Cine: Una pandilla alucinante

Imaginad un sábado por la tarde a finales de los ochenta.

  Llueve, hace frío, o cualquier otra circunstancia que os obligue a quedaros en casa. Siempre quedaba la opción de ver la película que tus padres te habían alquilado la tarde antes en el videoclub, o bien la que daban en TVE1 después de las series de dibujos animados que daban a las tres de la tarde, como “La corona mágica”, “Seabert”, o alguna otra de las varias que hicieron durante esta época, pues de vez en cuando se trataba de una buena película.

  Una de las varias que recuerdo haber visto de niño precisamente en una circunstancia como esta, y que recuerdo con una sonrisa en la cara por lo divertida que me resultó en su momento, es “The Monster Squad”. Película que llegó a España en verano del 1987 con el nombre de “Una pandilla alucinante”.

  Algunos de sus diálogos más peculiares se me quedaron gravados en la memoria, no solo por lo emocionante que me parecía que los protagonistas fueran unos chavales que deberían tener más o menos mi edad y que vivieran tales aventuras, sino por lo cómicos que llegan a ser algunos momentos de esta película descrita como “comedia de terror” aunque estaba dirigida a un público juvenil.

  Pero me estoy adelantando.

  La trama de la película gira alrededor de un poderoso talismán indestructible con el poder de mantener a raya las fuerzas del mal, las cuales son representadas por varios monstruos clásicos como el Hombre lobo, la Momia y Frankenstein liderados por el conde Drácula. Sin embargo, una vez cada cien años, ocurre que las fuerzas del bien y el mal llegan a un equilibrio que permite usar el talismán en un ritual que abra un portal a una límbica dimensión paralela en la que encerrar definitivamente a Drácula y sus siervos, pero también les da una oportunidad a las fuerzas del mal para destruir el talismán y así poder andar libremente por el mundo sin que nadie se lo impida. Cien años antes de los acontecimientos principales de la película, el profesor Abraham Van Helsing y un grupo de aliados intenta llevar a cabo dicho ritual pero fracasan en su empeño. Por suerte, logran esconder el talismán en un lugar secreto: el típico pueblecito tranquilo de estados unidos dónde parece que nunca pasa nada pero que en las películas es dónde siempre ocurren todas las cosas extrañas.

  Pasado el tiempo, y a punto de llegar el punto de equilibrio otra vez, las fuerzas del mal se levantan de nuevo para intentar hacerse con el talismán. Pero solo un grupo de niños fascinados por las películas de terror y los monstruos clásicos parece darse cuenta de lo que está ocurriendo, por lo que estos cuatro amigos (Sean, Patrick, Horace, Rudy, y algún que otro aliado imprevisto más) toman la responsabilidad de salvar al mundo. Y no es que el tiempo juegue precisamente a su favor, pues solo tienen hasta las 12 de la noche del día siguiente para conseguir su propósito mientras los monstruos les pisan los talones, dejando una estela de muerte y destrucción a su paso.

  Cómo podéis ver, esta historia que parece salida de la exitosa saga de videojuegos “Castlevania”, es más bien sencilla, pero os aseguro que no por ello menos efectiva en su propósito de llegar al espectador y divertir. Incluso al verla de nuevo después de tantos años me ha seguido gustando, aunque claro, con un punto de vista distinto, con lo cual es fácil darse cuenta de que el tiempo le ha hecho mella.

  Para empezar, hay que decir que eran otros tiempos. Con otra situación social, valores, y un entorno general muy distinto al de hoy en día, y como tal hay que entender el contexto de este tipo de películas. Era normal que los chavales viéramos tranquilamente películas clasificadas “No apta para menores de 13 años”, y que en ellas aparecieran ocasionalmente escenas de empalamientos, sangre, violencia explicita, desmembramientos, palabrotas, y hasta insinuación de situaciones picantes, como el caso de esta película cuando se produce el gag de Frankenstein pulsando accidentalmente el botón de la cámara fotográfica en el momento adecuado. Pero para momentos cómicos, ninguno como la famosa discusión sobre “si el hombre lobo tiene pelotas”.

  Pero igual este contenido no debería sorprender si tenemos en cuenta que el director de esta cinta es Fred Drekker, el cual también dirigió varios capítulos de la serie Historias del guardián de la cripta entre el 89 y el 92. Además de que el guion de esta cinta es obra de Shane Black, que encima de trabajar como actor y director en otras producciones, ha sido guionista de las dos primeras entregas de Arma Letal, la tercera película de Iron Man, y de The last action hero, entre otros títulos.

  Otro aspecto que me ha llamado mucho la atención al verla de nuevo es la atención que se ha puesto en ciertos detalles y que me han encantado. Por ejemplo la camiseta que lleva el personaje de Sean en sus primeras escenas, la cual lleva el texto “Sthephen King rules” (Sthephen King es el que manda) mientras habla de las películas de monstruos clásicas de los años cuarenta, y luego ver que los antagonistas de la cinta (especialmente Drácula, el Monstruo de la Laguna Negra, y el Hombre lobo) lucen un aspecto y vestuario muy parecido al que lucían estos mismos personajes en las producciones clásicas de “Universal”.

  Solo una cosa más antes de ir terminando.

