Cine Retro: Dentro del laberinto

 ¡Alto ahí, oh buenas gentes lectoras!

 Este escrito no es como los demás que existen en el blog, y una advertencia es necesaria antes de que te plantees siquiera emprender tu viaje al atravesar este portal en forma de post, el cual comunica directamente nuestro universo con el mágico mundo de Laberinto.

 Para empezar, en mis posts evito los spoilers todo lo posible, llegando en ocasiones al extremo de contener mis dedos para que no escriban más de lo que debieran, y así evitar chafarte la sorpresa si se da el caso de que no conoces de antemano los maravillosos mundos de los que tanto me gusta escribirte. Pero en esta ocasión, esto no ha sido posible, pues para poder tratar esta película como es debido, y de los increíbles hallazgos que me he encontrado durante el proceso de documentación, es necesario desvelar parte importante de la trama.

 Sin embargo, no tienes que preocuparte. Pues aunque es muy recomendable haber visto la película con anterioridad si te planteas leer el post hasta el final, pondré un nuevo aviso antes de entrar en la Dimensión Spoiler.

 No obstante, esta advertencia es doble.

 Pues si has recorrido el Laberinto por primera y única vez en tu infancia, cabe la posibilidad de que al seguir adelante con esta lectura nunca más vuelvas a ver la película de la misma forma.

 Y solo por si acaso… no se recomienda la lectura de la siguiente entrada a menores de edad.

 Dados los avisos de rigor, permitamos a la magia fluir, y que se haga el post.

T.A.Llopis

 “Por increíbles peligros e innumerables fatigas,

me he abierto camino hasta el castillo

 más allá de la ciudad de los goblins.

Porque mi voluntad es tan fuerte como la tuya

 y mi reino igual de grande.

No tienes poder sobre mí.”

  A sus 16 años, nuestra protagonista Sarah (Jennifer Connelly)todavía vive en su propio mundo de fantasía, lleno de peluches y cuentos de hadas. De todos ellos, su favorito es el guión de la obra teatral Laberinto, el cual trata sobre un mundo mágico lleno de increíbles criaturas y que sirve de hogar para el personaje ficticio de Jareth, el rey de los goblins, el cual ejerce una extraña atracción sobre Sarah pese a ser un personaje irreal. En su fascinación por semejante historia, nuestra joven protagonista ensaya constantemente para llegar a aprenderse de memoria sus diálogos, aunque sin mucho éxito.

¿La razón?, que no logra centrarse, pues siente que su vida ha cambiado totalmente desde que su padre (Cristopher Williams) se ha casado con Irene (Shelley Thompson). Cabe decir que la madrastra de Sarah no parece mala persona, aunque esta insiste en manifestar su disconformidad con que la joven sea una chica tan extraña e irresponsable, con demasiada tendencia a perderse en sus propios pensamientos pueriles y que no siente interés por los chicos. Como podrás suponer con la sagacidad que te caracteriza, a Sarah todo esto no le hace ninguna gracia.

  A ojos de nuestra adolescente protagonista, el colmo de todos los males llega cuando su padre e Irene tienen un hijo. Un niño que cuenta con apenas ocho meses al momento de empezar esta historia y al que han puesto el nombre de Toby (Toby Froud). A raíz de todo esto, Sarah y su padre se han distanciado mucho, y encima, cuando el sale con su nueva esposa, ambos obligan a la joven a quedarse cuidando de su hermanastro Toby, lo cual la repatea cosa seria.

  En una noche de tormenta, vuelve a repetirse la historia y la adolescente Sarah de nuevo debe dejar de hacer lo que le gusta para cuidar al pequeño, el cual no para de llorar. Pero la gota que colma el vaso llega cuando, o bien su padre o bien Irene, han entrado en la habitación de la adolescente para tomar su oso de peluche favorito y dárselo al bebé como juguete. En un ramalazo de ira adolescente, Sarah alza al niño y exclama unas palabras muy especiales: “¡Ojalá vinieran los goblins y se te llevaran ahora mismo!”, tras lo cual, sale hecha una furia de la habitación.

«¡Atención todos, la humana a pronunciado Las Palabras exactas!»

  Pero al reflexionar fríamente y darse cuenta de que ha actuado como una niña pequeña con una rabieta, vuelve sobre sus pasos para comprobar si Toby se encuentra bien, solo para descubrir algo increíble.

