Cine de animación: Pesadilla antes de Navidad

Niños, niñas y los demás,
si venís os voy a enseñar,
algo extraño que hay aquí,
la ciudad de Halloween.

¡Esto es Halloween! ¡Esto es Halloween!
Gritos en la oscuridad,
¡Esto es Halloween!
La función ya va a empezar.

  Según parece, el primer corto animado que se llevó a cabo íntegramente con la técnica del stop-motion es Gumbasia (1955), que fue obra del artista Art Clokey. Sin embargo esta técnica es bastante anterior y tiene sus orígenes en Inglaterra, dónde fue desarrollada por el ilusionista Albert Edward Smith junto al director James Stwart Blackton, quienes fundaron los Vitagraph Studios en 1897. Un año después mostraron su primer trabajo: The Humpty Dumpty Circus, que hicieron con los juguetes de sus hijas pequeñas.

  Desde entonces, han sido varias las producciones que han usado total o parcialmente este complicado sistema de animación. Por ejemplo podemos encontrarlo en Chicken Run (de los estudios Pathé), los cortos de Wallace & Gromith, películas como mi querida Kubo y las dos cuerdas mágicas de la productora Kaila, e incluso en las películas dónde intervenía el famoso maestro de los efectos especiales Ray Harryhausen, con trabajos como Furia de Titanes (1981) o Jason y los Argonautas (1963).

Ray Harryhausen con algunas de sus creaciones.

  Pero creo que me estoy viniendo arriba y debería empezar explicando en que consiste la animación stop-motion. “Básicamente” se trata de fotografiar los elementos protagonistas (mayormente marionetas, figuras, o títeres de distintos materiales) sobre los escenarios, moverlos muy levemente, y fotografiarlos de nuevo, repitiendo el proceso varias veces. Luego, estas fotografías son reproducidas secuencialmente para dar la sensación de movimiento a la película. Por regla general, los trabajos que se hacen con esta técnica necesitan aproximadamente unos 24 fotogramas por segundo de película para conseguir los resultados esperados, lo cual exige una gran dedicación, tiempo, y una paciencia de santo para crear un corto de pocos minutos. Así que imagínate la locura que debe ser crear un largometraje entero.

  Y de eso precisamente vengo a escribirte, de la primera película de animación creada totalmente en stop-motion: Pesadilla antes de Navidad.

  Querida buena persona que vives en el universo al otro lado de la pantalla, tanto si celebras El día de los Muertos, Todos los Santos, Halloween, varias de ellas, otra, o ninguna, sepas que eres más que bienvenido a este blog. Sin más espera, te animo a que te sirvas una bebida a tu elección, algunas chuches para picar, y te invito a acompañarme hasta una tierra dónde las pesadillas cantan.

  Espero que te guste el post.

Erase una vez un chico tímido

  Nuestra historia empieza con un niño que nació el día 25 de agosto.

  Nuestro pequeñuelo no era como los demás chicos de su edad, quienes le percibían como un sujeto extraño, incluso tirando a excéntrico. Y en cierto modo tenían algo de razón, pues este chavalín sentía una gran atracción por temas que podríamos considerar más bien siniestros, se cuestionaba cosas que a los demás ni siquiera se le ocurrían, parecía estar siempre en las nubes, viviendo en su pequeño gran mundo interior, soñando en solitario mientras dejaba volar su portentosa imaginación.

  Al fin y al cabo, ¿cuantos pueden decir que de pequeños hicieran los dibujos que hacía este chico? ¿que escribiera lo que escribía? ¿que pensara lo que él pensaba? ¿Cuantos infantes conoces que tuvieran por ídolo a Vincent Price? Famoso actor que empezó en el teatro pero que logró gran popularidad al participar en películas de terror con bajo presupuesto y adaptaciones del escritor Edgar Alan Poe.

  Sea como sea, este chiquillo nacido en Burbank (California) en el año 1958, creció, siguió dibujando y escribiendo sus ideas de monstruos, oscuridad, muerte, y extravagantes paisajes oníricos con un estilo muy personal hasta que en 1981 entró a trabajar como animador en Walt Disney Studios. Poca broma con esto, porque participó en películas como Tod y Toby (1981) y El Caldero Mágico (1985).

  ¿Su nombre? Timothy Walter Burton, más conocido como Tim Burton.

