que trabajan en la explotación minera. Finalmente, y desoyendo los consejos de su esposa y de su mejor amigo Harry (Robert Constanzo), Quaid decide qué si no va a viajar a Marte personalmente, contratará los servicios de la empresa Memory Call, especializada en implantar recuerdos de falsos viajes vacacionales a la carta en el cerebro del cliente, prometiendo una experiencia tan cercana a la realidad que es imposible de diferenciar.

  Entusiasmado, Quaid pide que le implanten recuerdos de un ficticio viaje de vacaciones a Marte con la fantasía añadida de que en realidad es un espía en una misión secreta. Los médicos de Memory Call crean los falsos recuerdos a la medida de lo pedido por Quaid, y justo en el momento que la máquina se dispone a implantarle lo que promete ser el recuerdo de una fascinante aventura imaginaria, las cosas se ponen realmente mal.

  Y eso, es solo el comienzo. Si no la habéis visto y queréis saber más, tendréis que verla.

  Pero no nos engañemos, gran parte de la película es una coreografía de acción a raudales que acompaña una historia de violencia desmedida y dinámica con espectaculares secuencias de lucha y disparos por igual, dejando un rastro de muerte y destrucción allá por donde pasan los protagonistas, todo muy a la manera que nos tienen acostumbradas este tipo de producciones tan propias de aquellos años y en especial aquellas en dónde actúa el hipermusculado Schwarzenegger. Sin embargo no todo son puñetazos, muertes rebuscadas, y disparos láser sin más, pues esta película cuenta además con el añadido del gran despliegue de medios (65 millones de dólares de los 90 son una cifra récord para el presupuesto de una película de aquél entonces) para construir una estupenda historia de ciencia-ficción con elaborados sets de rodaje que de inmediato logran transmitir una conseguida sensación de sociedad decadente con grandes diferencias de clases dentro de un futuro distópico pero con grandes avances que parecían estar a siglos de distancia, por no hablar de un excelente maquillaje con numerosas prótesis intencionadamente desagradables pero muy efectivas que en algunos casos incluían varios animatrónicos controlados a remoto por especialistas, dándole a toda la producción ese encanto especial que (sin despreciar las producciones con mayor presencia de CGI ni mucho menos) tiene el trabajo artesanal y físicamente presente ante las cámaras.

  Pero una de las cosas que más me sorprendió de esta película, especialmente cuando la volví a ver hace poco para preparar esta entrada, es que ahora que la veo de adulto he podido apreciar con más detalle el guion y la trama de esta cinta. En este aspecto, está lejos de ser la típica película que solo nos regala acción con cualquier mala excusa porque no hay nada más, sino que bajo la superficie de los diálogos cargados de pullas fáciles y las réplicas graciosillas (tales como “mira que cara tienes de dejarte caer por aquí” o “considérate divorciada”), la trama de la película ofrece una complejidad creciente con diversos giros argumentales acompañados de momentos que tratan de confundir y ofrecer al espectador una pregunta que le acompañará constantemente a lo largo de toda la historia, una duda constante que está en todas partes y que se te queda en la mente todo el rato: lo que está ocurriendo, ¿está sucediendo de verdad o es fruto de la imaginación del protagonista en la máquina de Memory Call? Porque en este sentido, se ha hecho un trabajo realmente bueno que te lleva a dudar de ambas hipótesis a la vez y te obliga a estrujarte la cabeza para tratar de decidirte mientras buscas pistas que soporten alguna de las dos versiones. Vamos, que es de aquellas películas que al terminar te las llevas puestas y le sigues dando vueltas durante un buen rato, dejándote sin más remedio de creer lo que quieras creer.

  Además de todo lo dicho hasta ahora, esta película dejó una fuerte marca en todos los que la vieron cuando se estrenó en 1990. No solamente porque es una película bien construida en muchos aspectos, divertida, y que gustará a todos los aficionados al género de acción y ciencia-ficción, sino porque la casualidad quiso que en España se hiciera especialmente popular al dar pie a muchas bromas en programas de televisión como El informal al decir que cierto político ciertamente conocido en aquel momento guardaba un gran parecido con uno de los personajes de esta película (¿te acuerdas de El informal con Florentino Fernández y Javier Capitán?, igual un día les dedico una entrada, ¿eso te parecería bien?)

  Por mi parte, recuerdo que la vi con apenas once años y que me impresionó mucho al verla por televisión, especialmente por la escena en que el personaje de Schwarzenegger trata de disfrazarse de señora y usa una falsa cabeza para ello, eso me pareció muy inquietante de niño. El momento en que esta se abría para revelar que era un disfraz para el personaje de Quaid me incomodó bastante a pesar de estar muy bien conseguida. De todos modos, ese Desafío Total es del tipo de películas que siempre se ve diferente con los años, esta vez para mejor. De hecho, me atrevería a decir que esta es de aquellas que he disfrutado más con el paso del tiempo que en su primer visionado.

  Sin embargo, no parece haber ocurrido lo mismo con Desafío Total del 2012, dirigida por Len Wiseman y protagonizada por Colin Farrel. Yo no la he visto y por lo tanto no puedo opinar, pero lo cierto es que las críticas no acaban de ser muy amables que digamos con esta producción, y aunque la tendencia es a estar más o menos de acuerdo con la baja nota de la película, me ha llamado mucho la atención en que todas también coinciden en señalar la testarudez de los productores al decir que no es un remake de la película de 1990, sino una “nueva revisión del texto de Philip K. Dick” en la que han encajado con calzador muchos guiños a la película de Verheoven. ¿Será que la palabra “remake” les sonaba feo?, igual tendré que verla poder hablar de ello con conocimiento de causa. Si tu la has visto, ¿qué me puedes decir al respecto?

  Y hasta aquí llega esta entrada.

  Esta semana, y siguiendo con el consejo sanitario de quedarse en casa por el “covid-19”, puedo recomendaros varias series de animación de los ochenta y noventa tales como He-Man, Dino Riders, o Street Sharks que ahora se pueden encontrar fácilmente por YouTube de forma gratuita. Lista realizada por las buenas gentes de “Nosoloretro.com” y cuyo blog queda más que recomendado.

www.nosoloretro.com/2020/03/cosas-que-hacer-en-cuarentena-he-man-y.html?showComment=1584825216847#c1174715801289409001

  Nos volvemos a ver el próximo día 28 de marzo. Hasta entonces, cuidaros todo lo posible.

  Ánimo y éxito.

Comments

  1. La recuerdo! Emocionante y me parece inteligente, como dices no es acción por acción. A mi lo que más me impresionó fue que se pudiera negociar con el oxígeno (como hacían en Marte) hay que ser malo malísimo jejejeje

Tus comentarios son más que bienvenidos.