Animación: Samurai Jack

  Si es verdad que en este blog tiendo mucho a mirar para atrás a la hora de seleccionar los temas de mis artículos… no tiene sentido alguno negarlo, menos ante vosotros, oh buenas gentes, que me estáis leyendo. Si eres asiduo a TALlopis-escribe sabes de sobra que la inmensa mayoría de los posts están ambientados en las décadas de las décadas de los 80, 90, y demás.

  Pero ojo, que me dejo llevar mucho la nostalgia, pero eso no significa que defienda la filosofía de que “todo tiempo pasado fue mejor” o que “todo lo de hoy en día es peor”.

  Y si bien a la hora de valorar una obra de entretenimiento, soy de la opinión de que hay que analizarla siempre dentro de su contexto (al fin y al cabo todas son producto de su tiempo), también digo que cada generación, cada década, cada periodo nos ha traído títulos muy interesantes. Lo cual, si bien es aplicable a todas las variantes narrativas que acostumbro a tocar en el blog como videojuegos, libros, cómics, cine, literatura, y demás, hoy nos vamos a centrar en la animación.

  Del mismo modo que en su día ya tuve el placer de hablaros de mi querida Gravity Falls, hoy vengo a presentaros una serie de animación que en su momento me pareció una verdadera maravilla.

  Pero antes de esto, vale la pena que dediquemos un espacio en este post para que pueda hablaros de su genial creador y algunos de sus trabajos que, casi seguro, muchos de vosotros habréis oído comentar alguna vez… eso como poco, porque la verdad que la trayectoria de este señor esta poblada de éxitos que se han convertido en verdaderos pelotazos que lograron un gran reconocimiento, además de que en su carrera abundan varios premios (incluyendo varios Emmys) más que merecidos por su gran trabajo. Me estoy refiriendo a Genndy Borrisovich Tartakovsky.

  De hecho, es una suerte que podamos disfrutar de los grandes títulos en dónde ha trabajado este buen señor, pues su familia (de origen soviético que se mudaron a Estados Unidos cuando Genndy tenía solo 7 años), trató de que este entrara a estudiar Publicidad y Márketing. Sin embargo, y por estas cosas que tiene la vida, llegó tarde a matricularse y no pudo elegir asignaturas, por lo que terminó estudiando animación en el Columbia College de Chicago. Esto era en 1991, momento en que creó un corto de apenas tres minutos de duración que al parecer tuvo un gran impacto (me he vuelto mico buscándolo, pero no hay manera… si puedes echarme una mano con esto, sería de agradecer).

  Sería el comienzo de una gran carrera que le llevaría a estudiar en el célebre California Institute of Arts y estudiar animación en la mítica aula A113 (lugar dónde se formaron grandes profesionales del sector) y en dónde conoció a sujetos ilustres de los dibujos animados como fueron Rob Renzetti (My life as a teenage robot) y Craig McCracken (Las Supernenas). Durante esta época, Tartakovsky dirigió y animó dos cortos inspirados en su hermano mayor, los cuales sembrarían las bases para que el que posteriormente sería el personaje DeeDee en una de sus obras que se volvería más conocida: Dexter’s Laboratory.

  Pero me estoy adelantando a los acontecimientos.

  Antes de llegar a este gran momento, Tartakovsky trabajó en series de renombre como El Crítico y la mítica Batman-The Animated Series. Tras lo cual entró en Hanna-Barbera, ni más ni menos, creando la serie Dos perros tontos junto a su amigo Rob Renzetti.

  Fue en estos mismos estudios dónde, finalmente, (y ahora sí) se lanzaría la famosa Laboratorio de Dexter en 1996, siendo su primer gran éxito. Había nacido una estrella.

