Televisión retro: Un, Dos, Tres… Responda otra vez.

 “Les rogamos presten atención, pues ya mismo se levanta el telón”.

 No importa desde qué lugar de nuestro mundo me estés leyendo, de dónde provengas, o en que lugar residas actualmente. Para mi, todas aquellas buenas personas lectoras que como tú pasan por aquí de visita, son más que bienvenidas ^_^.

  De hecho, ya que estás aquí me gustaría preguntarte… ¿cuándo fue la última vez que viste un canal de televisión por TDT? O lo que actualmente llamamos “televisión analógica”. Ya sabes, esa programación que se emite por la pequeña pantalla y con la que muchos de nosotros hemos crecido.

  Te pregunto esto debido a que desde hace un tiempo, cuando un familiar, amigo, compañero del trabajo, o ser querido en general, me habla de programas que se emiten por cadenas televisivas, digamos, “tradicionales”, tengo la sensación de que me hablan en un complicado idioma extraplanetario del que no entiendo ni jota, o que me he desplazado accidentalmente a una dimensión paralela en que la cultura popular es muy distinta a lo que conozco.

  “Oh si, el otro día apareció de nuevo este anuncio mientras veía tal o cual programa en que salían fulano y mengano, que son tan famosos”, me comentan muy ufanos.

  Ante situaciones parecidas, este que humildemente te escribe se queda en la más completa de las inopias, y en un acto de ignorancia sin precedentes, lo único que se me ocurre es asentir con la cabeza mientras pienso “Te entiendo menos que a Darth Vader comiendo polvorones”.

  Como habrás deducido con esta sagacidad que te caracteriza, oh buena persona lectora que vives al otro lado de la pantalla, hace años que no veo un canal de televisión emitido por medio analógico. Pero no ha sido algo que haya hecho expresamente, por decisión propia, pues de ningún modo me considero un abanderado de esta opinión tan común actualmente y según la cual son muchos los que “no ven televisión porque todo lo que emiten por ella es basura”.

No. No van por ahí los tiros. No tengo ni idea de que es o deja de ser la programación actual en los “canales de toda la vida”, y por lo tanto no puedo opinar. Simplemente ha ocurrido de forma natural. Muy posiblemente sea debido a que otros formatos audiovisuales como YouTube, Twitch, o los servicios de streaming han llamado más mi atención en los últimos tiempos.

Me pregunto si con esto podría jugar con la Atari 2600.

Pero ojo con esto, pues no significa que desprecie este electrodoméstico. Mas bien al contrario, pues aunque leer es una alternativa más que recomendable, la televisión también sirve para conectar muchas de nuestras videoconsolas favoritas, y el impacto que han tenido en la vida de tantos de nosotros (en especial aquellos que ya peinamos alguna que otra cana) es innegable. O al menos así lo veo yo, pues guardo muy buen recuerdo de varios programas que vi con unos cuantos años (y décadas) menos, tal y como se ha visto en otros posts que en su día te escribí y que estaban dedicados a shows como Farmacia de Guardia, Si lo sé no Vengo, o Los Problemas Crecen.

Pero si hay un programa de televisión que marcó muy fuerte en la historia de la televisión en España, este fue sin duda el Un, Dos, Tres… Responda otra vez. Una mezcla entre concurso y show de variedades que empezó a emitirse en el año 1972, y que a lo largo de 10 extensas temporadas, se mantuvo en el aire entre diversos intervalos hasta su última emisión en el año 2004. Vamos, que dio mucho de sí pese a que actualmente sea muy tentador calificarlo como un show algo rancio y añejo.

Personalmente, y puedo estar perfectamente equivocado, me da la sensación de que una de sus claves para lograr permanecer en antena durante tanto tiempo pueda ser, por sorprendente que parezca, su capacidad para adaptarse a los espectadores del momento. Si bien es verdad que si por casualidad estás leyendo este escrito y seas una persona más bien joven, te lleves las manos a la cabeza y flipes a lo bestia si te da por ver algún programa del Un, Dos, Tres sin conocerlo previamente, o si se te ocurre revisualizarlo para refrescar la memoria. Pues muchos de sus gags, personajes, y situaciones no tenían termino medio: o eran exageradamente inocentes y cándidos dados los cánones actuales, o bien serían declarados de una incorrección política apabullante en la actualidad. Por lo que para poder emprender el viaje al pasado que te propongo con el siguiente escrito, solicito que vengas a bien a tener en cuenta el contexto social e histórico de dicho programa. ¿Su contenido estaba bien? ¿mal?… simplemente, era lo que había, e incluso se podría considerar que cada una de las etapas de este programa era un fiel reflejo de la España de aquellos años, pues no solo reflejaba la mentalidad de aquellos años sino que encima hacía abundantes alusiones a personajes famosos de la época, además de permitirse dar algún que otro sutil codazo en las costillas al poder establecido de forma muy puntual.

Y de nuevo ya me he vuelto a liar.

Sin más dilación procedo a relatarte los orígenes de este popular concurso televisivo, no sin antes animarte a ponerte cómodo, servirte una agradable bebida de tu elección, y que te prepares debidamente para cruzar el portal temporal que ya permanece abierto ante ti.

  Espero que te guste el post.

