Cultura retro: Exin, MB, Comansi, Mattel y los juguetes de nuestra infancia.

<<Fabulosos y secretos poderes me fueron otorgados el día en que levanté en alto mi espada mágica y dije ¡Por el poder de Grayskull!>>

  Intro de la serie He-Man & The Masters of the Universe.

  Lejos de lo que algunos puedan pensar, jugar es algo muy serio.

  Y es que el juego resulta ser de gran importancia durante los primeros años de vida, no solo por el evidente efecto de permitir que los peques se lo pasen en grande, sino también por la extensa lista de bondades y beneficios que están implícitos en el acto de jugar, como el desarrollo de la psicomotricidad y fomentar la imaginación, darle salida a esta energía que tienen los niños (aquellos que seáis padres o madres lo sabréis bien), aprender a moverse en un entorno gestionado por reglas, prepararse para ciertos actos que esperan en la edad adulta, además de aprender a gestionar el perder o ganar, conocerse a uno mismo, cooperar con otros y socializar, entre otras muchas bondades que ofrece el jugar como el ser una herramienta más para el aprendizaje y el conocimiento.

  De hecho, es tan importante el tener un tiempo y espacio para esta actividad que está recogida en el artículo 31 de la Convención Sobre los Derechos del Niño firmada en noviembre de 1989, siendo una necesidad básica para el correcto desarrollo de los chavales. Aunque lo cierto es que esto de jugar no es algo de nuestros días ni mucho menos, pues se conoce la existencia de juguetes desde hace 2500 años e incluso mucho más. Un buen ejemplo de ello es el hallazgo encontrado en un yacimiento arqueológico de Turquía, dónde se desenterró el que muy posiblemente sea el juguete más antiguo encontrado hasta ahora: un sonajero de terracota con 4000 años de antigüedad. Igualmente son interesantes los silbatos en forma de pájaro originarios de la Perú precolombina, que además de divertir tenían la función de enseñar a los infantes el reconocer los distintos cantos de estos animales. ¡Increíble! Y por si todo esto fuera poco, se sabe que los antiguos egipcios ya construían figuras en forma de animales y humanos adultos para que la chavalada de la época lo pasara en grande. Es tal la importancia de los juguetes y el acto de jugar, que muchos historiadores de renombre mantienen que los primeros homínidos, de los que descendemos, ya elaboraban juguetes confeccionados en hueso, barro o madera, amén de que se han encontrado tumbas infantiles con restos de rudimentarias muñecas. Vamos, que los juguetes siempre han estado ahí, acompañándonos en la aventura de crecer y madurar a lo largo de toda la historia, e incluso llegando a convertirse en un aspecto cultural y social que aporta su granito de arena a la hora de discernir como debía ser la vida en tiempos pasados.

Se estipula que los yoyos puedan tener 2500 años de antigüedad o más.

  ¡Pero ojo cuidado, oh buena persona lectora! Que el jugar no es algo reservado en exclusiva a los más pequeños. Pues si dejamos a un lado la nefasta influencia de páginas y/o casas de apuestas, así como las lot boxes en ciertos videojuegos (tema que dejo para otra ocasión), lo cierto es que jugar también es una actividad de lo más recomendable para aquellos que ya superamos la barrera de la mayoría de edad. Tanto es así que no son pocos los profesionales (que para algo han estudiado sus carreras y se dedican a ello) que resaltan la importancia del juego en la vida adulta por sus numerosos beneficios a nivel mental y físico, llegando a equipararlo con el dormir lo suficiente, alimentarse de forma adecuada o hacer ejercicio. Si te soy sincero, y esta es una opinión personal, me parece una verdadera lástima que con la llegada de la edad adulta sean tantos los que vean el acto de jugar como algo que debe infravalorarse y desterrar al olvido con orgullo… muy triste, la verdad. ¿Dónde quedan estos momentos gloriosos y divertidos en que uno se rodea de seres queridos (amigos, pareja, familia, etc) para juntarse entre risas y carcajadas alrededor de un juego de mesa o un videojuego de fiesta como los SingStar, EyeToy, Just Dance, Buzz y otros, para gozar de un momento de grata diversión? Eso aparte de que compartir unas partidas sirve para conectar con nuestros semejantes, liberar endorfinas, puede ayudar a prevenir varias enfermedades degenerativas o mentales, fomenta nuestra creatividad, aliviar el estréss (¡más Scattergories, Trivials, D&D y Partys llevan a menos Fluoxetinas y Rivotrils!), favorecer la capacidad de solucionar problemas, poner en funcionamiento las neuronas, contagiar la risa, dar rienda suelta a la curiosidad y el aprendizaje, el conocerse mejor a uno mismo y los que nos acompañan… vamos, que jugar es de lo mejor que hay oiga. Aparte de que permite pasarlo en grande y es de lo más recomendable se tenga la edad que se tenga.