A su fama de “bicho raro que no se relacionaba con nadie” se le sumó que creaba unos dibujos poco corrientes en sus ratos libres, los cuales eran vistos con cierto desagrado por la mayoría de sus colegas. Y aunque debía adaptarse al estilo más inocente de Disney si quería conservar su trabajo, Tim Burton siguió plasmando sus ideas en ilustraciones y poemas basados en su profundo mundo interior. Lo cual llamó la atención de dos compañeros que tampoco simpatizaba mucho con el estilo tradicional de la compañía, e hicieron muy buenas migas. Me estoy refiriendo al entonces animador Henry Sellick (que con el tiempo también trabajaría en películas como Basil: El ratón detective y Quien engañó a Roger Rabbit?) y el talentoso escultor Rick Heinrichs.

Un jovencísimo Tim Burton.

 Es más, Heinrichs estaba tan fascinado con los dibujos de Burton que decidió llevar varios de ellos a un formato tridimensional en forma de pequeñas figuras y decorados. De ahí salió un corto muy personal llamado Vincent (que podrás encontrar fácilmente en YouTube), el cual se estrenó en 1982 y fue distribuido por una de las principales subsidiarias de la empresa: Buena Vista. De este modo, el trabajo de Burton empezaba a despegar dentro de Disney, aunque no le faltaban detractores. Aún así, Burton y Heinrichs realizaron otro corto: Frankenweenie (1984).

 Con todo ello, Burton cada vez se veía más decidido a llevar a cabo un proyecto muy personal, uno de estos que va madurando sin parar dentro de la cabeza y necesitas darle forma de algún modo. Sacarlo afuera. Se trataba de un poema de tres páginas titulado Nightmare before Christmas que había escrito después de ver algo que seguro tu mismo has observado en los días previos a la publicación de este post: como en las tiendas conviven por un breve espacio de tiempo los artículos de Halloween con los de Navidad. De ahí surgió la idea de unificar elementos de las dos festividades y convertir el poema en un corto animado de stop motion con apenas media hora de duración a modo de programa especial navideño. Pero como podrás imaginar con esta sagacidad que te caracteriza, cuando la directiva de Disney (cuyo director ejecutivo en aquel momento era Michael Dammann Eisner) recibió la siniestra y extravagante propuesta de Burton, su respuesta fue tajante: “Esto no es Disney”. Luego, guardaron el proyecto en un cajón (que pasó a ser propiedad de la empresa por haber sido creado por uno de sus trabajadores), y le dijeron que se marchara a seguir con su trabajo.

Y Burton se marchó, sí. Pero de Disney.

  Nadie podía imaginar lo que ocurriría a continuación.

“¡Aquí está Jack!”

  En el resto del mundo quizás no sea demasiado popular y solo conozcamos al personaje infantil Pee Wee por ser mencionado en series y películas. Pero en Estados Unidos, este individuo vestido con un estilo que recordaba los años cincuenta, siempre alegre, y que vivía en una casa alucinante dónde todo hablaba, fue muy conocido entre finales de los ochenta y la primera mitad de los noventa.

  Pero antes de eso, el personaje interpretado por Paul Reubens protagonizó una película llamada La gran aventura de Pee Wee, que se estrenó en 1985.

  ¿Y que tiene que ver todo esto con este post? Pues mucho, pues el director de esta producción fue Tim Burton, elegido para esta labor por el propio Reubens, que era admirador de sus cortos animados. Además, la banda sonora fue creada por Danny Elfman, ex cantante de la banda pop Oingo Boingo (cuyo tema Weird Science puede que te suene si has viso el film La mujer explosiva/Ciencia Loca o si has leído Ready Player One de Ernest Cline), ya que Reubens era un gran fan de la banda.

   Al principio, Danny Elfman no estaba muy convencido ya que nunca había compuesto una banda sonora, pero siempre hay una primera vez para todo, ¿no?. Así que al final aceptó el trabajo, y menos mal que lo hizo, pues esto cambiaría su carrera (e incluso su vida) para siempre al conocer a Tim Burton, ya que al igual que Henry Sellick y Rick Hiendrichs, Danny Elfman resultó ser otro espíritu afín al trabajo de Burton. Tanto, que el cantante terminaría componiendo la banda sonora de Beetlejuice/Bitelchus (1988), Batman (1989), y Eduardo Manostijeras (1991), todas ellas fueron películas de gran éxito que dirigió Tim Burton y le convirtieron en un director de renombre.

Danny Elfman y Tim Burton.

  Era el director del momento.

 Pero a pesar de la fama, seguía con una espina clavada: llevar a cabo su amado proyecto que mezclaba Halloween con Navidad y que seguía en propiedad de Disney.

  Era cuestión de hacer una visita a sus ex-jefes.

