Cine retro: La historia interminable

 Existe un tipo de narraciones muy especial.

  Con ello no me refiero a estas historias que son todo un despliegue de entretenimiento puro en que lo pasamos en grande, pero una vez terminan ya no dan más de si.

  No buenas gentes lectoras, la cosa no va por ahí.

  Me estoy refiriendo a estos relatos en que la imaginación y la ciencia ficción se entremezclan con la realidad de tal modo que cuando uno las acaba de ver, se las lleva puestas e invitan a reflexionar profundamente a la par que aportan un momento de lo más divertido.

  Hoy tengo el placer de escribirte sobre una de estas narraciones, la cual vino acompañada de un tema musical que nos invitaba a soñar, a emocionarnos, a sentir, y desear vivir grandes aventuras como las de la película gracias a su melodía.

  A continuación te dejo dicha canción para que vuelvas a experimentar todas las emociones que te trajo en su momento, y ya de paso ir entrando en materia para este post.

   Para disfrutar más del viaje, te recomiendo que le des al play, cierres los ojos, y te dejes llevar a un país habitado por todo tipo de seres increíbles y lugares asombrosos.

Un país llamado… Fantasía.

 Madre mía, siempre que escucho esta canción se me pone la piel de gallina.

Limahl y esta canción de Never Ending Story, tema principal de la película La historia interminable, o La Historia Sin Fin según desde dónde me estés leyendo. Una película que sin duda se convirtió en todo un hito en su momento y que llegó a pisar muy fuerte. Dicho sea de paso, me encanta la escena dónde suena esta canción en la última temporada emitida de Stranger Things.

  Recuerdo que vi esta película por primera vez con mi hermana un sábado por la tarde. La emitieron en la cadena TVE1 hace casi tres décadas, y de verdad que me quedé alucinado con esta producción. Tanto, que desde entonces la he visto varias veces.

  Y como de costumbre, ya me estoy liando de nuevo.

 Sin más dilación, permite que te cuente la trama de esta película.  Pero ten en cuenta que esta vez no va a ser igual que en los demás escritos dedicados al cine que suelo dejarte escritos en este blog, dónde acostumbro a empezar escribiendo aquello de “para lo cual debemos trasladarnos hasta tal o cual universo”, pues en esta ocasión, nos encontramos con una historia que parte de una premisa que me encanta y que de algún modo más superficial he llegado a tratar en varios de mis propios relatos: la idea de dos universos distintos, uno contenido dentro del otro, pero conectados de una forma muy especial.

  Espero que te guste.

  Todo empieza con el pobre Bastian (Barret Oliver), un niño de 10 años retraído y tímido al que le encanta leer, pero que recientemente ha tenido que vivir la triste experiencia de perder a su madre. Por otro lado, su padre (de quien no se dice el nombre pero que fue interpretado por el actor Gerald McRaney) se ha vuelto un hombre frío tras quedarse viudo, perdiendo toda alegría y convirtiéndose en un adulto falto de esperanza, pero que aún así hace lo que puede para llevar el día a día con su hijo y hacer lo que creé ser lo mejor para él. Por si todo esto fuera poco, Bastian es víctima de acoso, siendo perseguido y amenazado todos los días por tres chavales de su mismo colegio. Aunque curiosamente, es en parte gracias a estos energúmenos que Bastian está a punto de vivir la más grande de las aventuras imaginables, así como descubrir una revelación que le cambiará la vida para siempre.

  Un buen día, y precisamente huyendo de estos tres chavales que le hacen la vida imposible, Bastian decide refugiarse en una misteriosa librería llena hasta arriba de volúmenes con pinta de ser tan antiguos como misteriosos. Allí es atendido por su dependiente, un hombre de mediana edad un tanto arisco llamado Karl Koreander (Thomas Hill), quien se da cuenta enseguida de que Bastian no es un niño como los demás. Al modo particular de cada personaje, ambos acaban haciendo buenas migas y en seguida se enfrascan en una conversación sobre libros… que si La Isla del Tesoro, que si Robinson Crusoe, 20.000 leguas de viaje submarino, y otros grandes clásicos. Sin embargo y pese a lo interesante que le parece la conversación, Bastian no puede evitar darse cuenta de que el señor Koreander tiene en su regazo un libro de lo más extraño, con pinta de ser antiquísimo, y en cuya portada se encuentra un emblema a relieve de dos serpientes (una dorada y la otra plateada) entrecruzadas que se muerden mutuamente la cola.