  En fin, todo esto está muy bien, ¿pero a dónde quiero ir a parar con lo que te estoy contando? Te estarás preguntando seguramente con la sagacidad que te caracteriza (si es que da gusto escribir para gente inteligente e inquisitiva, oye). Pues en que si en otro post anterior ya tuve el placer de escribirte acerca de varios juegos de mesa, hoy quisiera traer al blog algunos de aquellos juguetes que tantos de nosotros disfrutó en nuestros años mozos y que tantas alegrías nos dieron.

  De modo que, sin más dilación, te invito alegremente a que te relajes, inspires profundamente, te pongas bien cómodo y te sirvas una agradable bebida que te acompañe a lo largo de la lectura, pues la partida está a punto de empezar y solo faltas tu.

  ¿Te vienes?

Exin y Madel lo podían todo

  Para empezar nuestro periplo debemos remontarnos hasta la Barcelona del año 1951 de nuestro universo, momento en que el señor Ramón Carroggio Socías fundaba la empresa Exclusivas Industriales S.A., más conocida como Exin, y cuya principal fábrica se encontraba en la calle Roger de Flor en la ciudad condal. Al principio se dedicaba a la elaboración y comercialización de pequeños electrodomésticos, utensilios de plástico de todo tipo, y más tarde, también juguetes, pues no fue hasta finales de los sesenta y principios de los setenta que este mercado mostró un importante auge y demanda. Tanto es así, que Exin dejó sus otros productos a un lado para dedicarse exclusivamente a la fabricación de juguetes. De este modo, en 1968 sacarían al mercado el que sería el primero de sus productos estrella: ¡El Exin Castillos! (ains… nostalgia más tonta me entra… no estuve horas montando edificios con sus pequeñas piezas interconectables y su fantasma). El cual nos permitía dar rienda suelta a la imaginación para construir toda suerte de edificios medievales que iban desde sencillas torres hasta palacios enteros y que, curiosamente, muchos de nosotros terminábamos guardando sus piezas en cajas vacías de detergente, impregnando dichas piezas con el olor. Es tanto el éxito y popularidad que alcanzó este juguete, que la empresa valenciana Popular de Juguetes volvió a lanzar el producto en 2005 y se han llevado a cabo importantes exposiciónes en Vigo.

Cajas y piezas del<< Exin Castillos>>. ¡La de arquitectos que saldrían de jugar a esto en la niñez!

  Pero me estoy adelantando a los acontecimientos.

