Cine retro: La escalera de Jacob

NOTA: No es la primera vez que en este blog os presento algún elemento perteneciente al género del terror. Por norma, en todas estas veces he intentado hacerlo de forma no muy escabrosa ni enseñando nada excesivo para que todo el mundo pueda disfrutar de la entrada. Pero esta vez no ha sido posible. Así que en este post hay varios elementos gráficos que pueden ser inadecuados para las audiencias más sensibles, de modo que si decides seguir leyendo, será bajo tu responsabilidad.

  ¡Quien avisa no es traidor!, así que luego no me culpes de tus pesadillas.

  Un abrazo

  T.A.Llopis

  Cada cual tendrá sus propias creencias espirituales. Pero al margen de todo esto, personalmente me parece interesante cuando en una obra de ficción usan material de diversas escrituras sagradas para dar más solidez a sus argumentos, tramas, y lores, tal y como explique en el post de La biblia contada a los pasotas.

  Esto es precisamente lo que ocurre en la película que hoy vengo a presentaros, en la cual se ven numerosas referencias a la historia bíblica, aparte de aquella con la que comparte nombre: La escalera de Jacob, y cuya historia te cuento de forma resumida.

  Todo comienza con los hermanos Esaú y Jacob.

  El mayor de ellos, y por lo tanto el que goza con el derecho a la bendición paterna por ser el primogénito, es Esaú. Un tiparraco inmenso, una bestia parda de fuerza descomunal que se dedica a la caza. Sin embargo, ocurrió que un día tuvo muy mala suerte en su labor, por lo que volvió a casa con las manos vacías y un hambre atroz.

  En el camino, se encontró con su hermano pequeño Jacob, el cual estaba cocinado unas lentejas que olían de vicio. Desesperado como estaba, y con las tripas gruñendo, el rudo cazador pidió a su hermano que le diera un plato del manjar que estaba cocinando. Jacob vio en ello la oportunidad de su vida, y le ofreció de comer a su hermano… a cambio de que le concediera los derechos de progenitura.

  Como ya podrás intuir, Esaú estaba tan desesperado que aceptó sin más y se puso hasta arriba de lentejas. Pan, vino, y postre incluidos.

  Con todo esto, Jacob temía que su ardid no fuera suficiente para convertirse en primogénito y heredar a lo grande. Por lo que decidió engañar a su padre Isaac (el cual tenía sus años y le empezaba a fallar mucho la vista) para que le bendijera en lugar de su hermano. Por lo que se cubrió los brazos y el cuello de pieles para imitar el vello de Esaú, y fingiendo su voz, pidió la bendición del primogénito a Isaac, el cual se la concedió.

  Cuando Esaú descubrió lo que había ocurrido, entró en cólera y prometió que mataría a su hermano en cuando su padre falleciera, por lo que Jacob decidió salir pitando hacía la ciudad de Betel para salvar la vida.

  En la primera noche de viaje, Jacob se quedó dormido en el monte y soñó con una preciosa escalera llena de luz que usaban los ángeles para moverse entre el cielo y la Tierra: un puente entre lo terrenal y lo divino. Y fue a través de esta escalera que Dios en persona le habló para decirle que no tenía nada que temer. Para demostrarle que estaba de su parte, Dios envió a uno de sus ángeles para que combatiera con Jacob. La pelea duró toda la noche y el ángel no fue capaz de derrotarle (¡menudo combate debió ser¡, mejor no jugar contra él al Street Fighter II). Tras lo cual, a Jacob se le concedió otro nombre (con todo lo que esto implica metafóricamente): Israel, que significa “El que lucha con Dios”.

La escalera de Jacob.

  Aparte del nombre, esta singular historia tiene mucho que ver con la trama de esta película, la cual está llena de referencias bíblicas (como los nombres de muchos personajes), y otras alusiones religiosas, incluyendo el infierno, y combinándolo con una historia oscura, siniestra, que mezcla la fantasía con el sueño, los recuerdos, y la realidad. Hasta tal punto que, como espectadores, viviremos una sensación de confusión creada adrede y de forma muy inteligente, que nos permite sumergirnos más eficazmente en la historia que se nos explica, a la par que sirve para que empaticemos aún más con el sufrido protagonista.

  Dicho protagonista de esta genial película no es otro que Jacob Singer (Tim Robbins), un hombre inteligente y decidido que, tras terminar una carrera de letras y ejercer brevemente como profesor, se ve llamado por su país a participar en la guerra de Vietnam.

  Es el año 1971, y este lamentable conflicto militar estaba en todo su apogeo.