El padre de la criatura

“… son amigos, y residentes en…”

  Si bien algunos programas bien conocidos como Humor Amarillo, El Gran Juego de la Oca o Su Media Naranja están basados en conceptos ya existentes en otros países, el Un, Dos, Tres se trata de una idea más o menos original de Narciso “Chicho” Ibáñez Serrador (Montevideo-Uruguay en julio de 1935Madrid en junio de 2019). Puede que sea especialmente famoso por ser el creador del programa Historias para no Dormir (lo que fue referenciado en el capítulo número 34 Entre dos Tiempos de la serie El Ministerio del Tiempo) y el programa que ocupa este post. Pero lo cierto es que la vida de este buen señor cuenta con un palmares realmente impresionante. Y es que con 18 años de edad, cuando recién había terminado el bachillerato en Salamanca, se puso a viajar por varios países del mundo antes de entrar en la compañía de teatro dirigida por su madre Pepita Serrador, y en dónde se empapó bien del mundo sobre el escenario al trabajar como apuntador, electricista, montador, y mucho más. E incluso tuvo un pequeño papel en la obra Filomena Maturano, tras lo cual creció aún más su interés por las artes escénicas y llegó a intervenir en más de 30 trabajos teatrales en tres años y presentar la obra El zoo de cristal en el teatro Windsor de Barcelona (1951).

Vamos, que el chaval estaba on fire y no paraba.

Con el tiempo, Chicho llegó a publicar varios libros con el seudónimo de Luis Peñafiel y que también llevó al teatro, como Aprobado en Castidad (estrenada en Mar de Plata en 1959). Eso además de escribir varias novelas radiofónicas, dirigir dos películas (¿Quien puede matar a un niño? del año 1976 y La Residencia en el mismo año), ser el autor del libro El Águila en la Niebla (del año 2000 y firmada sin seudónimo), y por supuesto presentar programas de televisión a porrillo, como El Semáforo, Obras maestras del terror, Cuentos para mayores, Estudio 3, Luz Roja, Mañana puede ser verdad, y muchos más. Por todo ello no es de extrañar que haya recibido varios premiso a lo largo de su dilatada trayectoria profesional e incluso llegara a ocupar cargos en Televisión Española, como el de Director de Programas.

 En definitiva, este buen señor era lo que se dice un tipo inquieto que no se estaba parado ni un segundo, y es que ya solo le faltaba hacer los bocadillos del catering oiga.

Narciso «Chicho» Ibáñez Serrador.

Y de nuevo se me ha vuelto a ir la mano dándole a la tecla.

 Volviendo al tema del post, en 1972 lanzaba al mundo el primer programa de Un, Dos, Tres… Responda otra vez, del cual sería principal guionista, director y creador. Desde el principio, el programa ya mostraba la mecánica básica que tendría a lo largo de toda su historia, así como varios elementos característicos del mismo. Aunque bueno, si bien antes mencionaba que el formato era una idea original suya, lo cierto es que también se inspiró en otros formatos existentes que aportó el primer presentador del concurso (y gran amigo personal de Chicho) el peruano Enrique Rodolfo Ledgard Jimenez (Lima-Perú en noviembre de 1918 y octubre de 1995 en Madrid), el cual era más conocido como Kiko Ledgard y que alcanzó la fama en su país de origen con el programa Haga negocio con Kiko, el cual parece estar inspirado en el show norteamericano Let’s Make a Deal de 1963 en cadenas como la NBC y ABC.

Ambos sentaron las bases del programa Un, Dos, Tres, el cual dividía cada capítulo en tres segmentos claramente diferenciadas, dedicando cada programa a un tema diferente (como la era de la piratería, el cine, el terror, Freud y el psiconanálisis, la antigua Grecia, el romanticismo, etc) y cuya mecánica general era tal y como sigue.

Kiko Ledgard. La verdad que parecía ser un tipo bien simpático.

Mecánicas numéricas

“Sean bienvenidos una semana más…”

1er segmento. Cultura y gente de mal vivir. Arrancamos con una prueba de conocimiento general. Tres parejas de concursantes (amigos, compañeros del curro, hermanos, matrimonios, etc) formados por dos componentes de distinto sexo, competían por ver quien era capaz de ganar más dinero en una prueba de cultura general. Para ello se ofrecía una cantidad fija de dinero por cada respuesta acertada (la cual era de 25 pesetas en sus inicios pero pasó a ser al azar en temporadas posteriores), pero lo cierto es que no eran preguntas al uso, sino más bien se proponía a los concursantes de cada pareja que, de forma alterna, fueran nombrando elementos válidos de una lista que se encontraba en un sobre cerrado a elegir entre varios cuyo contenido era siempre misterio (aunque luego esta dinámica se varió ligeramente en varias temporadas posteriores). Y aquí podía salir prácticamente de todo, desde algunos más típicos como mencionar escritores que publicaran sus obras en inglés, obras pictóricas, nombrar capitales de provincia o capitales de estado, hasta pasar por propuestas más bien originales que ponían a prueba la picardía, originalidad, e imaginación de los concursantes, como nombrar pistas que puedan llevar a la detención de un criminal, elementos necesarios para viajar al espacio, o cosas que uno pueda pisar de forma habitual en su casa. La pareja de concursantes debía dar el mayor número de respuestas posible en 45 segundos sin repetirse ni dar respuestas erróneas, logrando así que el número de respuestas totales fuera multiplicado por la cantidad de dinero propuesta al principio de la ronda.