  Posteriormente, Tartakovsky llegó a ser productor de la ya mencionada Las Supernenas (obra de su amigo Craig McCracken), StarWars: The Clon Wars del 2003 (tras captar el interés del mismísimo George Lucas), hacer sus pinitos en AdultSwim en 2006 al colaborar en el piloto de Korgoth of Barbaria, TitanSim-Bionic para Cartoon Network en 2010, dirigir la película Hotel Transilvania en 2011 así como su secuela en 2015, y la serie Primal, cuyo primer episodio está armando un respetable revuelo al momento de escribir estas líneas. Todo esto además de participar en proyectos como una animación sobre el personaje de Popeye, Las macabras aventuras de Billy y Mandy, Steven Universe, y Coast to Coast with Space Ghost entre otras.

  Pero el trabajo de Tarkakovsky que realmente me ha impresionado, y que viene a ser el protagonista de este post, es aquel cuya intro es tal y como sigue.

  Si has visto el video anterior, ya has escuchado una muy breve sinopsis de esta serie, narrada por nada más y nada menos que el principal antagonista de este show. Aún así, permíteme que te explique la trama de esta serie con un poco más de detalle.

  Para ello debemos viajar hasta el universo de esta serie, que al principio de la historia nos muestra un país de estética oriental-japonesa en tiempos del medievo. Un triste día, tras un misterioso eclipse solar, la entidad demoníaca conocida como Aku logra escapar hasta la Tierra y conquista el país reinado por el Emperador y padre del protagonista.

  El ataque de Aku desencadena en una cruenta batalla. Pese al gran liderazgo del Emperador y el valor mostrado por sus ejércitos, el malvado demonio logra tomar el poder y conquistar todo el lugar gracias a sus poderes oscuros.

  Afortunadamente, la madre de nuestro del príncipe heredero, logra salvar a este de una muerte segura. A partir de este momento, el joven protagonista inicia un viaje de muchos años alrededor de todo el mundo, en donde conocerá a grandes maestros de distintas culturas que no solo le enseñan a manejar con gran habilidad diversas habilidades de combate como la lucha con bastón, la esgrima, arquería, montar a caballo, y lanzamiento de hacha entre otras, sino también grandes conocimientos como astronomía, historia, idiomas, técnicas de supervivencia, navegación, y muchas más para lograr convertirlo en el guerrero supremo, capacitado para empuñar la espada sagrada que puede lograr dañar a Aku.

  Convertido en un poderoso espadachín, el joven príncipe vuelve a su tierra natal años después, siendo ya adulto, para desafiar en combate al malvado demonio y acabar con su reinado.

  El combate está muy igualado. Ambos luchan a muerte en un combate duro y despiadado en dónde cada uno da lo máximo de sí mismo para acabar con su enemigo, hasta que finalmente nuestro protagonista logra alcanzar la ventaja suficiente como para arrinconar a un debilitado Aku y dejarlo a punto para asestarle el golpe de gracia.

  En un acto desesperado, el malvado demonio usa el escaso poder mágico que le resta para abrir un portal temporal al futuro y enviar allí a su mortal enemigo. De este modo, el joven príncipe es arrojado violentamente a un tiempo muchos años adelante, en una época corrupta y decadente donde todos los seres, no solo de la Tierra sino de todo el universo, han sucumbido al malévolo poder de Aku (y esto es solo el primer capítulo).

  A partir de este momento, y al ver que en el argot futurista todo el mundo le llama “Jack”, nuestro protagonista decide adoptar este nombre mientras viaja por todo el mundo para encontrar un medio de volver a su época y poder acabar para siempre con el malvado demonio que le desterró. Durante sus viajes, conocerá de primera mano el sufrimiento de todas las etnias extraterrestres y humanas que han sufrido todo el mal de Aku, luchando para liberarlas, viviendo grandes aventuras, conociendo inesperados aliados, personajes sorprendentes, y combatiendo contra los robóticos sicarios del villano, al mismo tiempo que deberá afrontar grandes dificultades que pondrán a prueba su entrenamiento.

  Y hasta aquí la trama.