  Por increíble que pueda parecer, el mismísimo rey de los goblins en persona, el poderoso hechicero Jareth (el cantante David Bowie), aparece ante ella con una expresión burlona en su rostro y decidido a cumplir el deseo de la joven: llevarse a su hermanastro Toby.

  Comprendiendo que habló sin pensar, y que realmente no desea que Jareth se lleve a su hermanastro, Sarah suplica al rey de los goblins, argumentando que no hablaba en serio.

Hay que tener mucho cuidado con lo que uno dice en voz alta y como se usan las palabras.

  Con expresión socarrona y arrogante, Jareth transporta a Sarah hasta el mundo de su libro favorito, Laberinto, para proponerle un diabólico juego: Si la joven no es capaz de llegar al castillo de Jareth, en el mismísimo corazón del enorme laberinto lleno de trampas que lo rodea, en menos de 13 horas… convertirá a Toby en un goblin y se lo quedará para siempre.

  Sarah trata de argumentar que esto es injusto, pero a regañadientes comprende que esto de poco le sirve, y no le queda otra que emprender su viaje hacía el castillo en Ciudad Goblin, ignorando que entre los muros del laberinto nada es lo que parece, no hay que dar nada por sentado, y abundan gran cantidad de peligros. Eso por no hablar de los diferentes seres que lo habitan, las trampas ocultas, los temibles escenarios que deberá atravesar la joven en su aventura (como los túneles de los olvidaderos), así como enfrentar acertijos, peligros, y las tropas del rey.

  Por suerte, nuestra protagonista no estará sola en su misión, pues en el interior de Laberinto encontrará varios aliados dispuestos a prestarle ayuda por distintas razones. Entre ellos se encuentra el malhumorado Hoggle (con voz original de Brian Henson), el gigantesco y bonachón Ludo (Ron Mueck), o el valiente y leal caballero Sir Didymus (Dave Goelz), cabalgando a lomos de su fiel perro Ambrosius.

De izquierda a derecha: Lord Didymus a lomos de su montura Ambrosius, Hoggle, y Ludo.

  Aún así, llegar al castillo de Jareth a tiempo no será tarea fácil, pues con todos los obstáculos ya mencionados, falta añadir que el rey goblin tiene tiene ojos en todas partes, y que está dispuesto a usar todo tipo de sucias triquiñuelas con tal de que Sarah fracase en su empeño, incluyendo engaños, ilusiones, y enviar a sus más peculiares esbirros para que la detengan.

   Y hasta aquí voy a explicar. Si nunca has visto esta película y quieres saber como se desarrolla la trama… ya sabes lo que te toca.

  De entre las distintas virtudes que le encontré a esta película durante el revisionado para preparar este post, es precisamente la agilidad de la misma una de las primeras que me vienen a la mente. En poco más de diez minutos comprobamos que ya empieza el viaje de la protagonista, sin necesidad de largas explicaciones, encajando una sorpresa con otra mientras la trama se construye sobre la marcha. En esta historia, vemos como la magia y la aventura se toman de la mano en un entorno fantástico lleno de metáforas y significados ocultos por descubrir, todo ello con un equilibrio muy logrado dentro de su ejecución, pues mira que los protagonistas viven situaciones de lo más imprevisible y variado que pondrán a prueba tanto sus habilidades como su carácter. Y sin embargo, todo se desarrolla de forma muy natural en un mundo que puede llegar a ser muy absorbente.

¿Dices que a primer golpe de vista parece fácil? Pues nada compa, inténtalo y luego me cuentas.

  Ante ello, no tenemos más remedio que elogiar el trabajo de Terry Jones a la hora de escribir el guion, del cual se rumorea que necesitó de hasta 25 borradores distintos antes de llegar al definitivo. Y aunque su intención original era de construir la trama como si fuera un puzzle continuo, fue necesario realizar gran cantidad de cambios. Pero al final valió la pena, pues este ex-Monthy Pyton, que en su día ya trabajó en los guiones de La vida de Brian, Los caballeros de la mesa cuadrada, o Erik el vikingo (la de 1989) por citar algunos de sus trabajos, logró realizar una gran labor en esta producción, y es que aunque el final sea evidente, este es lo de menos, pues esta película nos regala todo un viaje más que disfrutable tanto con los diálogos como en el avance de la trama, gracias a todo lo que se dice… y lo que solo se insinúa con tanto acierto.