Pero ojo, que la cosa no acaba ahí. Pues la cantidad total de dinero ganada en la primera ronda, era la cifra que ganarían los concursantes en la segunda ronda con cada respuesta, y este total también sería a su vez el dinero ganado con cada acierto en la tercera ronda de preguntas.

Por ejemplo. Imaginemos que de entrada se establece que cada respuesta correcta vale 2’58€ (cifra establecida mediante una máquina que reflejaba una cifra al azar) y en la primera ronda una pareja consigue un total de 11 respuestas correctas. 11×2’58 hacen un total de 28’38€. Pues en la segunda ronda, cada respuesta de esta misma pareja tendrá como premio esta cifra, de modo que si por ejemplo les traicionan los nervios, se quedan en blanco o fallan y solo logran dar 4 respuestas, estos ganarían un total de 113’52€ (28’38×4), cantidad que serán el premio por cada respuesta válida en la tercera y última ronda. En la cual si aciertan, por decir algo, 7 respuestas, pues se llevan la respetable cantidad de 794€ contantes y sonantes (113’52×7). Que de los 2’58€ del principio a 700 y pico, pues es una buena pasta oye.

Chicho con algunas secretarias del programa. Varias de ellos alcanzaron la fama posteriormente, como Victoria Abril, Paula Vázquez, o Lydia Bosch.

Al final de las tres rondas, la pareja concursante con más dinero en el marcador son declarados los Campeones de la semana y, además de otorgarles una banda que les acredite como tales, pasan a participar de nuevo en el siguiente programa para tener la oportunidad de seguir llenándose los bolsillos alegremente, mientras que las dos parejas peor clasificadas pasaban a la siguiente fase del concurso. Eso sí, cada una de ellas se llevaba el dinero ganado pasara lo que pasara a continuación.

Sin embargo, en esta primera etapa del programa se mostraba una de las novedades que traería este concurso, y es que aparte del presentador y las cinco azafatas del programa (llamadas “secretarias”), existía lo que se conocía como La parte negativa, los cuales eran un conjunto de actores que representaban a un personaje claramente antagonista de cara a los concursantes. De este modo, estos componentes de “la parte negativa” daban grandes muestras de alegría cuando los concursantes fallaban o daban pocas respuestas, se mostraban decepcionados cuando se llevaban un buen dinero, e incluso se recreaban en comentar el fallo de los concursantes cuando estos daban una respuesta incorrecta. Todo ello en un entorno cómico que popularizó estos personajes, e incluso muchos de ellos llegaron a acuñar frases muy populares por los televidentes. Aunque podía ocurrir que de vez en cuando estos malévolos pero entrañables personajes requirieran la intervención de los “Supertacañones” para explicar porqué una respuesta no era válida, lo cual tomaba la forma de una voz en off por megafonía que daba las explicaciones pertinentes sobre porqué una respuesta de los concursantes no podía ser válida.

«En la parte negativa… esos y esas que ustedes saben».

2o segmento. Músculos, agilidad, y cosas pringosas. En esta parte, las dos parejas con peor puntuación en las rondas de preguntas debían verse las caras en un desafío que ponía a prueba sus capacidades físicas y que siempre estaba relacionada con el tema principal que el programa tenía aquella semana. La gracia es que muy raramente las pruebas físicas se repetían de un capítulo a otro y el reto que debían afrontar las dos parejas de concursantes era tan original como imprevisible, pero casi siempre implicaba vestirse con un ropaje ridículo que ocasionara la hilaridad del público, o tener que ensuciarse hasta las cejas, y a veces hasta contar con la colaboración del público que acudía al estudio para ver el show. De este modo, podía haber cosas tan variadas como juegos de mímica, llevar un líquido de un extremo a otro de la zona de juego en condiciones que impedían un cómodo transporte (como una pasarela estrecha o un aparatoso disfraz), lanzarse tartas con los ojos vendados, meterse en un cenagal artificial para capturar la mayor cantidad de ranas vivas posible (¡verídico!), o bien llevar una por una a cuantas personas del público fuera posible hasta un colchón debajo del cual se encontraba uno de los componentes de cada pareja de participantes.

Y eso solo por poner unos ejemplos, pues a lo largo de más de cuatrocientos programas que llegó a tener el Un, Dos, Tres a lo largo de toda su historia, en esta fase eliminatoria se dieron pruebas tan sorprendentes y originales como tronchantes para los espectadores.

Finalizado el tiempo establecido para superar la prueba, la pareja ganadora pasaba a la última (y temida) tercera fase, mientras que la pareja que no superara el desafío tenía la oportunidad de ganar un premio en metálico extra mediante un juego de azar que muchas veces era esponsorizado por una marca comercial que colaboraba con el programa, sumándose así sus ganancias a lo obtenido durante la fase de preguntas.

Si algo va mal, el responsable es el jefe.

3er segmento. Azar, premios, y espectáculo. Si nunca has visto el programa y todo lo dicho hasta ahora te parece sorprendente, prepárate porque ahora llega el plato fuerte: la temible, emocionante, y siempre imprevisible parte de… ¡La subasta! La cual ocupaba la mayor parte de cada programa Y en la cual participaba la pareja ganadora de la prueba física en un laborioso juego de azar y elección a ciegas con la ayuda (o no) del presentador.