  Ni que decir que los chicos y chicas del tío Walt le recibieron con los brazos abiertos (y sospecho que con el símbolo del dólar en los ojos). Por lo que cuando el director pidió hacer su ansiada película con ellos, en lugar de responderle otra vez con un “aquí no hacemos esto”, le dieron libertad creativa, pusieron 18 millones de dólares sobre la mesa, y un plazo de dos años para llevarla a cabo.

  ¡Por fin lograría dar vida a su gran proyecto! Un largometraje musical en stop-motion

  Esta película se iba a llamar Pesadilla antes de Navidad (o El extraño mundo de Jack según desde dónde me estés leyendo), cuya trama es como sigue:

Nuevamente llega el día 31 de octubre en Ciudad Halloween, una fecha que todos sus terroríficos habitantes llevan todo el año esperando con mucha ilusión. El momento crucial para el cual se han preparado con tanto trabajo y esfuerzo para hacer que la celebración sea un acontecimiento de lo más terrorífico en que todos se asusten.

¡Y vaya si lo consiguen!

Vampiros, fantasmas, brujas, monstruos pesadillescos, hombres lobo, momias, zombies… todos dan lo mejor (¿o debería escribir “lo peor”?) de sí mismos para cumplir este propósito. Pero ninguno de ellos está a la altura del personaje más importante de toda Ciudad Halloween, más incluso que el Señor Alcalde (Gleen Shadix).

El alcalde de Ciudad Halloween es un político que literalmente tiene dos caras, y capaz de soltar frases como «soy un funcionario electo y no puedo tomar decisiones por mi mismo». Simplemente brillante.

Me estoy refiriendo a un verdadero maestro del terror, un ser un con talento único y natural a la hora de causar el pavor más absoluto: el aclamado y querido Jack Skellington (voz de Chris Sarandon para los diálogos y Danny Elfman para las canciones). Gracias a su arte, la festividad ha logrado ser otro éxito arrollador un año más. Igual que lo fue el anterior, y el anterior… y así sucesivamente desde hace mucho tiempo. Demasiado quizás. Pues ni la fama ni el reconocimiento de todos sus vecinos le sirven al desgraciado Jack para llenar el gran vacío que siento en su interior. Y es que lejos de sentirse realizado, siente que cada año es lo mismo y nada puede satisfacerle. Y así, tras recibir los elogios de todos sus conciudadanos, decide dar un paseo por el bosque en la única compañía de su fiel perro fantasma Zero. O eso cree nuestro protagonista, pues en su lamento no se da cuenta de que está siendo observado por la dulce Sally (con voz de Catherine O’Hara que quizás conozcas por ser Kate en Solo en casa o Delia en Beetlejuice/Bitelchus), una mujer hecha con remiendos que cuenta con gran astucia y sensibilidad, por lo que enseguida percibe los sentimientos del pobre Jack y simpatiza con su sufrimiento, dándose cuenta de que ambos son prisioneros a su modo.

Perdido en sus pensamientos, nuestro protagonista no se da cuenta de que está muy lejos de Ciudad Hallowen hasta que se encuentra en un claro del bosque dónde hay diferentes puertas con figuras desconocidas. De todas ellas, hay una que le llama especialmente la atención y decide abrirla. Lo que encuentra en su interior le deja totalmente fascinado: un mundo lleno de luces de colores, dónde la gente es feliz, canta alegre, se intercambian regalos envueltos en vistosos papeles de mil colores, el aire huele a dulces, y el suelo está recubierto de un manto blanco que cubre el lugar como una postal de ensueño. Este lugar era Ciudad Navidad.

En este bello lugar, Jack siente por vez primera una calidez que nace dentro de él. Un sentimiento radiante y precioso que le hace sentir bien. Pero más sorprendido se queda cuando, de lejos y a escondidas, observa al líder de este entrañable lugar. Un sujeto gordo y bonachón de larga barba blanca, risa alegre, vestido de rojo, y llamado… ¿como se llamaba? Algo así como Sainty Claws, Santa Clavos, ¿o era Sant Atroz? (en un principio se pensó en Vincent Price para su voz pero ya estaba demasiado delicado de salud y al final el actor de doblaje elegido fue Ed Ivory). Bueno, se llame como se llame, ver a este entrañable regordete preparándose para repartir regalos entre los niños del mundo humano fascina a Jack, de modo que al regresar a Ciudad Halloween decide “dar vacaciones” a Santa Clavos y crear su propia navidad con ayuda de todos sus aterradores amigos y vecinos.