  Su título: La historia interminable.

  Como podréis deducir con esta sagacidad que os caracteriza, oh buenas gentes lectoras, Bastian se siente fascinado de inmediato por este libro, pero el librero advierte severamente al chico sobre este ejemplar, recomendándole que no meta su nariz en asuntos ajenos y que será mejor que se olvide del tema. Esto solo sirve para que Bastian sienta aún más curiosidad al respecto, por lo que aprovechando una distracción del señor Koreander, agarra el libro y sale pitando del local, no sin antes dejar una nota a su dueño de que promete devolvérselo cuando termine de leerlo.

  Ansioso por empezar su nueva lectura, y teniendo en cuenta de que la alternativa es llegar tarde a un temible examen sorpresa de matemáticas, Bastian decide escabullirse al desván del colegio y empezar a leer.

  Al llevar a cabo este aparentemente sencillo acto, descubre que algo terrible está ocurriendo en el mágico mundo de Fantasía.

  En esta tierra llena de lugares insólitos y seres increíbles, varios emisarios con idéntico mensaje de socorro parten de todos los puntos del país para dirigirse a la Torre de Marfil, lugar místico en dónde vive la soberana de Fantasía: la Emperatriz Infantil (Tami Stronach). Todos ellos acuden a verla con la esperanza de que ella pueda hacer algo al respecto de la grave situación que afecta a este mágico país. Pues, desde las grandes montañas del norte, hogar de los gigantes comepiedras, hasta los terrenos del sur que sirven de hogar a los silfos nocturnos y sus murciélagos gigantes que usan como monturas, se está observando un hecho aterrador en Fantasía: una inmensa Nada avanza por todo el reino, tragándose todos y todo que encuentra, dejando un inmenso vacío a su paso.

La torre de marfil.

  Desgraciadamente, la Emperatriz Infantil no puede hacer nada al respecto, pues se halla gravemente debilitada por culpa de una enfermedad de origen desconocido que parece estar directamente relacionada con esta Nada, perdiendo tanto sus poderes como su propia vida con cada día que pasa. Para colmo de males, nadie en palacio sabe de medicina alguna que pueda curar a la Emperatriz infantil. Desesperados, los habitantes de Fantasía no tienen otro remedio que depositar sus esperanzas en Atreyu (Noah Hathaway), el poderoso guerrero de la tribu de las praderas que dedica sus días a la caza del gran buffalo negro, para que parta a lomos de su fiel corcel Ártax en busca de un remedio para la Emperatriz Infantil, salvando así no solo a su benevolente soberana sino también a la propia tierra de Fantasía.

  No obstante, la Nada no piensa quedarse de brazos cruzados y manda una malévola criatura a perseguir a Atreyu con el fin de matarlo antes de que concluya con éxito su aventura: el temible Gmork. Un ente oscuro y ambicioso que odia Fantasía con toda su alma y desea sobre todas las cosas que la Nada termine destruyendo todo el reino así como a todos sus habitantes.

  Por sorprendente que pueda parecer, a medida que avanza en la lectura, Bastian descubrirá que existe una misteriosa unión entre él y la historia de Atreyu.

  Y hasta aquí puedo contarte. Si no sabes como sigue todo esto y quieres saber que ocurre al final, solo puedo recomendarte que le pongas remedio a ello por tus propios medios, pues yo no te lo voy a decir.

  Esta película de aventuras y género fantástico, se trata de una producción germano-americana que vio la luz en junio de 1984. Dirigida por Wolfgang Petersen, director alemán que antes de esta película solo era conocido en su país de origen por películas como Schwarz und weiß wie Tage und Nächte (conocida como El jugador de ajedrez de 1978), pero que en 1981 sorprendió al mundo con Das Boot: El submarino (nominada a dos oscars), para acto seguido dirigir La historia interminable, y seguidamente dedicarse a producciones nada despreciables como Enemigo Mío, La tormenta perfecta, Estallido, o Air Force One por decir algunas. Mientras que el guión es del actor Robert Easton. Sorprendentemente, el guion de La Historia Interminable es el único trabajo de esta índole que este hombre ha realizado, pues su carrera se dirige más a la tarea de actor en películas como La leyenda de la ciudad sin nombre, Primary Colours, o Armas de mujer.

  Vamos, que el equipo técnico no era sobradamente conocido en en momento de llevar a cabo el proyecto de esta película.