  Emitida por primera vez en su país de origen el 10 de agosto de 2001 en la cadena Cartoon Network, esta serie llegó a tener 66 capítulos en total, distribuidas a lo largo de 5 temporadas, la última de las cuales apareció (curiosamente) en AdultSwim debido en parte a que esta última temporada tenía unas tramas más maduras.

  Uno de sus principales puntos a favor de esta serie, de los muchos que tiene, es sin duda su protagonista. Nos encontramos con un héroe muy poco habitual a lo que estamos acostumbrados a una serie de animación: un individuo solitario, de pocas palabras, cuyo nombre real no llegamos a conocer jamás, pero que resulta ser el príncipe heredero de un imperio oriental, con una formación impresionante que no solo incluye manejo de armas, sino distintas ramas del saber. Un individuo de pocas palabras, poco guion, sabio, decidido, que al mismo tiempo cuenta con una muy fuerte moral basada en el ancestral código bushido de los samuráis japoneses. Vamos, que realmente se ve un personaje con mucho trabajo de documentación, muy bien elaborado, pero sobre todo, muy sólido. Además, se trata de un personaje muy real, muy cercano, con el que es muy fácil empatizar debido a que no se trata del clásico héroe de acción que resuelve todo a base de hostia limpia al que todo le sale bien y derrota oncecientos enemigos sin despeinarse, sino que con frecuencia sufre, es herido, un buen hombre que al mismo tiempo es como un pez fuera del agua que busca comprender un mundo cruel y apocalíptico lleno de criaturas extravagantes, que se frustra y pese a todo sigue adelante. Pero, sobre todo, un héroe un tanto melancólico, muy humano, y que aprende de sus experiencias, notándole una cierta evolución sutil con el paso de las temporadas.

  Pero esta calidad no solo se aprecia en el personaje protagonista, sino que también encontramos mucha dedicación y mimo en la construcción del malvado antagonista, que lejos de ser el clásico villano soso de manual cuya única función es quedarse cómodamente en su guarida sin hacer nada hasta que venga el bueno venga a machacarlo, para dar una excusa a la trama para que exista, resulta ser un personaje activo que de vez en cuando busca enfrentarse a Samurai Jack, ya sea para tratar de derrotarle con un nuevo plan, o hundirle la moral con sus engaños y planes, además de tener un carácter muy bien definido así como un modo muy concreto de hacer las cosas. Además, Aku está dotado de un poder grandioso que le convierten en un rival temible (a veces gana y parece que siempre le lleva ventaja al héroe), así como hace gala de una personalidad histriónica, demente, dotada de un retorcido sentido del humor, y vanidoso, a la par que es un antagonista astuto y activo. Por lo que no es exagerado afirmar que nos encontramos con uno de los mejores villanos que me he encontrado jamás en una serie de animación (con permiso de Toffee de Star contra las fuerzas del Mal, Él de Las Supernenas, el Lich de Hora de Aventuras, y el gran Bill Cypher de mi queridísima Gravity Falls).

  Pero es que el mismo cuidado se muestra en personajes secundarios, ya sean aquellos que aparecen en un solo episodio o bien aquellos más recurrentes, como el Hombre Escocés (mi personaje favorito y una lástima que no apareciera en más ocasiones), Ashi, o cualquiera de los seres-enemigos-culturas que se muestran a lo largo del show.

  Pero, además, dentro de la aparente sencillez de su trama base, nos encontramos con una historia rica llena de momentos de reflexión personal, intriga, humor, crecimiento de los personajes, fantasía, y acción, pero todo ello con un perfecto equilibrio sin tendencia a cargar la mano de ninguno de ellos, convirtiéndose en una serie que engancha cosa mala y que no es de extrañar que en su momento encantara tanto a niños como adultos, cosechando una gran legión de fans aún activa.