  Por supuesto, otro de los grandes nombres que figuran en el equipo técnico de esta producción (aparte de George Lucas que participó como productor), es el de su director: el mítico marionetista Jim Henson (sobre el que ya tuve el gusto de escribirte anteriormente en el post de Fraggle Rock). Este gran artista, al que le debemos Los Teleñecos (The Muppets) y la película de Cristal Oscuro (1982), no solo aportó su granito de arena en el guión, sino que hace un genial trabajo como director. Y como era de esperar, también aporta su arte (así como el de todo su equipo) en la confección de títeres en infinidad de personajes y criaturas que aparecen en esta película. Lo cual es verdaderamente sorprendente si tenemos en cuenta la cantidad de ellos que aparecen, así como el detalle de los mismos. Y con eso no me refiero solamente a los que cuentan con mayor presencia durante la trama, como Ludo, Didiymus, o Hoggle, sino que se nota la inmensa dedicación que se invirtió con los todos los personajes, incluyendo los de menor peso en la historia, como por ejemplo la Oruga (evidentísima referencia a Alicia en el país de las maravillas de la que tanto bebe esta producción entre otras historias), los guardianes de la puerta, los aldabones, la Basurera (ojo con esta que su escena y modo de ser son muy significativos), solo por citar algunos de entre los muchos que encontramos en esta película.  Tal es el nivel de elaboración y carisma que posen los personajes hechos con títeres o disfraces, que difícilmente encontraríamos mejor acompañamiento fantástico a los dos actores que acaban llevándose el principal peso narrativo de la película: Jennifer Connelly y David Bowie.

Vaya par de dos están hechos estos dos aldabones. El que oye no habla, y el que habla no oye… da en que pensar.
Otro de los desafíos que Sarah deberá afrontar en su periplo. ¿Sabes la respuesta al acertijo propuesto por los guardias?

  La verdad es que el trabajo de ambos no es aquello que se dice espectacular precisamente, pero tampoco lo hacen mal, y eso que su elección no estaba tan clara como parece. Para empezar,  en el casting para su papel, Jennifer Connelly tuvo que competir contra nombres actualmente muy conocidos, como Marisa Tomei o Helena Bonham Carter. Por otro lado, cabe señalar que Henson quería a una estrella de rock u otro estilo de músico en esta línea para que interpretara a Jareth, y ni que decir que David Bowie era su favorito para el papel desde el principio, pero este no estaba muy convencido, por lo que sonaron otros nombres como Sting, Michael Jackson, o incluso Prince. Finalmente, Bowie se interesó en el proyecto y terminó interpretando al rey de los goblins, incluso se involucró mucho en el film.

De echo, en las escenas que hace malabarismos con las esferas de cristal tuvo que estar muy incómodo, pues no son sus brazos los que vemos en pantalla, sino los del malabarista Michael Moschen quien hacía el movimiento (¡¡a ciegas!!, cágate lorito), situándose detrás de David y fuera de plano para que no se viera el truco, pero ambos terminaron logrando coordinarse para lograr unas secuencias formidables.

  Y por supuesto, hablar de la participación de David Bowie en esta película, implica hablar forzosamente de música. Este cantante colaboró con Trevor Jones (quien compuso los temas instrumentales de la película) para elaborar entre ambos la banda sonora. De este modo, Bowie escribió e interpretó los distintos números musicales que vemos en la película, así como las canciones que podemos escuchar en la misma, regalándonos momentazos como el de Magic Dance y el de Undergroud al inicio (mis dos temas favoritos de la peli), así como los de Chilly Down, Within you, y As the world falls down (ojo a la secuencia dónde suena esta canción, pues tiene más peligro que una caja de bombas… luego seguimos hablando de ella en la Dimensión Spoiler del post).