  Junto con sus compañeros de batallón, Jacob vive el horror de la guerra en medio de la jungla, pero logran sobrevivir y establecer un gran vínculo entre todos ellos: el tipo de vínculo que uno forma en situaciones límite. Desgraciadamente, un día son atacados por sorpresa y con gran ferocidad, llegando a que todos ellos sufran heridas muy graves que les apartan del servicio activo.

  De vuelta a Nueva York, su ciudad natal, Jacob toma una nueva vida junto a su nuevo amor Jezebel “Jezzie” (Elizabeth Peña) y trabajando como cartero, pero nada vuelve a ser igual. En el día a día, durante las actividades más cotidianas, Jacob empieza a pensar que está siendo vigilado, al mismo tiempo que empieza a padecer extrañas alucinaciones que van empeorando con el tiempo.

  Por si esto fuera poco, sufre fuertes dolores y fugas de memoria que solo su quiropráctico y amigo Louis (Danny Aiello) parece comprender. Pese a contar con tal valioso aliado, Jacob entra en una espiral de confusión y delirio en donde su realidad parece pegar bruscos saltos en el tiempo de forma inesperada, dificultando su percepción y rememorando sus peores experiencias en la vida, como la muerte de su hijo Gabriel “Gabe”, su relación con su exmujer Sarah (Patricia Kalember), mezclándose todo ello con su vida presente con Jezzie, y toda una serie de visiones brutalmente realistas en dónde una serie de criaturas deformes parecen querer atormentarle.

  En sus pesquisas por tratar de distinguir que es real y que no lo es, Jacob descubre que a varios de sus viejos compañeros de Vietnam les ocurre lo mismo, por lo que intentará reunirles para que juntos puedan averiguar que les está pasando y encontrar respuestas. Eso si llega a quedar alguno de ellos vivo para contarlo, pues todos aquellos que parecen saber algo tienden a fallecer en extrañas circunstancias.

  Y hasta aquí te voy a contar. Si no la has visto, y quieres saber cómo se desencadenan los acontecimientos, ya sabes lo que te toca… ver la película, porque yo no te lo voy a contar.

  Nos encontramos ante una de estas producciones singulares que en su momento no tuvieron muy buena recaudación en taquilla que digamos, pero con el tiempo lograron alcanzar el status de “película de culto”, lo cual, para mi gusto y humilde opinión, es logrado por sobrados méritos propios. Los que ya me conocéis, ya sabéis que me encantan estas historias que juegan con el factor psicológico y emocional, que cuentan con un fuerte aspecto emocional mezclado con un terror retorcido más sutil, centrándose especialmente en la historia y los detalles, muy en la línea de la saga de videojuegos Silent Hill que tanto admiro, de la que tanto se dice que tuvo esta película como una de sus principales inspiraciones. Pues en La escalera de Jacob encontramos todo esto, pero dentro de un universo propio muy bien elaborado, convirtiendo esta cinta en una experiencia por sí misma que se disfruta incluso más en su segundo visionado, para poder prestar más atención a todos estos detalles que tienden a escapar la primera vez.

Fans de Silent Hill, ¿veis algo aquí que os resulte familiar?

  Y es que esta producción es muy distinta a las cintas de terror al uso, en que uno sabe perfectamente lo que ocurre en todo momento, con un antagonista bien definido, y una historia sencilla. No, no, nada de eso. Para empezar, es una película con fama de jugar con el espectador al ofrecer una mezcla de terror de naturaleza más psíquica y thriller con trazas de conspiraciones, e incluso un toque de denuncia social, al que se le añade un lore amplio en una trama muy bien hilvanada, pensada para dar una falsa imagen de estar todo muy claro (gracias a ciertas líneas de diálogo y otras pistas muy concretas) pero que al mismo tiempo logra una confusión coherente dentro de su intencionado desorden.

  Todo ello deja claro un muy hábil trabajo en el guion por parte de Bruce Joel Rubin (Durmiendo con su enemigo, Ghost, Mimzy: Más allá de la imaginación, y Proyecto Brainstorm entre otras), creando una excelente trama en que el espectador intuye desde el primer momento que algo va terriblemente mal, un “algo” que está constantemente presente de algún modo, que se va cocinando poco a poco al mismo tiempo que va aumentando progresivamente, esperando entre bambalinas el momento justo para aumentar repentinamente de intensidad en situaciones puntuales que se mueven entre el horror, la angustia, y la tragedia, ofreciéndonos secuencias sencillamente desgarradoras (como la inolvidable escena de la camilla).

