Cine retro: El chico de oro.

Cuando uno piensa en una película protagonizada por el actor Eddie Murphy, por regla general ya sabe el tipo de papel que este hombre tiende a representar. Usando sus exageradas expresiones faciales y gesticulaciones en líneas llenas de desparpajo para dar vida a personajes que casi siempre son de origen humilde, muy de la calle, supervivientes, bastante sinvergüenzas en muchas ocasiones, bastante caraduras, y que precisamente por eso, es por lo que acaban cayendo tan simpáticos en los espectadores. Sobre todo, en lo que se refiere a sus papeles en la década de los ochenta.

  De este modo, en sus roles habituales acostumbra a usar el ingenio, la vergüenza ajena, y la picaresca como método favorito para salir triunfante de las dificultades a las que se enfrentan sus diversos personajes, tratando de poner nervioso a los villanos de sus películas para nuestro deleite. Vamos, que se tira el rollo con todo el descaro del mundo, causando que nos partamos de risa, tal y como ya vimos en el post de Superdetective en Hollywood, y en otros papeles como De mendigo a millonario, o 48 horas.

  Por lo que no es de extrañar que, en esta producción, estrenada en diciembre de 1986 en su país de origen y dirigida por Michael Ritchie (Pandilla de pícaros, El candidato, y Gatos salvajes entre otras), veamos a este carismático haciendo aquello a lo que estamos acostumbrados a verle hacer… ¿o quizá no?

  Sin más dilación, permite que te explique la trama de esta película.

  Nuestro protagonista es Chandler Jarrell (Eddie Murphy), un detective que solo acepta casos de niños desaparecidos y que pasa gran parte de su tiempo libre jugando con chavales de la calle a los que trata de cuidar, aunque a veces sea a su singular manera, y con métodos bastante peculiares. Para él, esta historia empieza cuando la joven Cherryl Moosly desaparece en extrañas circunstancias y acepta el encargo de encontrarla. Sin ninguna pista de la que poder tirar del hilo, Jarrell hace un llamamiento público para pedir la colaboración ciudadana mientras recorre las calles pegando carteles con la imagen de la chica, aunque sin mucho éxito.

  Sin embargo, el argumento de la película se inicia cinco días atrás, cuando un grupo de fieros guerreros irrumpe en cierto monasterio presumiblemente budista, que se encuentra situado en lo alto de una gélida montaña en Nepal. En este lugar sagrado, los monjes celebran la divinidad de གསེར ཕྲུ་གུ o Hompel Tarma (ya me perdonarás que no esté muy seguro de haberlo escrito correctamente *^_^*), más conocido como El chico de oro. Un niño muy especial que nace una vez cada mil generaciones, el cual representa ser la rencarnación de la compasión y la piedad, contando con propiedades sobrenaturales que le permitirán salvar a la humanidad de la autodestrucción en el futuro (personaje interpretado por una jovencísima Jazmine.L.Reate).

Como podréis imaginar, los malvados sicarios que comentábamos antes irrumpen violentamente en el monasterio y no dejan títere con cabeza, tras lo cual introducen al Chico de Oro en una jaula especialmente diseñada para que no pueda teletransportarse, y se lo llevan a un lugar remoto para rodearlo constantemente de energía negativa, de maldad, para que lentamente se vaya debilitando hasta perder su condición inmortal y pueda ser asesinado por el siniestro Sardo Numspa (brillantemente interpretado por Charles Dance), un individuo de poderes oscuros y origen desconocido que ansía poder asesinar al Chico de Oro para complacer a una entidad malévola superior de turbios propósitos.

  Es entonces cuando entra en escena Kee Nang (Charlotte Lewis), una misteriosa mujer con gran maestría en el combate cuerpo a cuerpo, que pretende convencer a Jarrell de que en su destino pesa un propósito mayor del que jamás podría haber imaginado, pues se trata del elegido por el universo para salvar al Chico de Oro antes de que sucumba a la oscuridad de Sardo Numspa, y que así pueda llevar a cabo su sagrado destino. Pues el tiempo juega en contra de las fuerzas del bien.

  Como ya podréis imaginar, el personaje de Eddie Murphy resulta estar muy lejos de lo que alguien esperaría de un “elegido divino” para llevar a cabo un propósito tan importante, avergonzando a enemigos y aliados por igual con su incredulidad inicial, sus disparatados diálogos, así como su cinismo, poca vergüenza, y enorme capacidad de echarle mucha cara a las dificultades.

  No obstante, y como comentaba al principio, creo que Eddie Murphy hace un papel más profundo y empático con el público a lo que nos tiene acostumbrados de otras películas suyas, tanto anteriores como posteriores. Por supuesto que no faltarán sus diálogos alocados, cargados con su característica risa, además del modo tan histriónico que tiene de llevar sus papeles cómicos tan propios de aquel momento, con actuaciones muy exageradas que persiguen arrancarnos más de una carcajada con sus payasadas, pero aquí me da la sensación de que luce de un modo distinto. Para empezar, aunque tiene un modo muy singular de hacer las cosas, vemos que se trata de un personaje muy cotidiano y muy cercano, que en su modo de actuar da a entender que ha pasado por las mismas desgracias en la vida que ha podido pasar cualquiera de nosotros, o incluso más, que permanece con los pies pegados sobre la tierra mientras trata de tirar adelante como buenamente puede, y al que de repente se le dice que hay todo un mundo sobrenatural que casi nadie conoce y que es el elegido para rescatar al salvador de la humanidad… tal cual, sin avisar ni nada. ¡Pam!, ahí lo llevas.