Desgraciadamente, la sensata Sally percibe señales de que todo esto es una mala idea. Y por si fuera poco, los traviesos niños Lock, Schock, y Barrel  (voces de de Paul Reubens, Catherine O’hara, y Danny Elfman respectivamente) deciden secuestrar a Santa Clavos para entregárselo al terrorífico Oogie Boogie (Ken Page) para que se divierta con él.

Y hasta aquí te puedo contar. Si nunca has visto la película y quieres saber como acaba todo esto, ya sabes lo que te toca: verla.

La pesadilla de rodar la pesadilla

   De este modo, y con el visto bueno de Disney, la producción empezó en julio de 1991.

   Sin embargo, estaría llena de dificultades. Para que te hagas una idea, nada más empezar había un inconveniente bastante serio, y es que Tim Burton estaba hasta las orejas de trabajo por los rodajes de Batman Vuelve (1992) y Ed Wood (1994). Así que por mucho que la historia fuera de su invención y los personajes salieran de su mente, de ningún modo tenía tiempo material de dirigir la película. ¡A duras penas pudo visitar el set de rodaje unos ocho o diez días en los dos años que duró la producción!, de modo que Burton tuvo que encargar la dirección de su ansiado proyecto a alguien de confianza. ¿Y quien mejor que su ex-compañero de Disney y buen amigo Henry Selick? Por supuesto, este último aceptó encantado y se convirtió en el director de la película. Además, ya tenía cierta experiencia en el stop-motion gracias a una serie de spots que realizó para la MTv (cuando dicha cadena seguía siendo digna de este nombre).

  Aunque si llega a saber lo que le venía encima, igual se lo habría pensado un poco mejor. Si soy sincero contigo, no sé como tuvo ganas de rodar más largometrajes en stop-motion como James y el melocotón gigante (1996) o Los mundos de Coraline (2009) después de hacer esta Pesadilla antes de Navidad (que se estrenaría finalmente en 1993). Pues llevar esta película a buen término fue toda una odisea. Peo bueno, la cosa es que la película ya tiene director y luz verde. 

  Para el guion decidieron contar con Michael McDowell, el cual intervino en Beetlejuice, la película de Tales from de Darkside (1990), y en un capítulo de Tales from the Crypt.

  Aunque la risa fue convencer a Danny Elfman para que hiciera la banda sonora. Trata de imaginarte la escena: un buen día, el ex-cantante recibe una llamada de su agente para proponerle crear la BSO de este ambicioso proyecto. Y aunque Elfman ya había trabajado muchas veces con Burton y se llevaban bien, lo cierto es que no se veía capaz de llevar adelante este trabajo. Al fin y al cabo, debe ser muy distinto componer una banda sonora de una película al uso, y diseñar todos los temas de un musical. Era toda una responsabilidad no se veía capaz de llevar a cabo. Así que rechazó el trabajo.

  A lo que su agente, sin cortarse un pelo, le responde: “Vale, pero tu se lo dices a Burton”.

  Con un par.

  Finalmente, Elfman se lo repensó mejor y se sumó al proyecto.

  Además, otro viejo conocido  de Burton (de cuando todavía estaba en Disney como dibujante), también se apuntó al proyecto: el escultor Rick Hiendricks, que si bien trabajaba con Burton en el rodaje de Batman Vuelve, tenía mucho más tiempo para pasarse por el set de rodaje de Pesadilla antes de navidad y echar una mano al equipazo de primera división que se encargó del diseño de escenarios en miniatura (en el que intervino el gran Gregg Olson), crear las marionetas de los personajes, y todo lo que implicara el rodaje en stop-motion.

  ¡Hora de empezar el rodaje, que el tiempo apremia!

 Entonces surge el primer problema: no había guión. Al parecer, McDowell se lo tomaba con calma pese a que el director del proyecto Henry Selick estaba muy encima de él. Mientras tanto, para no estar parados y aprovechar el tiempo, el equipo empezó a rodar las escenas basadas en las canciones que componía e interpretaba Danny Elfman, quien para ello solo contaba con los detalles que le daba Tim Burton y los dibujos que le enviaba. De este modo, cuando Elfman tenía la maqueta de una canción terminada, la mandaba a Selick para que tuvieran algo que grabar mientras se terminaba de escribir el guion. Además, como las canciones eran sacadas directamente de las instrucciones e ilustraciones que mandaba Burton, estas también sirvieron como base para crear los escenarios en miniatura y las marionetas de los personajes.