  Vale que desde su estreno ha pasado mucho, pero del mismo modo que en esta película hay elementos que están bastante bien hechos y dan el pego (como los zombies que aparecen bajo tierra en la introducción) también hay otros efectos más regulares, como la cara de calavera del conde Drácula que se puede ver pausando en el momento correcto, y el portal-huracán que lleva al limbo. Son efectos que me dieron la sensación de ser bastante correctos para lo que había en aquel entonces aunque hayan envejecido mal. Y luego están los murciélagos, yo lo siento de veras y de verdad que no quiero hacer mala sangre con ello ni mucho menos, pero cada vez que sale un murciélago en pantalla, ya sea en la escena inicial del castillo cuando se ve a Drácula en su forma humana por primera vez, o cuando el mismo conde se aleja volando en varias escenas, me entraba la risa.

  Pero todo esto son cosas que uno ve con ojos de adulto y es lo de menos. Lo importante es que esta película sigue siendo igual de disfrutable para quienes la vimos en su momento hace casi tres décadas. O yo al menos lo he pasado muy bien viéndola de nuevo para preparar esta entrada.

  ¿Tú la viste?, ¿qué te pareció? ¿recuerdas alguna película parecida que te gustara especialmente? Tus comentarios son más que bienvenidos y me encantaría leerlos.

  Por cierto, ¿os habéis fijado en la cabecera del blog? Me encanta, es obra del dibujante Timoneda, coautor de los cómics “Dorita, el robot que viene del futuro para joderte la vida” (Fandogamia), y “El gran libro de los magos” (Grafito Editorial). Podéis conocer más sobre su trabajo en Twitter (@Timoneda) e Instagram (holasoytimoneda).

  Y por si estáis cerca de Castilla y León, que sepáis que en los próximos días 7 y 8 de marzo se celebra el “XIV Salón del Cómic y Manga de Castilla y León”. www.salondelcomicymanga.com/

  Cuidaos mucho y volvemos a vernos el día 9 de marzo.

Comments

  1. Q recuerdos con esta película! Recuerdo alquilarla varias veces de pequeño porque me encantaba, por lo q dices va siendo hora de hacer un revisionado! 🙂

    1. Lo cierto es que la disfruté mucho de niño, y otra vez cuando la volví a ver para preparar esta entrada. Me alegra mucho saber que a alguien más le gustó, espero que lo pases muy bien durante el tu rencuentro con esta película y muchas gracias por tu comentario :D.

  2. Las pelis de videoclub, ya extinguidos hoy en día, eran el buenhacer de las familias numerosas y el recurso más que suficiente para aquellos que no podían ir al cine o no querían gastarse en dinerillo en los cines y querían repasar y repensar las tramas de la peliculas. Con el rewid y el avance que tenía la cinta VHS que podíamos parar ver una escena en concreto y los típicos: «Paralo que voy al baño» jaajajajja ahora tienes que esperar a que hagan anuncios y te tiempo a leerte un capitulo de un libro si cabe ajajjajaja .

    Es un buen recuerdo el de alquilar un peli en el videoclub pero esta peli la vi todas en su mayoria en la televisión así cómo el guardian de la cripta. Me gustaba mucho.

    Todo lo que nos traes tiene mucha nostalgia, de la buena, claro.

    Un saludo!!

    1. ¡¡Hola historiasconk!!, ¿qué tal todo?, espero que todo te vaya de maravilla :D.
      Aunque hoy pueda parecer que conseguir una película, u otro tipo de producto audiovisual de entretenimiento, parezca mucho más fácil… lo cierto es que echo de menos el ir en persona a un videoclub. Tanto en mi infancia como en mi adolescencia, recuerdo que eso por si mismo ya era toda una experiencia y una aventura. Salías, ibas hasta allí, y (especialmente en los pueblos pequeños como el que yo me crié) ya te conocía el dependiente, te recomendaba una película, te paseabas entre los pasillos comparando portadas, leyendo las sinópsis, comprabas unas palomitas o unas gominolas… personalmente, me parecía que todo ello tenía un encanto.
      Eso por no hablar de estos momentos «¡rebobina!» o «pausa, que me meo». Y aunque actualmente los canales de streaming facilitan estas opciones, la verdad es que ver una película por la tele «de toda la vida» puede llegar a ser un suplicio, precisamente porque los anuncios duran una eternidad y una película de dos horas se alarga entre media hora, cuarenta minutos, o más.
      Además, que producciones como esta ya no se hacen hoy por hoy, y es una lástima, porque eran divertidas. Aunque mucho me temo que hoy por hoy serían inemitibles.
      Nunca llevé a ver la serie de «El guardián de la cripta» ni leer sus cómics, fue algo con lo que siempre me quedé con las ganas, aunque sí veía la serie de animación que daban en TV3 y la encontraba muy divertida. Tanto por las historias en sí, como por los chistes tan malos del guardián pero que igualmente conseguían arrancarnos una risa. Recuerdo un capítulo en que durante la introducción a la historia, el guardián estaba haciendo cardio en una cinta de correr como la que hay en cualquier gimnasio, sudando y corriendo en chandal sobre ella, mientras se dirige a la cuarta pared y suelta «Bienvenidos amigos, me habéis sorprendido haciendo un poco de R&RM para hacer ejercicio y mantenerme en forma… ¡¡Running & Rigor Mortis!!», para a continuación soltar esta risa tan estridente que tanta gracia nos hacía. A ver si un día de estos termino viendo la serie original (creo que en TeleCinco la daban cuando este canal aún era interesante), pero a altas horas de la madrugada.
      Me alegro que te guste el post. Y es que la nostalgia, cuando viene acompañada de cariño por lo vivido y no de añoranza, tiene este encanto.
      Un abrazo bien grande 😀

Tus comentarios son más que bienvenidos.