Durante todo este segmento se sucedían varios números artísticos de estilo muy variado en forma de números musicales interpretados por artistas invitados, coreografías realizadas por las azafatas del programa, espectáculos de magia e ilusionismo (realizados por famosos profesionales de mundillo como Juan Tamariz o Andrew Blake), espectáculos variados de equilibrismo u otros números visuales (realizados por profesionales invitados). Pero sobre todo, había números cómicos que llevaban a cabo varios humoristas propios de cada época y que tendían a ser habituales en cada etapa del programa. Entre algunos de los más conocidos te puedo nombrar al actor cómico Mariano Ozores (con su peculiar forma de hablar y la famosa frase “¡no hija, no!”), Raúl Sender, el cuentachistes Arévalo, Pepe Viyuela, el cómico argentino-chileno Bigote Arrocet (a día de hoy aún hay gente que sigue usando su muletilla “Piticlín, Piticlín”), Florinda Chico, la ventrílocua Mary Carmen con sus muñecos del Pato Nico y Doña Rogelia, Ángel Garó, Manolo Royo, o el célebre Dúo Sacapuntas compuesto por El Pulga (Juan Rosa) y El Linterna (Manolo Sarria), que interpretaban a dos torpes toreros que popularizaron las frases “La plaza estaba abarrotaaaaa” o “veintidó, veintidó, veintidó”. Eso aparte de personajes bastante polémicos como La Bombi de Fedra Lorente o La Loli de Beatriz Carvajal, que serían impensables hoy en día.

Nunca he sido de ir a los toros, pero lo que me reía con este par.

Y eso solo por nombrar algunos, porque la cantidad de actores, artistas, y demás que ganaron popularidad gracias a este show en toda su historia, sería lo suficientemente larga como para cubrir un post entero.

Pues bien. La cosa es que después de cada actuación, una de las secretarias llevaba un pequeño objeto a los concursantes, el cual contenía un premio y una tarjeta de la cual el presentador leía solo una parte a modo de pista (o despiste) para la pareja de concursantes. Con el añadido de que cada vez que había tres objetos sobre la mesa, la pareja debía elegir uno para descartarlo (fuera lo que fuera este objeto rechazado implicaba que el concursante perdía el regalo sorpresa que llevaba), momento en que el presentador leía la tarjeta entera y se desvelaba el premio oculto tras dicho objeto. Una vez terminadas todas las actuaciones, el presentador indicaba que los tres regalos que restaban sobre la mesa eran los últimos, y los concursantes debían descartarse de dos más para elegir el que sería finalmente su premio definitivo.

No puedo olvidar la presencia de «Los Sufridores». Dos concursantes «ajenos» a la dinámica general del concurso que permanecían encerrados en una cochambrosa celda en el mismo plató. El nombre está muy logrado, pues estos se llevarían el mismo premio que los concursantes de La Subasta. Pero con la diferencia de que «Los Sufridores» SI SABÍAN que premio había tras cada objeto, y no tenían medio alguno de compartir dicha información con los concursantes.

Ni que decir que era prácticamente imposible adivinar que regalo había detrás de cada objeto solo con lo que el presentador leía de la tarjetita de marras, ni de que modo la información dada por esta podía variar totalmente su significado al leerse entera, fuera para bien, o para mal. Porque una vez más, el programa se volvía totalmente imprevisible y entre los regalos podía haber cualquier cosa. Pero ojo, que cuando digo cualquier cosa, me refiero literalmente a cualquier cosa, empezando con los premios más habituales y ansiados por todos como un coche (o dos), un lujoso apartamento en un destino vacacional, jugosos premios en metálico, viajes, joyas, electrodomésticos, y demás cosillas molonas. Pero también habían premios tan imprevisibles como esperpénticos que dibujaron más de una expresión de asombro ante los desafortunados concursantes que se los llevaron (y la alegría de los que no), como una colección de plumeros de quitar el polvo, dos millones y medio de cerillas (sin sus cajas), cien kilos de verduras, neumáticos viejos, un chubasquero, armónicas, un cargamento de cacahuetes, pasar la noche en un osario, una vaca (no baca de coche sino vaca de las que van por el campo y hacen muu), cientos de cintas VHS, o que un señor fuera a su domicilio todos los días durante un mes entero para despertarles a trompetazo limpio y tocando el toque de diana militar (¡lo juro, eso ocurrió de verdad y encima fue un premio final!). Por supuesto, también existía la posibilidad de que no les tocara nada, marchándose a casa con las manos vacías y un aplauso del público. Menos mal que les quedaba lo ganado en las rondas de preguntas.

¿Te imaginas que te toca un «premio» como estos?

Con razón, dos frases muy populares del programa eran “si vaca vaca y si coche coche” y que “la palabra timón para un barco también podía ser un timo muy grande”.

Paisaje, paisanaje, y mascotas

“¡Hemos venido aquí a jugar!”

A continuación, permíteme que te escriba un breve resumen de las principales etapas del concurso, incluyendo sus presentadores, quienes formaban la “parte negativa”, y cuales eran las mascotas del programa.