  Y aunque muchos de vosotros seguro que ya lo sabíais, quiero destacar especialmente que esta película se trata de una adaptación del libro (o parte de él) del mismo nombre. El cual fue publicado por primera vez en Alemania en 1979 bajo el nombre de Die unendliche Geschichte, y escrito por el genial autor Michael Ende. Poca broma con esto, que no estamos hablando de un sujeto cualquiera. Este autor tocó prácticamente todos los palos y llegó a escribir tanto poesías como ensayos, obras de teatro, y otros trabajos de diversa índole entre los que se encuentran La máquina de coser sombras (1982), El Goggolori (1984), o Canciones para ser cantadas a medianoche y baladas tranquilas (1986). Además, escribió varios cuentos para adultos como El espejo en el espejo (1984), o La leyenda de la luna llena (1993), así como más de diez cuentos para un público más joven.

  Pero si por algo fue realmente conocido este buen señor, es por sus novelas “para niños”. Una de las más conocidas en este sentido es Jim Botón y Lucas el Maquinista (1960), pero de todas sus obras, las que realmente han llegado a tener más impacto, son sin duda esta La historia Interminable y Momo. Y si antes he puesto “para niños” entre comillas no es por casualidad, pues considero que si bien estas novelas están destinadas a un público más bien infantil, entre sus páginas se encierran unas fuertes críticas sobre el mundo de los adultos en la sociedad occidental actual y como esto afecta a las personas, lo cual es representado a veces forma metafórica y otras más clara, pero siempre con una clara advertencia, enfatizando la imperante necesidad de mantener el niño interior en buena forma para poder sobrevivir en un entorno tan parasitante como es ser adulto en el mundo contemporáneo. Por lo que la lectura de estas novelas no solo puede realizarse en cualquier etapa de la vida, sino que  al leerlas de pequeños nos embelesan con historias fantásticas llenas de emoción y aventuras, con la finalidad de impactarnos fuertemente para que recuperemos estas historias de nuevo en nuestra edad adulta, y así descubrir todos los mensajes que se nos pretendían lanzar entre líneas desde un buen principio. Si no os lo creéis, recordad a los temibles Hombres Grises fumadores de tiempo que aparecen en Momo, en como en la infancia parecen monstruos aterradores que solo viven en la imaginación del autor, y como con el paso de los años es fácil verlos con otros ojos, descubriendo que están más cerca de la realidad cotidiana de lo que pensábamos.

  De hecho, y volviendo a la película que nos ocupa, en La Historia Interminable nos encontramos con más de estas “advertencias” disfrazadas de cuento para niños que tienen la finalidad de seguir en nuestro recuerdo para rescatarlas de adultos y recibir el mensaje que estas historias pretendían hacernos llegar desde el primer momento.

 En este sentido, personalmente me quedo con el breve discurso que da el personaje de Gmork casi al final de la película… brutal, directo, y sin adornos, directo a los oídos de quien quiera tomar conciencia, y con tanta relevancia en el día de hoy como en el momento de estreno de la película. Pero sirva como ejemplo de lo dicho en el apartado anterior, cuando el personaje de Atreyu va en busca de la gigantesca tortuga Morla, quien es el ser más anciano de toda Fantasía además de el más sabio, el cual es representado por una criatura amargada, literalmente alérgica a la juventud, que se ha rendido ante la vida y considera que nada tiene importancia. Si esta no es la parodia de una persona hastiada en su madurez, experimentada pero que se siente sola, sin chispa, que ha perdido la esperanza y olvidado lo que es ser niño, no sé qué puede serlo.

  Para colmo, y siguiendo con las metáforas que abundan en esta película (y por lo tanto también en la novela), este ser llamado Morla vive en medio del pantano de la tristeza, un lugar temible que hace honor a su nombre además de ser mortalmente peligroso. Pues todo aquel que se adentra en este lugar se ve rodeado por una inmensa tristeza constante, con la particularidad que si uno permite que su corazón se llene de este sentimiento más allá de lo que es natural y saludable, se va hundiendo proporcionalmente en las pantanosas aguas hasta que termina ahogándose en ellas. Está claro que cambia mucho ver esta escena siendo niño que adulto en lo que se refiere al mensaje que la película nos manda, aunque en ambas ocasiones resulta ser una escena desgarradora en que es difícil que no le salte una lagrima hasta al más duro, pues en este momento de la película se produce precisamente uno de los momentos más dramáticos de esta producción, ofreciéndonos una secuencia tan currada y difícil a nivel técnico, como demoledora a nivel emotivo.