  Lo cual no es de extrañar, porque aparte de todo lo dicho, si hay una palabra que defina esta serie, esta es: Belleza. No tanto a nivel argumental, no solo por toda la cantidad de emociones que despierta en el espectador el dejarse llevar por esta magnífica serie, sino también (y muy especialmente) por su extraordinario y excepcional apartado visual. En este sentido es una verdadera maravilla que eleva la animación a la categoría de obra de arte sin duda alguna. No hay más que ver estos increíbles fondos y decorados, elaborados con un nivel de detalle magistral, que además fueron creados especialmente para cada episodio, pues no hay dos capítulos que se lleven a cabo en el mismo lugar o el mismo entorno, y aunque la serie tiene su tendencia a cierta paleta de colores, lo cierto es que el uso de colores y sombras, así como el propio colorido de personajes y fondos, es muy inteligente a la parte de ser increíblemente efectivo, introduciendo al espectador a la ambientación deseada para cada momento de la historia. Eso por no hablar de los distintos efectos y ángulos de cámara (espectacular este uso de la cámara partida en varias ocasiones), que también dan mucho juego y muestran un gran trabajo detrás de esta serie.

  Puede que con tanto elogio hacia este Samurai Jack, más de uno esté pensando que estoy exagerando, pero os aseguro que de esto nada. Este show es merecedor de todos los elogios que a uno se le ocurran para cualquiera de sus aspectos por méritos propios, tanto por todo lo dicho, como por su apartado musical, así como el magnífico doblaje español. Mis respetos al equipo de casting para los actores de voz.

  De modo que, entre una cosa y la otra, no es de extrañar que esta serie cosechara tantos éxitos y cultivara tanta popularidad como alcanzó en todo su apogeo, y que sigue viva aún hoy día en la mente de tantos fans entregados. Por lo que no es raro encontrar con toda una serie de cómics (en algunos de los cuales Genndy Tartakovsky tuvo bastante que ver), y toda una serie de merchandising que incluye las clásicas camisetas, posters, tazas y toda la parafernalia, además de varios videojuegos: uno para Game Boy Advance (Samurai Jack: The amulet of time), otro para PS2 (Samurai Jack: The shadow of Aku), y un muy reciente título arrojado este mismo año 2020 para Switch y PS4 entre otras plataformas (Samurai Jack: Battle through time).

  En definitiva. Una serie imprescindible, una delicia audiovisual con unos personajes que te enganchan desde el primer momento, con un equilibrio argumental y rico muy difícil de encontrar, así como un final apoteósico que te deja con el corazón en un puño. Por el amor de lo que sea, si aún no la has visto, tienes que verla. Hazte este favor.

  Y hasta aquí llega este post.

  Antes de pasar a la recomendación de la semana, quisiera hacer una pequeña reflexión. Y es que al momento de escribir estas líneas, lo cierto es que todos estamos pasando por un momento francamente difícil debido a la situación del coronavirus covid-19. Pero sin embargo, siguen produciéndose accidentes y otras enfermedades de manera regular todos los días. Por lo que una vez más quiero señalar la gran labor que están realizando desde la Fundación Juegoterapia, cuya finalidad me parece más que admirable al tratar de hacer que los niños afectados de cáncer sufran este difícil proceso de la forma más amena posible. La idea salió en 2010, cuando a su fundadora Mónica Esteban se le ocurrió darle una PlayStation a un niño ingresado por un tratamiento de quimioterapia. En un ambiente tan atemorizante como este, echar unas partidas cambió el modo en que este joven aventurero vivió su experiencia. Desde entonces, Juegoterapia se dedican a recoger consolas y videojuegos para donarlos a los hospitales, además de recaudar donativos de socios, y voluntariado, para crear jardines, áreas de juegos, y hasta cines para los niños con cáncer. Te dejo el link directo con todas sus actividades, proyectos, información, y modos en que se puede colaborar con su gran labor. www.juegaterapia.org/

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  Sin más que añadir, cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.