  De este modo vemos a un protagonista que al principio se toma todo el asunto a risa, incluso con evidente falta de tacto con sus bromas, que denotan una evidente incredulidad, tal y como pasaría con muchos de nosotros si repentinamente nos dijeran que ciertos hechos que siempre hemos tomado por fantásticos resultan ser muy reales. Pero con el avance de la película vemos que Jarrell va madurando (más o menos), que empieza a tomar conciencia de la gran responsabilidad que ha caído sobre sus hombros, y que todo aquello que se tomaba a risa es algo muy real en el universo de la película. De este modo, también nos encontramos a un Eddie Murphy que muy capaz de mostrar preocupación, asombro, y hasta una fuerte determinación impulsada por la ira, aparte de verle en escenas de acción y riesgo en dónde pelea, dispara, corre peligro e incluso resulta herido. Y aunque si bien en otras películas ha llevado a cabo escenas como esta, creo que en ninguna lo hace con tanta seriedad como en esta producción, llegando a convertir al personaje de Chandler Jarrell en algo parecido al héroe que ni el mismo cree ser.

  Por otro lado, tengo que comentar que me encanta la elección del actor británico Charles Dance para representar al villano de esta película. Este buen hombre ya me dejó impresionado cuando le vi en la película Going Postal (basada en una de mis novelas favoritas del genial escritor Terry Pratchett: Cartas en el asuto) dando vida nada más y nada menos que al mismísimo Lord Havelok Vetinari. De verdad que no puedo imaginar a un actor más cualificado para dar vida al temible patricio de la ciudad de Ank-Morpork, y si conocéis el delirante universo literario de Mundo Disco, sabréis perfectamente a que me refiero. Pero en dónde este buen hombre ha demostrado con creces sus dotes como actor, y para interpretar a individuos tan temibles como astutos, ha sido precisamente en la afamada serie Juego de Tronos (basada en la saga de libros Canción de fuego y hielo del autor George R.R.Martin) en dónde daba vida a Tywin Lannister. Sencillamente superior.

  Pues toda esta aura de peligro, de nobleza, tan amenazante, que lleva a cabo en todos estos papeles que acabo de comentar, Charles Dance ya era capaz de transmitirlos a la perfección cuando participó en esta película. Solo por aparecer en escena, el espectador nota que todo se carga de una sensación de peligro sereno pero impredecible que llena todo el lugar. En esta El chico de oro solo aparece en unas pocas secuencias interpretando al malvado hechicero Sardo Numspa, pero consigue darle un toque de clase y misticismo maquiavélico que es una verdadera maravilla. Solo verlo, sabes que algo malo va a pasar, que alguien va a sufrir tarde o temprano, o que algo temible se avecina. Uno de estos villanos que intimida sin necesidad de realizar grandes hazañas con sus poderes, y que en mi humilde opinión es un diez.

  Curiosamente, este choque entre personajes tan distinto como Jarrell y Numspa resulta ser una combinación verdaderamente explosiva que nos regala escenas únicas en esta película, tales como sueño de Jarrell, o el hilarante “numerito del hermano” en el aeropuerto. Momentos que son para partirse al mismo tiempo que no puedes evitar pensar en que nueva maldad se está cociendo en la mente del villano (la expresión de Dance cuando Murphy le besa es la risión suprema). Logrando que cuando el protagonista y su máximo enemigo comparten cuadro, se produzca una muy lograda sensación de estar echando un pulso invisible, cada uno de ellos empleando todos los recursos disponibles.

  Y si hablamos de esta película, no puedo evitar comentar ni que sea un poco, los efectos especiales que vemos en esta producción. Por supuesto que si lo comparamos con producciones contemporáneas, hay que admitir que cantan bastante y quedan claramente obsoletos, pero quienes me conocéis ya estáis al tanto de mi debilidad por los efectos especiales que se llevaban a cabo en la década de los ochenta, y los de esta película no me parecen menos. Hay escenas que me parecen una verdadera maravilla en este sentido, aparte que resultaron ser realmente eficaces en su momento, y que me volvieron a sorprender gratamente en cuando volví a ver esta película para documentarme para este post. Sirvan como ejemplo la transformación en ratón de Sardo Numspa (con este aterrador rostro en pantalla si lográis pausar en el momento adecuado), cuando este habla con su amo, los milagros del Chico de oro, o la increíble escena en que aparece una lata de Pepsi bailando animadamente, por nombrar algunos.