En pocas palabras, que iban haciendo sobre la marcha y aquello era un desmadre absoluto.  

Y hablando de desmadres, ¿recuerdas que antes te comenté sobre Disney dando carta blanca a Burton y pasta gansa para hacer la película? Pues así de felices estaban los del equipo de animadores stop motion, maquetistas de miniaturas, y demás, trabajando alegremente sin ningún productor que les vigilara. Pero como es lógico, Disney quería tener un ojo sobre su inversión y poner alguien ahí para evitar que todo se descontrolara, por lo que enviaron a la co-productora Kathlin Gavin para que les tuviera un poco controlados en cuanto a tema de presupuesto. Desgraciadamente para ella, Gavin no tenía ni repajolera idea de stop-motion ni todo lo que ello implica para llevarse a cabo (escenarios, marionetas, materiales, luces, cámaras, tiempo, etc), lo cual sumado a que aún no había un guión claro y que estaban rodando a trompicones, pues no había modo de saber si el presupuesto inicial de 18 millones sería suficiente para terminar la película. Vamos, que la pobre no tenía ni idea de como distribuir los gastos, ¿cómo iba a hacerlo si ni siquiera sabían que iban a rodar exactamente a cada momento? Seguro que esto no gustaría nada a los jerifaltes de Disney si llegaban a saberlo.

Seguro que huele a mazapán…

  Por suerte, el director artístico Deane Taylor decidió aprovechar que la canción What’s this?, ambientada en Ciudad Navidad,  fue de las primeras que recibieron para empezar a crear precisamente estos escenarios. Resultó ser una decisión de lo más inteligente, pues al contrario que el resto de sombríos escenarios en los que se desarrolla la acción, esta secuencia ocurría en un entorno alegre, lleno de color, entrañable, y que parecía sacado de una postal. Sin duda esto daría una buena primera impresión a Disney, los cuales estaban pendiente de los progresos, y así no había peligro de que decidieran echarse atrás al ver los monstruosos personajes y los escenarios siniestros creados por Burton. Así que entre una cosa y la otra, la película salía adelante.

  Pero entonces, saltó el desastre.

  Tras mucho insistir a McDowell para el guion, se descubrió el pastel que se tramaba este. No solo ya se había gastado prácticamente todo el dinero que recibió por su trabajo, sino que cuanto había hecho era limitarse a transcribir las letras de las canciones de Elfman.

  No había escrito nada propio.

  Así, por todo el morro.

  Y aunque su nombre figura en los créditos finales por haber realizado la “adaptación” de la película, McDowell fue despedido. Pero claro, esto implicaba que a medio rodaje se habían quedado sin guionista. Necesitaban alguien con experiencia que pudiera familiarizarse con el proyecto rápidamente y estuviera preparado para empezar a trabajar de inmediato, ¡pues el tiempo corre! ¿Dónde iban a encontrar a alguien así?

  Pues resulta que había una persona con este perfil mucho más cerca de lo que pensaban. Una talentosa guionista que ya había trabajado anteriormente con Burton en Eduardo Manostijeras, con bastante experiencia gracias a que trabajó en películas como En busca del Valle Encantado (1988) o La Família Adams (1991), y que encima se conocía al dedillo las canciones que Danny Elfman había creado para la película… ¡pues había estado en la habitación de al lado todo el rato mientras este componía y cantaba!. Este milagro caído del cielo, no fue otro que la cineasta Caroline Thompson, la novia de Danny Elfman en aquel momento. Esta buena señora no solo salvó a Pesadilla antes de Navidad cuando todo parecía perdido, sino que al conocer las canciones tan bien se las pudo apañar para desarrollar el guión en base al apartado musical y así seguir la línea de lo que ya existía, dando mayor solidez e importancia en la trama a varios personajes, como por ejemplo Sally, convirtiéndola en una mujer dispuesta a luchar por lo que quiere porque sabe que nadie lo va a hacer por ella, aparte de ser el único personaje que realmente se preocupa por Jack y sabe que este no es feliz.

 Finalmente la producción avanzaba a buen paso.

Los del ratón dicen la suya

  Llegó el momento de presentarla a Disney.

  Y la verdad que en el equipo de la película había una cierta tensión al respecto de este tema, pues resulta que la película se había salido del presupuesto. De modo que los 18 millones aportados al principio del proyecto no bastaban para terminarla, pues eran necesarios 6 mas.