  Pero ojo, al decir eso no me estoy refiriendo al clásico “jump scare”, en que aparece el típico monstruo básicamente feote con un sonido estridente de fondo sin más. No van por ahí los tiros. La mayoría de veces son imágenes perturbadoras, que aterran más por lo extraño y aparentemente inconexo de lo que estamos viendo, mientras que en otras ocasiones son imágenes impactantes por el contenido emocional que estas aportan a la trama, siendo revelaciones que sencillamente parecen arrollar a nuestro entendimiento, dando aún más volumen a esta sensación de congoja y desconocimiento constante que logra la película, aportando más solidez a la trama cuando se ve en conjunto.

  Por otra parte, tengo que decir que el reparto realiza un muy buen trabajo. Personalmente me encanta el personaje al que da vida Danny Aiello y el significado de su papel en esta historia, la aparente ambigüedad que encierra esta “Jezzie” tan bien llevada por Elizabeth Peña, así como esta sorprendente aparición de Jason Alexander (actor que recordamos como George Constanza en la serie Seinfield), y la inesperada aparición de Macauly Culkin en el rol de Gabriel “Gabe” (viéndolos, cuesta creer que el tierno Gabe y el travieso Kevin McCallister de Solo en casa comparten actor y año de estreno). Pero sin duda, el que se lleva el gato al agua, es Tim Robbins en el papel protagonista de un torturado y perdido Jacob Singer, el cual lleva a cabo una actuación soberbia que se convierte en uno de los muchos puntos fuertes de esta producción.

  Pero sin duda, una de las mayores cualidades de esta cinta pasa precisamente por su puesta en escena, así como la ambientación tan elaborada que muestra. Durante todo el visionado deja entrever un aspecto tétrico, tenue pero constante, que da mayor énfasis a lo que pretende transmitirse al espectador en cada momento. Al mismo tiempo, hace gala de un aire muy etereo que oscila entre lo decadente y lo espiritual que encaja de maravilla en todo el conjunto de la película.

  En definitiva: una película de terror psicológico nada común, realmente recomendable, con una historia que me parece una maravilla por la calidad de la misma, y el modo tan hábil en que juega con nosotros mientras la estamos viendo.

  Un buen indicativo del éxito y buena recepción que esta película con el paso del tiempo, tras su estreno en 1990, es el posterior remake que se produjo en el pasado año 2019 y que fue protagonizada por Jessie Williams. Yo personalmente no lo he visto, y como siempre suelo decir, no se puede juzgar sin haber visto, pero lo cierto es que las críticas no animan precisamente a verla. ¿Tú la has visto? ¿Qué te pareció?

  Y hasta aquí llega este post.

  Como recomendación de la semana quiero presentaros el nuevo fichaje de las Galerías Maldà de Barcelona. Cuando he sabido que tal cosa existía, casi me ha dado un jamacuco de los gordos y he tenido que reprimir las ansias de salir corriendo para allá por el bien de mi cartera. Se trata de la Luffy’s shop, tienda dedicada exclusivamente al universo del manga One Piece, y del que nunca he ocultado que soy un gran admirador. Tengo que deciros que aún no he estado, pero que no pienso tardar mucho en visitarla para echar una ojeada a la inmensa variedad de merchandising que tienen: figuras, ropa, posters… de todo, vamos. Se encuentra en C/Portaferrissa, 22. Justo al lado de las Ramblas y muy cerca de la estación de metro Liceu, en la línea verde. Si queréis saber más, podéis entrar en su página Facebook: www.facebook.com/luffysshop/?fref=tag

  ¿No te he mencionado nunca en la “recomendación de la semana”?

  ¿¡Pues a qué estás esperando!?

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  Sin más que añadir, cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.

Curioso mensaje el que aparece antes de los créditos, al finalizar la película. ¿No crees?

Comments

  1. Curiosa la película que has recomendado. Yo por mi parte recomiendo Maggie para estas fechas. Siendo de zombies, tiene una alta carga dramática como walking Dead pero sin ser presuntuosa como es The Walking Dead y demuestra que Arnold Schwarzenegger puede hacer un papel decente en cualquier tipo de papel que se le dé

    1. He leído el genial post que dedicas a esta película en tu blog «https://mundoanimecritico.blogspot.com/», y la verdad es que me ha sorprendido sobremanera. combinar una trama de zombies con elementos dramáticos y personales como hace esta producción, me parece original a la parte que interesante, por lo que trataré de verla por poco que pueda. La verdad es que me llama la atención 😀

Tus comentarios son más que bienvenidos.