1a etapa del concurso. El presentador Kiko Ledgard, que te comentaba anteriormente, fue quien condujo las dos primeras temporadas del concurso (que empezó emitiéndose en blanco y negro), correspondientes a los años 1972-1973 y 1976-1978, y que ya inició la dinámica de tentar a los concursantes que pasaban a la subasta con dinero en metálico a cambio de renunciar a ciertos objetos de regalo (que no por ello significara que dichos objetos tuvieran buenos premios). En sus comienzos el programa el programa ya contaba con la aparición de una de sus mascotas más representativas: La Calabaza Ruperta, que estuvo presente desde 1972 hasta 1983 y posteriormente recuperada en 1991 para la séptima temporada. También destacó especialmente la figura del personaje Don Cicuta en la Parte Negativa (interpretado por el actor Valentín Tornos) que en la primera temporada del concurso representaba ser un señor extremadamente avaro y entrañablemente antipático, natural del ficticio pueblo de Tacañón del Todo, y que fingía sufrir enormemente cuando los concursantes se llevaban una importante cantidad de dinero, además de tratar de meterse con el presentador Kiko Ledgard. En un divertido sketch del programa dedicado al terror, Don Cicuta desafió al presentador para que le asustara, y este reaccionó diciendo que en lugar de dar 25 pesetas por respuesta acertada a los concursantes (esta cantidad era fija en los primeros años del concurso) les daría 1000 pesetas. La reacción del cómico malechor no tiene desperdicio. Por otro lado, este jefe de la Parte Negativa, no se encontraba solo en su labor, sino que estaba acompañado de dos colaboradores: los hermanos Remigio y Arnaldo Cicutilla, que serían interpretados por Ignacio Pérez y Javier Pajares respectivamente. Sin duda, la idea de que hubiera un personaje antagonista a los concursantes fue un aspecto muy innovador en varios sentidos y Don Cicuta se convirtió en un carácter muy popular en su tiempo.

Don Cicuta (centro) y sus «cicutillas». Nada bueno están tramando, ya te lo digo yo.

Desgraciadamente, la salud del actor Valentín Tornos era bastante delicada, y en la segunda temporada del concurso, los Cicutas fueron sustituidos por Los Tacañones, un trío que pretendía representar varios aspectos del personaje de Don Cicuta en tres individuos diferentes: El altanero y sabelotodo Profesor Lápiz (Pedro Sempson), Don Rácano (muy devoto de la Virgen del Puño Cerrado y más avaro que reutilizar sellos) que sería interpretado Paco Cecilio, y por último estaba el excesivamente conservador Don Estrecho, a quien daría vida el famoso mago español Juan Tamariz.

Kiko Ledgard con Don Rácano, el Profesor Lápiz, y Don Estrecho.

-2a etapa.  Comprendida del año 1982 hasta el 1988, representó la llegada de una de las presentadoras más populares del programa: la cantante y actriz de origen cubano Mayra Gómez Kemp (quien ya hizo papeles esporádicos en ediciones anteriores), que no solo supo llevar muy bien el programa sino que además popularizó la frase “y hasta aquí puedo leer” cuando leía parte de las tarjetas en la subasta.

Mayra Gómez Kemp leyendo una tarjeta. ¿Habrá premio o será una chusta?

Así mismo, el inicio de la segunda etapa (que empezó con la tercera temporada del concurso), supuso la aparición de quienes muy posiblemente llegarían a ser las componentes de La Parte Negativa más populares en toda la historia del Un, Dos, Tres. Me estoy refiriendo a Las Tacañonas. Trío compuesto por tres hermanas conciudadanas de Don Cicuta al ser también originarias del fictício pueblo de Tacañón del Todo además de ser las nietas de este. El trío de hilarantes antagonistas estaba compuesto por la estricta y conservadora Viuda de Poco, la marisabidilla Seño, y la “inocente” Mari Puri, que eran representadas por las actrices conocidas como Las Hermanas Hurtado (Paloma, Teresa, y Fernanda respectivamente). La verdad es que me partía de risa con sus intervenciones, aparte de que los versos irónicos que utilizaba La Seño se volvieron en una parte muy característica de estos personajes. Pero lo que sin duda impactó con fuerza entre el público, fueron sus frases “¡Campana y se acabó!” así como la de “Nos Halabamos, hala vamos, hala vamos”, las cuales tuvieron una gran popularidad en la España de aquellos tiempos, logrando que formaran parte de la forma de hablar de varias generaciones.

Las Tacañonas. Gracias a la magia de que el programa no era en directo, Paloma/Viuda de Poco (centro) recibía instrucciones sobre cuando tocar la campana y dar paso a «La Voz de los Supertacañones» a través de un pequeño micrófono. Un equipo de expertos se dedicaba a buscar la validez de las respuestas dadas por los concursantes y transmitir su «veredicto» a través de megafonía, convirtiéndose así en «La voz de los Supertacañones». Luego en post producción se eliminaban las esperas que se producían mientras dichos expertos consultaban la validez de las respuestas. Para cuando se emitía el programa por televisión, no se notaba nada el truco.

Sin embargo, Las Tacañonas no estuvieron presentes en toda la segunda etapa, pues a inicios de la cuarta temporada del concurso se decidió apostar por un nuevo personaje para ocupar su lugar: Eugenia Enchufols del Tot (interpretada por Eugenia Roca), la cual era una señora muy altiva y repelente con un curioso defecto del habla que le proporcionaba la actriz, además de definirse a sí misma como “la sexta secretaria del programa”. Su seña de identidad principal era la invención de diversas palabras como “ententempiarse” para ponerse de pie, además de gesticular mucho. Sin embargo, el personaje no terminó de cuajar y Las Tacañonas volvieron al concurso.