Si lo pensamos fríamente, el tema no es tan grave como parece. Especialmente si lo comparamos con otras producciones animadas Disney del momento, como por ejemplo Aladdin (1992) que costó 28 millones, y el Rey León (1994) que costó 45 millones. Además, una diferencia de 6 millones USD es una cantidad ridícula para esta empresa. El verdadero  problema estaba en que esta es una película arriesgada tanto en técnica como historia. Por lo que en Disney no estaban seguros de que fuera a funcionar.

Pero de nuevo surgió una solución brillante que salvara la película, esta vez gracias al ingenio de la co-productora Kathlin Gavin, la cual organizó un pase en exclusiva para la directiva de Disney. Y aunque muchas de las escenas que vieron solo eran bocetos del storyboard, la película les entusiasmó. Y la verdad es que no es de extrañar porque es una deliciosa unión de dicotomías que funciona a las mil maravillas: es navidad y halloween, es terrorífica y tierna, asusta y te hace reír, hay acción e introspección, es un musical sin el glamour recargado que solemos ver en estas producciones, pero sobre todo, es ágil, es divertida, es estética y técnicamente soberbia, y las canciones son una delicia.

Menudo peligro tienen estos tres.

   En definitiva: no tiene desperdicio alguno. Literalmente. Y esta era la baza con la que pretendía jugar Gavin, pues una vez hubo terminado el pase y vio la aprobación de la directiva de Disney reflejada en sus rostros, fue cuando dejó caer la bomba: “Para terminar la película necesitaremos 6 millones de dólares más”. Ante tal afirmación, el entusiasmo de los presentes amenazaba con esfumarse y preguntaron si sería posible terminar la película con el presupuesto concedido inicialmente. La respuesta de Gavin no se hizo de esperar.

  “Por supuesto. La película se puede hacer solo con 18 millones. Pero entonces habría que quitar esta escena, y esta también, y esta otra…”. Los directivos entendieron al momento que eliminar cualquier secuencia del montaje que recién habían visto estropearía la película, y aprobaron enseguida estos seis millones extras.

  Aún así, en la compañía del ratón más famoso del mundo eran muy conscientes de que esta película era comercialmente arriesgada y que difícilmente sería apta para niños. Para no pillarse los dedos, decidieron que Pesadilla antes de navidad tuviera una calificación para mayores de 13 años, y que fuera distribuida a través de una una subsidiaria de su propiedad: Touchstone FilmsEs decir, sin el sello Disney en ella (no fue hasta su reestreno en el año 2006 en que la película mostraba el logo de los estudios con la habitual imagen del castillo). A todo lo dicho, también tomaron la decisión de añadir el nombre de Tim Burton al título para atraer a una mayor cantidad de público adulto y hacerla más rentable, ocasionando que tanta gente piense (lógicamente) que la película fue dirigida por Tim Burton, cuando en realidad el director fue Henry Selick.

Pasaron casi 10 años hasta que vimos esto al principio de «Pesadilla antes de navidad».
Henry Selick, director de «Pesadilla antes de Navidad».

  Por si todo esto fuera poco, durante el rodaje surgieron muchas rencillas debido a varias diferencias creativas, especialmente entre Selick y la guionista Caroline Thompson, la cual ya había tenido problemas del mismo estilo con Burton durante el rodaje de Eduardo Manostijeras.

  Pero la madre de todos los enfados se produjo durante una de las pocas visitas de Tim Burton al set de rodaje en San Francisco. Ojo a esto porque puede parecer la típica anécdota que se exagera para dar publicidad a la película, pero resulta ser un algo muy cierto.

  La cuestión es que se propuso un final alternativo en que el tramposo personaje de Oogie Boogie resultaba ser el doctor Finklenstein (el científico loco creador de Sally al que le pone voz el actor de doblaje William Hickey) ataviado con un disfraz de Oogie. Cuando Tim Burton vio el storyboard con esta conclusión para su querida historia, se puso hecho un basilisco. Gritó, chilló, y soltó una patada que dejó un agujero en la pared. De este modo la película contó con el final que hoy conocemos.

«Que Oogie Boogie en realidad es… ¿¡Pero que final es este!?»

  Pero me estoy liando.

Tras dos largos años de trabajo, y mucho lío, Pesadilla antes de Navidad por fin se estrenó en cines. Y ahora vendría esta parte de mis posts en que me tomo el gustazo de escribirte aquello de “Había nacido una estrella”, pero lo cierto es que la película tuvo una recepción más fría de lo esperado.

Permite que me explique mejor.