  Todavía me queda por escribirte que los efectos CGI aún estaban en pañales durante el rodaje de esta Dentro del Laberinto, por lo que a excepción de la lechuza que vemos en los créditos iniciales, todo lo demás son efectos manuales de estos que tanto me gustan. Y si, esto incluye las ilusiones, los escenarios o los decorados (que son una verdadera pasada), así como el impresionante momento del pozo con los seres “manosporcara” (una obra de arte), el pasillo de las estatuas parlantes (me parto con esta escena), y la secuencia en la sala de las escaleras mágicas entre otras. Escena esta última que está inspirada en el trabajo del dibujante M.C.Escher, siendo necesario el uso de arneses y otros artilugios para poder llevarla a cabo. ¿Qué puedo decirte? Cuando el baile de los fierys (a.k.a. the Fire Gang) se ve mucho el truco y se dice que hasta el propio Henson no quedó del todo contento, pero personalmente me encanta el toque puramente artesano que otorgan este tipo de efectos especiales tangibles en todo el resto de la película, y en los que tanto el ingenio como el trabajo artístico nos obsequiaban con escenas cuya realización es francamente admirable. Por ejemplo: el personaje de Hoggle, cuyo cuerpo es el de un actor caracterizado de tal modo, pero la cabeza es un complejo animatrónico operado a distancia que permitía hasta 18 movimientos distintos. ¡Realmente sorprendente!, pero que currada por parte del equipo de Henson, pues algunos títeres de la película necesitaban hasta cinco o más operadores. Sin duda fue un trabajo complicado el hacer coincidir el movimiento de la marioneta en cuestión y los demás personajes no humanos, con la voz de los actores de doblaje. No me lo quiero ni imaginar. Currazo bárbaro y paciencia de santo.

«Así es, buenas gentes lectoras, el sombrero es un pájaro que habla, ¿como te quedas?»

  Por todo lo comentado, de verdad que me llevé una ingrata sorpresa cuando supe que esta película se dio el gran batacazo en el momento de su estreno y fuera un fracaso en su recaudación de taquilla.

  Pero no temáis, queridos lectores, pues esta película tuvo una muy próspera segunda vida en videoclubs y reposiciones en televisión, logrando que con los años se convirtiera en un clásico de culto, una de estas producciones con legiones de fans cosechados con el paso de las décadas, centenares de hipótesis circulando por internet, y que no deja indiferente.

  De hecho, existe abundante merchandising alrededor de esta producción, como una novelización de la película a cargo del escritor A.C.H.Smith, un cómic que pinta muy interesante, camisetas, pósters, un juego de mesa, una aventura gráfica para Commodore (que nunca llegó a España… snif), y al momento de escribir estas líneas, hay fuertes rumores sobre una continuación de esta franquicia con el nombre de la actriz Tilda Swinton sonando muy bien para recoger el testigo de David Bowie como gobernante de los goblins. Y bueno, ¿porque no?, Swinton hizo una muy buena labor como la Bruja Blanca en Las crónicas de Narnia: El león, la bruja, y el armario… pero esta es otra historia.

—Tanto si viste Laberinto hace muchos años, como si nunca has disfrutado de esta película, a partir de aquí seguirás leyendo bajo tu cuenta y riesgo. ¡Estás entrando en la Dimensión Spoiler!—

  Cabe la posibilidad de que el castañazo que se llevó esta película fuera debido a que más de un padre llevaría a sus pequeñuelos a ver esta producción al cine, pensando que sería una inocente historia infantil de títeres simpaticones con forma de ranita y cerdita cantando cosas graciosas, pero al descubrir la verdad, llevándose la gran sorpresa, hiciera correr la voz.

  Ojo, que esto último es una suposición personal y puede estar perfectamente equivocada, así que no la tomes por cierta.

  Sin embargo, todo lo que viene a continuación lo he contrastado con varias fuentes. Y si algo te puedo decir seguro sobre esta producción, es que de entrada parece estar pensada para los mismos niños ochenteros que crecieron con Fraggle Rock o Los Teleñecos (aunque esos mismos niños pudieran sentirse confusos o extrañados en algunos momentos de la película), y que luego tiene pinta de estar orientada a un público más adolescente (al fin y al cabo, no es habitual que un adolescente en plena edad del pavo y con todo lo que comporta esto, sea protagonista de una película de fantasía, ya que son los niños quienes acostumbran a ser protagonistas de este género).

 Pero cuando uno realmente descubre todo el pastel es al verla de adulto. Poca broma con esta afirmación, por que lo mismo que sucede con la escena del pelo de Mirage sobre el supertraje en Los Increíbles, o la canción Fuego de infierno de El jorobado de Notre Dame (la de Disney),  ocurre también con gran parte de Dentro del Laberinto, cambiando mucho la experiencia de verla cuando uno es pequeño en comparación a cuando ya peinas alguna que otra cana.

  La diferencia es como de la noche al día y las dobles lecturas están a la orden del día en este caso.

Hoggle tiene dos caras… la de la cabeza y la del chaleco. ¿Será esto alguna faceta de su personalidad o papel en esta historia?