Y ya que estamos con esto, admito que cuando la vi de pequeño me impacto mucho, pero no tiene nada que ver con la impresión que que me dejó al volver a verla de nuevo en los años venideros con unas canas más, incluyendo el revisionado para preparar este post. Perdona que insista en ello pero de verdad que es una producción que me me llama mucho la atención en este sentido, pues normalmente, la inmensa mayoría de producciones destinadas especialmente a los niños (sean animadas o no) acostumbran a contener lecciones morales muy genéricas y típicas, pero no por ello menos importantes. Sin embargo, en esta historia nos llega con una madurez increíble y con lecciones que tratan temas muy raramente presentes en otras producciones parecidas.

Por otra parte, en esta película hay momentos realmente emotivos que resultan desgarradores, dramáticos, o directamente desesperados (apuesto dobles contra donuts a que más de uno se quedó traumado en la escena de los pantanos de la tristeza). Como ese momento en que la Emperatriz Infantil habla directamente a pantalla con esta actitud suplicante en una secuencia tan intensa, casi tensa, en que los propios principios de Fantasía, la trama, y la vida de Bastian, parecen estar tambaleándose como un solo bloque mientras todo se desmorona a pedazos mientras se pide al (¿los?) protagonista que “no te rindas, confía en ti mismo”.

Curiosamente, estos momentos que parecen tan tensos o emotivamente duros, están tan medidos y bien calculados que combinan perfectamente con todo el conjunto de aventura a raudales con que nos obsequia esta producción. Incluso hay algún momento para un poco de humor. Además, todo cuanto vemos en los segmentos de Fantasía desprende imaginación por los cuatro costados al mismo tiempo que hacen honor al nombre de esta tierra mágica y maravillosa que es Fantasía, en la que uno espera que cualquier cosa pueda ser perfectamente posible. Buena prueba de ello son las criaturas que encontramos en ella, como los ya mencionados comepiedras (uno de mis secundarios favoritos) o los sifos nocturnos, los caracoles de carreras (que por muy caracoles que sean corren que es cosa seria), el gnomo científico Engywook (Sidney Bromley), o el famoso Fújur, el simpático dragón blanco de la suerte que tanto se parece a un perro y al que le gusta que le rasquen tras las orejas. ¿Quien no ha fantaseado en volar a lomos de este simpático y bondadoso animal tras ver la película siendo niño? Y ni que decir que todos ellos son personajes construidos “realmente”, ya sea con disfraces, animatronics, muñecos, y demás, de estos que a veces se les ve el truco pero que personalmente son mi debilidad, pues adoro estos métodos tan currados como artesanales. De hecho, uno de los Fújur originales que se usaron en el rodaje sigue estando expuesto en las instalaciones dedicadas a los visitantes de los estudios Bavaria Film en Munich.

Eso por no hablar de los lugares de Fantasía que alcanzamos a ver, como el Desierto de cristales, el hogar de Engywook, el oráculo del sur, o la isla de las ruinas dónde Gmork da sus explicaciones. Simplemente espectaculares, y vaya currada hay en todos ellos. Dicho sea de paso, me llamó mucho la atención saber que la secuencia en que Atreyu se despierta en la orilla del mar está filmada en la playa de Mónsul, mientras que aquella en dónde vemos al bravo guerrero montando su caballo sobre las arenas resulta estar grabada en el Desierto de Tabernas (ambas localizaciones en Almería en España).

Por si todo esto fuera poco, tengo que decir que los dos actores que interpretan a los dos personajes principales (Noah Hathaway en el papel de Atreyu y Barret Oliver en el caso de Bastian) hacen un trabajo de actuación que no está nada mal para lo jóvenes que eran cuando el rodaje de esta película. Lo mismo se podría decir de la bailarina Tami Stronach en su papel de Emperatriz Infantil, que sale muy poco tiempo, pero oye, es que lo borda.

  Vamos, que entre una cosa y la otra no es de extrañar que la película  fuera todo un pelotazo que lograra recaudar más de cien millones de dólares (frente a los 27 millones que costó el realizarla), siendo una de las películas recordadas con más cariño de la década de los ochenta, y en concreto de este gran año para el cine que fue 1984, en el cual llegaron a la gran pantalla películas como Superdetective en Hollywood, Karate kid, Los Cazafantasmas, o The terminator entre otros grandes éxitos.