La verdad es que su recaudación fue más del doble de lo que costó hacerla, llegando a los 50 millones de dólares en Estados Unidos y más de 70 en todo el mundo, pero no destacó especialmente en aquel momento. Sin embargo, resulta que varios años después, el equipo descubrió que en varios países de Europa y Asia (especialmente Japón), la película era tremendamente popular y seguía generando jugosos ingresos gracias al alquiler en VHS, DVD, y los beneficios obtenidos gracias al abundante merhcandising en forma de muñecos, toallas, juguetes, llaveros, y demás material promocional, incluyendo numerosas apariciones en la franquicia de videojuegos Kingdom Hearts. De modo que tardó casi una década, pero finalmente se convirtió en un clásico de culto. Una película que de entrada no era muy bien vista por la propia Disney, pero que finalmente obtuvo un fandom de lo más fiel precisamente por ser una producción fuera de lo común, con personajes aterradores pero carsimáticos y emotivos, además de atreverse a tocar temas tan poco comunes como el hastío, la tristeza, la soledad, el ansia de sentirse realizado, luchar contra lo que todos esperan de uno, y mucho más.

Ahora si que sí… tardó lo suyo, pero había nacido una estrella.

Y la verdad que no me extraña nada que tenga tan buen reconocimiento aunque este sea más bien tardío, porque desde luego es una maravilla de película. El durísimo y paciente trabajo de animación stop-motion que llevaron a cabo todo el equipo de artistas de la talla de Fon Davies (creador de los escenarios en miniatura), y todos los demás profesionales que formaron parte de todo esto, realmente valió la pena porque visualmente es una obra de arte. Solo observa el movimiento de cada personaje, el detalle en ellos y el de cada uno de los escenarios, y piensa en el desafío que supuso llevar secuencias con varias marionetas moviéndose a la vez aunque no estén en primer plano. Pero sobre todo, es imposible verla sin apreciar su historia o emocionarse con temas como What’s This?, Sally’s song, o Jakc’s lament solo por citar algunos de los emotivos temas musicales creados por Danny Elfman. Personalmente me parece una película extraordinaria que llega al corazón de forma imprevista.

Selick y Burton.

Además, el doblaje español también ayudó a que en nuestro país fuera cada vez más apreciada con el paso del tiempo. Todo ello gracias al genial trabajo de actores de doblaje como Antonio Miguel Fernández Ramos (voz de Jack), Jesús Castejón (Oogie Boogie), Tony Cruz (canciones de Jack), o Ángela González y María Caneda (voz y canciones de Sally respectivamente). Y aunque en el momento de su estreno apenas fueran a verla unas 400.000 personas cuando se estrenó en nuestro país en 1994, difícilmente se puede encontrar a alguien que actualmente no la haya visto.

Niños, niñas, y los demás, unas curiosidades os voy a contar

No se tardó demasiado en proponer la idea de crear una secuela que fuera totalmente computerizada, a lo que Burton se opuso firmemente y logró convencer a la compañía Disney de no hacerlo. Al fin y al cabo, el célebre director considera que la película ya es perfecta de por sí y que una secuela solo haría que estropear el trabajo puesto en ella, la cual me imagino que considera una de las más personales. Y no lo digo solo por la de años que pasó madurando la idea antes de poder llevar a cabo, sino por la gran cantidad de referencias a otras películas suyas que aparecen en Pesadilla antes de Navidad (cada uno de los regalos que deja Jack a los niños humanos son guiños a Beetlejuice y Batman Vuelve), así como las veces que podemos ver a Jack en otros trabajos del mismo director, como la pajarita del Sombrerero Loco en Alicia en el país de las maravillas (2010), o James y el melocotón gigante (1996).

  Aunque los más observadores de todos vosotros, seguro que también os habéis dado cuenta de que hay otros muchos guiños relacionados con esta película. Como por ejemplo que Jack aparezca en el sombrero-tiovivo de Bitelchus o que veamos su sombra en la película Tiana y el sapo (2009).  Eso por no nombrar que la momia de Ciudad Halloween es la misma que aparece en el libro de poemas La trágica muerte de chico ostra (1997) que empezó a escribir el propio Burton cuando todavía estaba como animador en Disney. Aunque lo que me ha parecido más llamativo es descubrir que la nariz del simpático perro fantasma Zero es en realidad una calabaza diminuta.

  Vamos, que pese a no poder estar muy presente en el rodaje de esta película, se nota que se implicó todo lo posible y que tenía las ideas muy claras, como que cada uno de los mundos que aparecen en la película tuvieran su propia paleta de colores (destacando los naranjas, negros, y blancos para Ciudad Halloween) y que cada uno de los 230 sets en miniatura distintos por los que se mueven los personajes tuvieran la menor cantidad de ángulos rectos posible, además de disponer de varias trampillas por las que pudieran meterse los animadores stop-motion para poder manipular las figuras… ¡toda una obra de ingenieria!