  Para empezar, hablemos de David Bowie en leggins. Cuando uno es pequeñajo no se da cuenta porque se están viendo alegres aventuras de muñecotes, pero de adulto es imposible no fijarse en el paquete que va luciendo el cantante a lo largo de toda la película, lo cual es totalmente intencionado para reflejar la gran carga sexual del Rey de los goblins y las intenciones que este tiene sobre el personaje de Sarah (lo cual también tuvo su polémica en su momento, pues la actriz tenía 14 años y el cantante 39 cuando rodaron esta película). Y es que Jareth es el villano de la película y desea que Toby se convierta en goblin, sí, pero es que hay otra cosa que desea aún más… a nuestra heroína, pues está obviamente atraído por ella. Y hablando de Sarah, esta no se queda atrás, pues para ser una adolescente con las hormonas en ebullición y que sigue anclada en la infancia (tal y como nos muestran al principio de la película), descubrimos que esta siente auténtica devoción por el Rey de los goblins, cosa que no solo podemos ver por el “cuento” que le narra esta a Toby con este deje de sarcasmo hacía el niño y admiración por Jareth, sino porque en la habitación de la adolescente encontramos que en el espejo y la libreta de recortes hay al menos una foto de Bowie, así como una estatuilla de Jareth al lado del espejo, frente al cual Sarah vive sus fantasías, pintándose los labios y enjoyándose.

  Pero en dónde esta mutua atracción, ese deseo por parte de ambos y el despertar en la sexualidad del personaje de Sarah se más ve claramente, es sin duda en la escena del baile de máscaras. Mientras escuchamos de fondo el tema de As the world falls down.

  La melodía es romántica y la letra habla de amor, aparte que la escena parece muy idílica, con ambos personajes vestidos como príncipes de cuento de hadas y bailando. Sin embargo, las actrices acarician las prominentes narices fálicas en las máscaras de los bailarines entre risas, con picardía, mientras que Sarah se sorprende cuando una empuñadura de bastón sale de repente de un cofre e inmediatamente después uno de los bailarines se burla de ella al señalarla con su propio bastón, momentos en que todos a su alrededor (visiblemente con más años) se ríen de su expresión, de su inocencia, al mismo tiempo que tanto Sarah como Jareth parecen estar buscándose mutuamente.

  Es más (y esta si es una reflexión personal), en la escena en que el Rey goblin le entrega el melocotón a Hoggle para que le tienda una trampa a Sarah, y le ve flaquear debido a la buena relación que mantiene con la protagonista. ¿No parece que el villano tiene unos ciertos celos de su esbirro? Al fin y al cabo, es el todopoderoso rey de los goblins, pero aún así, se enfurece y se burla de Hoogle al mismo tiempo que le advierte severamente de que “si Sarah te besa te convertiré en príncipe… ¡el príncipe del hedor eterno!”, lo cual sabe que aterra al pobre Hoggle. De hecho, desde el momento en que se inicia esta aventura, tras el rapto de Toby, podemos ver en pantalla el rostro de escondido de Jareth hasta en siete ocasiones, dándonos a entender que este la espía a la joven (¿o quizás contempla?) en todo momento.

¿Qué me dices? ¿eres capaz de encontrar el rostro escondido de Jareth en este fotograma? ¿y los otros seis repartidos en toda la película?

  Para terminar, solo me queda añadir que me parece una pasada el modo en que casi al principio de la película, durante esa breve escena en que vemos la habitación de la protagonista mientras esta discute con su padre, podemos ver infinidad de elementos y personajes que luego vemos a lo largo de toda la historia, como un póster con la sala de las escaleras, un peluche de un fiery del Fire Gang ,un muñeco de Lord Didymus, un peluche de Ludo, un juguete con forma de laberinto, y Hoggle en forma de reposalibros, entre otros muchos detalles.

Incluso los libros en la habitación de Sarah parecen querer decirnos algo. Y es que todo es posible, pero nada es lo que parece, en el interior de Laberinto.

Y por supuesto, esta la gran lección que encierra esta historia: que crecer puede dar miedo y uno podría preferir quedarse en la infancia (como la protagonista cuando la conocemos) y quedarse en el pasado, pero que esto no es nada aconsejable ni tampoco sano, pues crecer forma parte de la vida y es necesario aceptar las responsabilidades que nos encontramos, aparte que tanto el madurar como convertirse en adulto también aporta grandes experiencias y satisfacciones (pues si te fijas, la protagonista va mostrando un comportamiento cada vez más maduro y responsable a través de su viaje… ¡va aprendiendo!). Por otro lado, tal y como aprende Sarah al final de su periplo, aceptar las responsabilidades no tiene porque significar renunciar a aquello que nos hacía felices cuando éramos niños, pues si queremos, la fantasía sigue ahí. Yo creo firmemente en ello.