Al parecer, la secretaria Kim (izquierda) no estaba muy contenta de ser un componente de La Parte Negativa junto al personaje de Eugenia Enchufols (Derecha).

Esta etapa supuso también la aparición de varias mascotas nuevas para el programa, como la bota Botilde (1983 a 1984), o El Chollo (1984 a 1986). Esta útlima no solo llegó a tener su propio juego de mesa, sino que de aparecer como premio final en la subasta, este otorgaba a los concursantes poder elegir cualquiera de los regalos aparecidos a lo largo del programa… ¡un chollazo, vamos!. Sin embargo, esta simpática mascotilla también un alter ego oscuro llamado El anti-Chollo. Este avaricioso sujeto también podía ser uno de los “premios” escondidos tras los objetos en la etapa de la subasta, y pobres de aquellos concursantes que se lo quedaran al final del concurso, pues su aparición significaba que se quedaban sin premio alguno, e incluso podía suponer la pérdida de todo el dinero ganado si aparecía en los juegos de consolación tras la prueba física.

Pero estos no fueron las únicas mascotas de esta etapa, pues entre 1987 y 1988 aparecieron El Boom (un personaje tan alegre como dinámico) y El Crack (tristón y con muy mala suerte), los cuales tuvieron los mismos efectos que el Chollo y el Anti-Chollo a efectos del programa.

Botilde.
El Chollo y el Anti-Chollo (si es que parece un vampiro oye).
El Boom y el Crack. ¿Se le llamaría así por el crack de la bolsa de Nueva York en 1929?

-3a etapa. Después de muchos años sin aparecer, las nuevas temporadas del concurso también supusieron el retorno de la calabaza Ruperta al programa, la cual ya se quedaría de forma permanente hasta la última temporada.

La calabaza Ruperta.

Esta nueva trayectoria del Un, Dos, Tres… Responda otra vez, que comprende desde el 1991 hasta 1994, sería presentada en un principio por el actor de doblaje y presentador Jordi Estadella en compañía de Miriam Díaz-Aroca (que anteriormente había sido también presentadora del programa infantil Cajón Desastre). Por mi parte debo decir que guardo muy buen recuerdo de esta etapa del programa, no solo por que ambos me caían de lo más simpático, sino porque recuerdo con especial cariño el especial de navidad en que los concursantes y el público estaba compuesto por niños en edad escolar (tal y como era un servidor en aquellos tiempos en que aún no peinaba canas). Además, en esta etapa, durante los minutos iniciales antes de cada programa era el propio Chicho Ibáñez quien explicaba a los televidentes el tema del programa de aquella semana, siempre con la compañía de un muñeco en forma de sabueso que respondía al nombre de Don Mariano y al que le ponía voz el propio Jordi Estadella.

Jordi Estadella (que también presentó «No te rías que es peor»), y Miriam Díaz-Aroca.

Sin embargo, en la novena temporada del concurso, la responsabilidad de presentar el programa caería sobre Josep María Bachs, quien ya era muy conocido en la televisión autonómica catalana de TV3 por presentar el espacio Filiprim, entre otros. Quizás no contaba con la popularidad de los presentadores anteriores, pero lo cierto es que este señor me caía muy simpático. Por otra parte, el señor Bachs no vino solo, sino que se trajo consigo a un colaborador habitual de sus programas en la televisión catalana: el abuelo Bachs, interpretado por el anciano actor Lázaro Escarcellés, el cual siempre daba paso a la publicidad del Un, Dos, Tres mostrando una desdentada y peculiar carcajada.

Josep María Bachs.

Por otro lado, la Parte Negativa también sufrió varios cambios aunque fuera nuevamente protagonizada por las hermanas Hurtado, quienes dieron carpetazo a Las Tacañonas para convertirse en las supuestas sobrinas de estas: Las Derrochonas, convirtiéndose en un cómico opuesto a sus anteriores personajes al representar a tres hermanas que se dedican a despilfarrar el dinero como si no hubiera un mañana, al mismo tiempo que dejan bien claro que envidiaban a las secretarias del programa mientras trataban de competir con ellas (siempre desde la broma y la autoparodia).

Las hermanas Hurtado convertidas en Las Derrochonas.

-4a etapa. Última etapa, y también última temporada que se produjo en el año 2004. Se introdujeron varios cambios importantes en el concurso, empezando por su propio nombre, pues pasó de llamarse Un, Dos, Tres… responda otra vez para convertirse en Un, Dos, Tres… a leer otra vez para recordarnos que las temáticas que el programa dejaban de ser temas más bien generales para centrarse en un libro distinto cada semana, y que los concursantes debían haberse leído recientemente como parte de los requisitos para concursar.

Y los cambios no terminan ahí, pues Josep María Bachs fue sustituido por el presentador y locutor de radio Luis Larrodera. Y aunque no tuviera el gancho que mostraron sus sucesores, lo cierto es que tampoco lo hacía nada mal.

Luis Larrodera.