  Y ya que estamos con esto, tengo que admitir que durante el proceso de documentación necesario para poder escribirte este post, me quedado impresionado con el increíble proceso artesanal que fue el crear cada uno de los 60 personajes que vemos en la película, los cuales llevaban un armazón interno de alambre para que pudieran mantener las distintas posturas durante el tiempo necesario, así como el hecho de que muchas de ellas tenían piezas intercambiables, como por ejemplo Jack y Sally, los cuales tenían numerosas cabezas y máscaras diferentes para mostrar un amplio repertorio de expresiones faciales.

  En definitiva, y ya no me enrollo más, cada uno de los numerosos elementos que componen Pesadilla antes de navidad, como sus más de 110.000 fotogramas y cada una de sus canciones, son una parte tratada con mucho mimo y dedicación para crear un gran todo inigualable.

  Pero, ¿que me cuentas tu? ¿conocías esta película? ¿la habías visto alguna vez? Ya sabes que me encanta leer tus comentarios.

  Y hasta aquí llega este post.

¿Ya has escrito tu carta a Santa Clavos? Digoooo… ¿ya has escrito un comentario bien simpático en el post?

  Como recomendación de la semana, me encantaría hablaros del interesante podcast Reflejando el Juego, el cual dedica cada uno de sus programas a relatarnos las diferentes inspiraciones de las que se sirvieron los creadores de grandes juegos como Silent Hill, Hades, o Good of War para llevar a cabo sus obras. En verdad me parece muy admirable el gran trabajo de documentación que realizan y el modo tan cercano que tienen de explicarlo.

  Te dejo un link directo para que puedas conocerles.

www.ivoox.com/podcast-reflejando-juego_sq_f11227262_1.html

De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡Gracias por estar ahí!

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  Y ya me despido de ti hasta el próximo domingo 7 de noviembre. No sin antes recordarte que ya está disponible en formato digital mi libro LOS OTROS TÚ: Relatos de ciencia-ficción y terror en otros universos.

 Espero que te guste.

 Hasta entonces, te deseo feliz semana. Cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.

Y así llega otro post a su fin, pero juro por Senbei Norimaki que para el próximo domingo te habré escrito uno nuevo. Hasta entonces… ¡feliz semana y pásalo en grande!

Comments

  1. ¡Esto es Haloween, esto es Haloweeeen…! De esas melodías que se meten de lleno en la cabeza y que te sabes de memoria cada vez que repites visualización de la película.. Y sí, es de visita obligada al menos una vez al año, sobre todo en estas fechas ya sea para rememorar ese día de Halloween o disfrutar durante las navidades, pero hay que verla.
    Además, esa canción fue una de las primeras que nos aprendimos en inglés y nos ayudó mucho con el idioma.
    En cuanto a la animación esta técnica (¿stop motion?) siempre gusta y aún con el paso de los años no envejecen nada mal.
    Al igual que tus post, que por mucho que pase el tiempo seguirán siendo crema.
    Nos ha encantado poder rememorar la película a través de tus palabras.
    Ahora a esperar toca al siguiente post.
    Un abrazote, compañero!!!

    1. ¡Encantado de saludarte nuevamente querido Presstartcook! *^_^*
      ¡Esto es Halloween! ¡Esto es Halloween! Gritos en la oscuridad ¡Esto es Halloween! La función ya va a empezar :D.
      Jajajaja, ya te digo si la canción se te queda en la cabeza. ¡Me pasé toda la semana canturreándola sin darme cuenta XD! Pero lo cierto es que todo el apartado musical de la película es una verdadera maravilla. Y en su versión original, no solo sirve para perfeccionar el idioma (¡me encanta tu método para practicar inglés) sino que se aprecia de forma distinta.
      La verdad que con el stop-motion los resultados quedan formidables, pero mientras me documentaba para el post e informándome de la bestialidad de curro que lleva y la verdad que es una absoluta locura. Entre esto y todo lo ocurrido, no sé como llegaron a tener suficiente paciencia para llevarla a cabo O_o.
      Con solo que el post te haya sacado una sola sonrisa, ya ha valido la pena *^_^*. ¡Muchísimas gracias por tus palabras!
      Un abrazo bien grande y nos seguimos leyendo 😀

Tus comentarios son más que bienvenidos.