  Y aún te voy a decir más. Fue tal la repercusión de esta película, que se produjeron dos secuelas: The NeverEnding Story II: The next chapter, y The NeverEnding Story III:Scape from Fantasy, la cual no tiene nada que ver con los libros del genial Michael Ende, el cual parece que no quedó muy satisfecho con el enfoque de su obra que ofrece esta película y solicitó que no se pusiera su nombre en los créditos, aunque al final si se le menciona brevemente. Además, también se llevó a cabo una serie animada en que el propio Bastian vive toda una serie de grandes aventuras en la tierra de Fantasía en compañía de Fújur.

  En conclusión. Doy por sentado que sois personas de bien y con la cabeza más que bien puesta sobre los hombros, por lo que considero que no tengo que explayarme mucho explicando que cuando se adapta una historia cualquiera a un nuevo formato que no es aquel para el cual se diseñó dicha historia inicialmente, esta adaptación siempre sale perdiendo respecto al material original en que se basa. Y si bien comentar las diferencias argumentales entre original y adaptación a otro medio está bien como curiosidad, comparar ambas versiones me parece que está de más. Otra cosa es juzgar la adaptación en sí misma dentro de su medio (por ejemplo la película de un libro o juego aparte de dicho libro o juego) y decir si es buena o mala. ¿Porque te explico esto?, estaréis pensando seguramente, o queridas buenas gentes lectoras, pues porque decir aquello de “el libro siempre es mejor” me parece una perogrullada como la copa de un pino oiga. Personalmente, en el caso que nos ocupa en este post, he tenido la inmensa suerte de leer el libro y ver la película. Ambos son excelentes trabajos, y si con todos los cambios que se han tenido que hacer en la película al respecto del trabajo de Michael Ende (incluyendo eliminar secuencias, personajes, y casi la mitad del libro) se logró hacer una película que marcó tan fuerte en todos aquellos que vivimos aquellos años, pues bienvenido sea. Gracias a esta producción cinematográfica, seguro fueron muchos los que soñaron, se emocionaron, divirtieron, y lo pasaron en grande con esta preciosa historia mientras recibían un mensaje de lo mas importante. Por todo ello y mucho más, viva y bravo por la película de La Historia Interminable.

  Y si encima esto sirvió para que una sola persona se animara a leer este maravilloso libro, pues mas todavía.

Michael Ende.

  Y hasta aquí llega este post.

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  Sin más que añadir, cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.

Recuerda mantener tu niño interior en buena forma, pase lo que pase. ¡Hasta la semana que viene!

Comments

  1. Genial vuelta al pasado al rememorar un clásico del cine y principalmente de la literatura. Es cierto que los mensajes directos para el pensamiento adulto y oculto pero con cierta moraleja para los niños son muchos e impactantes. Lo del pantano de la tristeza siempre me deja un poco tocado aunque haya visto esta película miles de veces, es una de estas escenas que sabes que vendrán y inconscientemente quieres pasarla de largo (Me pasa lo mismo con la muerte del perro de «Soy Leyenda»).
    Me lo he pasado muy bien leyendo estas lineas, muchas gracias y un saludo grande!!!!

    1. ¡¡Cyborg!!
      ¿Qué pasa compa?, bienhallado. Gracias por volver a pasarte por aquí, y por tu comentario :D.
      Desde luego esta película es todo un clásico ochentero (en serio, ¿que demonios ocurrió en 1984 para que sacaran tantos y tan buenos pelotazos en la pantalla grande? ¡¡menudo año!!). Todo el que la viera años atrás, seguro guarda un gran recuerdo de esta producción. Dicho sea de paso, espero que sirviera para que mucha gente leyera el libro de Michael Ende, porque no tiene desperdicio.
      Y los mensajes… tienes mucha razón. Si que parecen ir dirigidos mayormente a un público adulto, pero también deja caer muy importantes moralejas (y avisos) para el público infantil al que presuntamente iba mayormente destinada. Y es que me encantan estas películas pensadas para que percibas el mismo mensaje de forma distinta en la infancia que en la madurez (como la escena del cabello en Los Increíbles o la canción de Frollo ante la chimenea en El jorobado de Notre Dame).
      Y la escena del pantano de la tristeza… coincido completamente contigo. Una secuencia tan dura de ver como lo fue de rodar, y que encierra una gran lección. Imposible no verla sin emocionarse.
      Me alegro que lo pasaras tan bien leyendo este humilde texto y te agradezco enormemente tu visita *^_^*.
      Un abrazo bien grande, y a ver si pronto puedo pasarme a leer tus nuevos artículos en mecanicatortuga.blogspot.com/
      Nos leemos 😀

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