Por otro lado, y ya que en esta ocasión el programa se centra en varias obras cumbres de la literatura, también se presentaron a los nuevos integrantes de la Parte Negativa: Los Bomberos de la unidad Fahrenheit 451, claramente inspirados en los firemen/bomberos que aparecían en la novela de Ray Bradbury del mismo nombre (una lectura más que recomendable del género ciencia-ficción) y que en lugar de apagar fuegos, se dedicaban a crearlos para erradicar todo rastro de materia escrita. Estos malévolos aunque cómicos individuos, enemigos de la literatura y el saber, estaban integrados originalmente por el sargento Kowalsky (Esteban Alleres) y el coronel McPhantom, a quien daba vida el cómico y monologuista Miky McPhantom (me parto de risa con su monólogo llamado Chuck Norris). Sin embargo, parece que este dúo no tuvo muy buena recepción que digamos, por lo que en su lugar aparecieron el general Antilivrof ( que estaba interpretado por Alberto Papa-Fragomén y que frecuentemente se discutía en tono de humor con el presentador Luis Roderas), y su compinche Dimitri Moskarov (Roberto Mosca).

Kowalsky y McPhantom (¡¡eso de quemar libros está muy feo, por favor!!).
Antilivrof (subido a un taburete) tratando de chulear a Larrodera.

Conclusionando. Admito que a lo largo de la última semana me lo he pasado en grande viendo varios programas correspondientes a diferentes épocas del concurso (gracias a que existen varios capítulos enteros en YouTube y la web de Televisión Española), y que no pocas veces me he dado unas buenas carcajadas, además de varias expresiones de asombro. Aunque por otra parte, también he arqueado una ceja no pocas veces al ver como han envejecido de mal varios de sus números cómicos y diálogos, eso por no hablar de que pretendía ser un programa familiar apto para todos los públicos que en varias ocasiones se ponía bastante subido de tono. Pero como escribí en la intro de este post, este es un producto originario de otros tiempos, destinado en sus inicios a otras mentalidades distintas a las actuales, y una situación cultural-social muy diferente con todo lo que esto conlleva. Al fin y al cabo, si al momento de escribir estas líneas lleva casi 17 años sin que se presente una nueva edición, pues por algo será (aunque también podría ser que el triste fallecimiento de Chicho Ibáñez Serrador también influya lo suyo). Sin embargo, creo que el formato de base es muy interesante y quizás podría funcionar si se adaptara para los nuevos públicos (aunque no descarto que esta afirmación sea producto de la nostalgia… cuidadín). Sea como sea, no cabe duda de que fue un éxito rotundo que marcó muy fuerte en la historia de la televisión en España y contó con una enorme popularidad. Como prueba de ello, no hay más que pensar en la ingente cantidad de merchandising que se creó a partir de las diversas temporadas del concurso, como muñecos de sus mascotas, chicles del Dúo Sacapuntas, juegos de mesa, camisetas, reportajes en revistas, y demás. Aparte que el formato fue exportado con bastante éxito a otros países como Inglaterra, Alemania (dónde fue conocido como Die Verflixte Sieben/El Maldito Siete y que duró desde 1984 hasta 1987), Portugal, o Bélgica.   

  Y hasta aquí llega el post.

  Pero, ¿que me cuentas tu? ¿conocías el programa? ¿viste alguna temporada en su momento? ¿que te parecía? Ya sabes que me encanta leer tus impresiones al respecto del viaje que acabamos de realizar y que la caja de comentarios está a tu disposición.

Chicho con Ruperta.

  Como recomendación de la semana, me gustaría comentarte de nuevo acerca del videojuego Kind Words (lo fi chill to write to). Aunque eso de “videojuego” puede no ser exacto, pues la finalidad de este título no es otra que la de enviar palabras de ánimo, apoyo, y aprecio a los demás jugadores de forma totalmente anónima por ambas partes. Nadie sabe a quien irá a parar, ni nadie sabe quien escribió el qué. Al momento de escribir estas líneas el juego solo está disponible en inglés, por lo que hay que ser más o menos ducho al dominar la lengua de Shakespeare para poder participar, pero lo cierto es que cuenta con una comunidad increíblemente positiva y receptiva alrededor de todo el mundo. Además, el juego también te ofrece la posibilidad de publicar cartas públicas para que otros te respondan con consejos o frases de motivación y apoyo, así como el ofrecerte que tu puedas responder las de otros, pudiendo ganar objetos decorativos para el cuarto de tu avatar en el proceso. La verdad que jugarlo es una experiencia enriquecedora y muy interesante que tira por el suelo la creencia popular de que en las redes solo destacan los haters y las malas maneras. Al fin y al cabo, recibir unas palabras amables siempre logra que el día mejore.

  Puedes encontrarlo en webs como Steam a un precio realmente reducido y tiene pocos requerimientos. En verdad creo que es una idea de estas que te hacen pensar en la existencia de buenas personas al otro lado de la pantalla, y bastante simpática.

De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡Gracias por estar ahí!