  Desgraciadamente, este no es el único aspecto en que esta producción demuestra que los años no la han tratado demasiado bien. Para ello tengo que hablar de la aparición de la actriz Charlotte Lewis en el papel de Kee Nang, la cual se nos muestra como una mujer fuerte, independiente, y que sabe presentar pelea como la que más, siendo un personaje que se muestra responsable y formal en oposición al papel de Eddie Murphy, y todo esto me parece algo muy pero que muy acertado. Sin embargo, y teniendo en cuenta que esta película es muy hija de su tiempo, a este personaje se le da un trato bastante machista en varias ocasiones que hoy no deja de rechinar bastante cuando lo ves, como la escena en que Jarrell protesta diciendo que “una pelea es cosa de hombres y una mujer no debería meterse” con la intención de protegerla, y el modo en que este personaje es sexualizado sin venir a cuento en varias escenas, como la tubería de agua o la secuencia del sueño. Del mismo modo, aparece una frase bastante desafortunada por parte del personaje de Jarrell hacía el Nepal, y que bien podría malinterpretarse muy fácilmente o ser una llamada de atención para concienciar sobre la difícil situación de dicho lugar (eso ya lo dejo a tu criterio), en dónde se rodaron las escenas correspondientes de la película, tal y como se indica casi al final de los créditos.

  En conclusión: Si bien es cierto que esta producción tiene momentos que, bueno, que deben verse en contexto de la situación de su contexto de la época y que a nivel de efectos especiales canta un poco, por mucho que me gusten, lo cierto es que no deja de ser una película divertida llena de momentos cómicos realmente hilarantes (como cuando el protagonista solicita cierto objeto en el templo), a la que se le han añadido momentos de aventura, acción, e incluso un aire de misticismo sobrenatural que la convierten en una película que aún es perfectamente disfrutable para todos aquellos que la vimos en su momento.

  Y hasta aquí llega este post.

  Antes de pasar a la recomendación de la semana, quisiera hacer una pequeña reflexión. Y es que al momento de escribir estas líneas, lo cierto es que todos estamos pasando por un momento francamente difícil debido a la situación del coronavirus covid-19. Pero sin embargo, siguen produciéndose accidentes y otras enfermedades de manera regular todos los días. Por lo que una vez más quiero señalar la gran labor que están realizando desde la Fundación Juegoterapia, cuya finalidad me parece más que admirable al tratar de hacer que los niños afectados de cáncer sufran este difícil proceso de la forma más amena posible. La idea salió en 2010, cuando a su fundadora Mónica Esteban se le ocurrió darle una PlayStation a un niño ingresado por un tratamiento de quimioterapia. En un ambiente tan atemorizante como este, echar unas partidas cambió el modo en que este joven aventurero vivió su experiencia. Desde entonces, Juegoterapia se dedican a recoger consolas y videojuegos para donarlos a los hospitales, además de recaudar donativos de socios, y voluntariado, para crear jardines, áreas de juegos, y hasta cines para los niños con cáncer. Te dejo el link directo con todas sus actividades, proyectos, información, y modos en que se puede colaborar con su gran labor. www.juegaterapia.org/

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  Sin más que añadir, cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.

Comments

  1. Hola. La verdad, no recuerdo haber visto El Chico de Oro, pero si El Príncipe de Zubanda y lo cierto es que este actor aun siendo principalmente cómico logra despertar la empatía del público. Recuerdo también su papel de personaje de clase alta en El Príncipe de Zamunda y que en esa película se nos muestra aunque como cómico un personaje contrario a lo acostumbrado siendo humilde aun siendo rico.

    1. Hola compa.
      Esta película que nombras de «El príncipe de Zamunda», también es muy buena y divertida. Aparte de lo que dices, que Eddie Murphy sigue haciendo su papel habitual de persona humilde pero desde un prisma distinto. Lo cierto es que esta es una producción de la que guardo muy buen recuerdo por las buenas risas que me di viéndola. Lo cierto es que este hombre llegó a cosechar una gran fama y popularidad durante la década de los ochenta y los noventa, pero ahora… Aparte de doblar a Asno en la versión original de la saga Shreck y de protagonizar producciones menores como «Mil palabras», ¿que ha hecho este hombre últimamente?
      Un abrazo bien grande 😀

      1. Por lo que sé, Netflix quiere rescatarle. Resulta que Eddie está en la lista negra (como muchos otros actores como Wesley Snipes o Hulk Hogan y como ha estado Robert Rooney JR, etc). En caso de Eddie por su homofobia y ciertos escándalos en prensa bastante autodestructivos.

        1. Habrá que ver como termina siendo esta vuelta si termina produciéndose. De momento toca esperar.
          Aunque si tengo que ser sincero, vale que siempre hay que ver primero antes de opinar, pero no veo necesidad de llevar a cabo una segunda entrega de esta película, que si bien me encanta y es muy divertida, después de tanto tiempo me parece estirar el chicle innecesariamente a una película cuyo final ya queda bien cerrado. Que esta es otra, ¿será una continuación?, ¿un remake?, ¿un reboot?… el tiempo lo dirá.

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