  Pensándolo bien, igual Jareth no era tan malo después de todo y solo pretendía que alguien que creía en él lograra avanzar. ¿No será esto también un tipo de magia?

«Si soy bueno o malvado, es algo que deberás deducir y decidir por tu cuenta»

—Saliendo de la Dimensión Spoiler—

  Y hasta aquí llega este post.

Llegó la hora de que tomemos el portal que lleva de vuelta a nuestro universo, pero ten en cuenta que el próximo domingo 2 de mayo emprenderemos otro viaje a una nueva burbuja dimensional. Mientras tanto, el blog de Tallopis escribe está siempre aquí para ti, para que puedas visitar de nuevo estos mundos de nuestras infancias y nuestras fantasías tantas veces como quieras.

No podía faltar la recomendación de la semana, en la que repiten las buenas gentes de “Videojuegos sin fronteras”, la cual aún no ha sido del todo traducida a nuestro idioma, pero que en su versión española también incluye un link directo a la plataforma original en inglés, la cual recoge toda una serie de geniales iniciativas con las que hacer un mundo mejor gracias a medios como los videojuegos y la animación. Entre sus actuales proyectos he visto campañas contra el analfabetismo, en beneficio del desarrollo sostenible, recaudación para la investigación del covid-19, y mucho más.

Si estás interesado en sus proyectos, en la misma web se detallan los modos en que se puede colaborar en sus diversas causas, y la verdad es que vale la pena echarle un vistazo.

  De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡Gracias por estar ahí!

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  Sin más que añadir, te deseo feliz semana. Cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.

Al fin y al cabo, la vida en si misma ya puede ser la más fantástica de las aventuras. ¡Hasta el próximo domingo!

Comments

  1. Que peliculón tan clásico nos traes en este post!!! Y eso que no pudimos disfrutarlo cuando eramos peques pues como bien dices en uno de los párrafos muy inocente no era la cinta, no.
    Sobre todo por la parte en la que aparecian los goblins o la escena esa del baile de los bichejos que se quitaban la cabeza… Pesadillas tuvimos para aburrir solo con ver esas escenas..
    Pero con el paso del tiempo y siendo ya adultos (bueno, casi xD) pudimos volver a visualizarla y apreciarla desde otro punto de vista y disfrutándola finalmente.
    Con esto también le dimos otra oportunidad a Cristal Oscuro, convirtiéndose en una de nuestras películas favoritas y disfrutando del trabajazo de Henson en ambas.
    Lo dicho, grandísima recomendación y muy buen dato el avisar de spoilers oara todo aquel que quiera visualizarla por vez primera… Eso sí, que luego pasen otra vez por el post y dejen su like y respectivo comentario, que el trabajo de este marionetista era muy bueno pero el tuyo con el blog es superior!!!
    Un abrazote, crack y con ganas de leer el siguiente.
    Nos seguimos leyendo!!

    1. ¡¡Presstartcook, que alegría volver a verte por aquí :D!!
      La verdad es que me quedé muy sorprendido al volver a ver esta película precisamente por esta doble lectura que ofrece, y que requieren forzosamente que el espectador crezca (al igual que su protagonista) para poder entenderla. Pero como bien dices, incluso para los estándares de los ochenta, esta película ofrece escenas bastante desconcertantes para los niños, como la que mencionas sobre los Fire Gang cambiándose las cabezas y proponiendo hacer lo mismo con Sarah, o la secuencia del albaricoque mordido. A veces me cuesta identificar esta película (y la de Cristal Oscuro aunque sea todo un clásico) con el mismo señor que nos trajo Fraggle Rock y Los Teleñecos XDXD.
      Por cierto, ¿te imaginas la hubieran hecho realmente con Michael Jackson en lugar de David Bowie?
      Me alegra que te guste el detalle de los spoilers y te agradezco mucho de que me lo digas, pues estos comentarios (diciéndome lo que os gusta y lo que no del blog así como tomar vuestras sugeréncias) me ayudan mucho a seguir trabajando para que el blog crezca y os guste.
      Eres un grande !!
      Un abrazo compa, y nos seguimos leyendo 🙂

Tus comentarios son más que bienvenidos.