Si te gusta mi trabajo, hay muchas formas en las que puedes colaborar con el blog. Mi favorita es que compartas tus impresiones sobre este viaje, así como tus sugerencias para la bitácora o tus vivencias personales sobre el universo que acabamos de visitar, en la caja de comentarios que hay más abajo. Por otro lado, te agradecería enormemente que le dieras a “Me gusta” si ha sido así, te suscribas para estar al corriente de nuevos viajes dimensionales y novedades, además de que compartas este post. Y solo si tu quieres, puedes apoyar al blog a través de la aplicación Ko-Fi que encontrarás en los widgets del lateral derecho o haciendo click aquí. Todo lo aportado servirá para sufragar los costes del blog, invertir en mejoras, novedades, y nuevos proyectos en los que estoy trabajando.

  También puedes seguirme en twitter, dónde publico nuevo contenido casi a diario: twitter.com/tallopis

  Y ya me despido de ti hasta el próximo domingo 12 de diciembre. No sin antes recordarte que ya está disponible en formato digital mi libro LOS OTROS TÚ: Relatos de ciencia-ficción y terror en otros universos.

 Espero que te guste.

 Hasta entonces, te deseo feliz semana. Cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.

Me pregunto si Don Cicuta será pariente de El Señor del Sombrero de Copa. Mientras trato de averiguarlo, solo me queda por decir… !Campana y se acabó! Pero si todo va bien, espero volver el próximo domingo con un nuevo post. Hasta entonces, espero que tengas una muy feliz semana :D.

Comments

  1. ¡Que gran verdad esa que dices de sentirse perdido en algunas conversaciones derivadas por algunos programas de la tele convencional (si se le puede llamar así)! Nosotros hace muchísimo tiempo que no vemos nada en este formato, es más, no tenemos ni la tele conecta a la toma de antena, por lo que estamos muy peces en lo que a la parrilla televisiva se refiere por lo que no somos afines a ningún tipo de programa actual. ( Eso sí, Netflix y Amazon Prime en vena xD).
    Si que dio de sí este programa pasando por tantas generaciones. En nuestro hogar familiar siempre se dijo que era de visualización obligada cada vez que se emitía, reuniéndose todos para disfrutar de un rato ameno frente a la pequeña pantalla. Pero en nuestro caso tenemos mucho más recuerdo de algunas de las cosas lanzadas bajo el nombre del programa que de este mismo (bueno y de su famosa sintonía que es mítica) debido sobre todo a que nos pilló siendo bastante pequeños y no nos interesaba demasiado en post de otras cosas que ver…. Eso sí, de Ruperta guardamos muy buen recuerdo pues gracias a comprarnos un huevo de esos de chocolate con sorpresa con la marca del 1,2,3 y con la imagen de esta icónica calabaza.
    El caso que de primeras nos enfadamos bastante pues al abrir la típica capsula donde se encuentra la sorpresa solo nos encontramos un papel, que si no llega a ser por nuestros padres casi tiramos y en el que ponía que nos había tocado una bici de esas tipo Monty.
    Al cabo de unos meses y tras enviar el papel por correo nos lleg´ó a casa sin problemas e hizo que fuésemos algo más fans del programa.
    También recordamos intercambiar algunas de esas Rupertas de la Suerte en el cole, bien por las de los colores que nos faltaban o como moneda de cambio por alguna que otra cosa interesante….Los trueques del recreo se estiraban al máximo, xD.
    Muy buen y nostálgico post que hará mella a todos aquellos que pudiesen disfrutar de todas las generaciones de este mítico programa.
    Nos leemos en el siguiente, compa!!!
    Un gran abrazo!!!

    1. ¡¡Hola Presstartcook, encantado de saludarte y bienvenido *^_^*!!
      Vaya, menos mal que no soy el único que está desconectado de la «tele convencional» XDXD. La verdad que cada vez que me sacan el tema o me sale en las redes sociales, me quedo totalmente perdido. Eso sí, como bien dices, servicios de Streaming a punta pala y que no falten (ahora estoy viendo Los Soprano por HBO y no veas como la estoy gozando).
      ¡Ostras, que de recuerdo me has desbloqueado con lo de las calabazas Ruperta de chocolate! Y menos mal que vuestros padres fueron rápidos de reflejos y gracias a ello conservasteis el papel que os premió con una bici. Recuerdo que traían pequeños en plan Kinder Sorpresa y que alguna vez fueron premio de subasta en el programa, pero no sabía que algunas tuvieran premios tan geniales como una bicicleta tipo Monty :O. Del mismo modo, tampoco me acordaba de estas «rupertas de la suerte» que seguían la misma moda de «los chinitos» o «los chupetes» de la suerte, y que grande que lograrais hacer trueques en el colegio, eso si que era algo que se daba mucho y que yo siempre vi mucho con cromos o canicas.
      Por un lado admito que el programa me encantaba, y que de niño y adolescente (finales de los ochenta-principios de los noventa) me los veía todos, partiéndome de risa con varios sketchs, sorprendiéndome con varios regalos de subasta, y con las actuaciones que aparecían. Y por supuesto que el formato en sí me parece de lo más interesante. Pero por el otro, entiendo perfectamente que las nuevas generaciones no le pillaran muy el gusto por estar más atentas a otros temas y que el formato ya empezaba a perder gas en sus últimas etapas *^_^*. Pero que marcó fuerte en la historia de la televisión, eso esta claro. No veas como muchas expresiones del programa pasaron a formar parte del hablar cotidiano para muchos :D.
      Muchísimas gracias por pasarte y por compartir estas bellas anécdotas.
      Un abrazo bien grande 😀

Tus comentarios son más que bienvenidos.