  La cuestión es que Exin contaba con una táctica comercial que le funcionó a las mil maravillas, y esa no era otra que adquirir licencias de juguetes exitosos fuera de nuestras fronteras para adaptarlos al mercado español. Y la verdad que les funcionó de primera, pues al año siguiente de comercializar el Exin Castillos, la compañía volvió a pegar el pelotazo con un juguete del que muy seguramente has oído hablar en alguna ocasión (especialmente si ya peinas alguna cana como este que te escribe). Se trataba ni más ni menos que del Scalextric, del que Exin obtuvo la licencia tras negociar con la empresa británica Lines Brothers Group. Un juguete eléctrico que, mediante unos mandos, se hacían correr a unos cochecitos sobre los raíles de una pista que debía ser previamente montada. Cochecitos que, por cierto, llegaron a contar con numerosos modelos que hoy en día siguen siendo material muy preciado por los coleccionistas, incluyendo la serie STS Super Traction Sistem 4×4 que contaba con jeeps. Y aunque bien es cierto que el éxito del Scalextric no fue inmediato, poco a poco se iba haciendo un hueco en muchos hogares españoles para goce y disfrute de los chavales de la época.

¡Me pido el jeep verde!

  Con todo esto, Exin estaba en la cresta de la ola y sin ningúna intención de detener su marcha. Tanto es así que en 1971 sacaron otro de los que acabarían siendo sus productos estrella, el CineExin. Un pequeño proyector, que muy posiblemente podamos considerar como el <<sucesor espiritual>> de otro juguete ya existente, el Cine Nic ideado por los hermanos Tomás y Josep María Nicolau Griñó para la empresa Proyector Nic S.A..

Pero volviendo al CineExin, este tenía la ventaja que su embalaje servía para apoyarlo y usarlo como pantalla de proyección, además de que podíamos dar marcha atrás y adelante a las películas que se introducían en el aparato mediante el funcionamiento de una manivela. Por otro lado, el juguete venía con una película de corta duración con personajes muy conocidos (destacando especialmente los clásicos de la factoría Disney), además de dar la opción de comprar otras que se podían adquirir sueltas. Sin embargo no todo era tan bonito como parece, pues las películas, que en un principio eran en blanco y negro antes de pasar a ser en color, eran rollos de bobina en formato de 8 mm que fácilmente se rompían al tratar de ponerlas o quitarlas. O así fue hasta que en 1983 sacaron una versión mejorada llamada CineExin Super 8, que traía las películas en cartuchos cerrados en formato de vídeo Super 8, haciendo que el cambio de películas fuera más sencillo. Pero antes de la llegada del CinExin Super 8, tengo que mencionar sí o sí otro genial juguete que la compañía Exin sacó al mercado en 1971 y que también logró una muy buena acogida por parte del público, y este no es otro que las piezas de construcción Tente, que venían en cajas de diferentes tamaños, algunas de ellas temáticas, con un número concreto de piezas con las que dejar volar la imaginación y construir toda suerte de objetos y jugar con ellos, con el añadido que algunas piezas eran móviles a modo de bisagras o contaban con ruedas para construir vehículos.

Así lucían el <<CinExin>> y <<CinExin Super 8>>.
Piezas de <<Tente>>.

  Y eso solo por contar algunos de los juguetes más famosos que nos trajo esta compañía, aunque nos dejó muchos más como el ExinWest (que básicamente era como el Exin Castillos pero con una ambientación del salvaje oeste y con paneles de plástico que imitaban la madera en lugar de pequeñas piezas), el Exin Basket (que consistía en una pista irregular con agujeritos de los que salía aire al presionar uno de los botones laterales para lograr encestar una pequeña pelota), o las maquetas ferroviarias Ibertren.

Que difícil era lograr encestar la dichosa pelotita.

  Pero si tengo que escribirte acerca de los grandes éxitos que tuvo esta empresa, no puedo obviar de ningún modo el juguete que te presento a continuación y que se convirtió en uno de sus productos más sonados. Tanto, que a día de hoy existe un mercado de coleccionismo a su alrededor que mueve una buena pasta entre sus fans. Juguete cuya historia empieza en el año 1964, cuando el hijo de Ramón Carroggio Socías, el joven Josep María Arnau Caroggio, decidió adquirir la empresa Manufacturas Delgado, una marca especializada en productos de plástico que no estaba precisamente en su mejor momento que digamos. Poco después de la absorción de dicha empresa, Josep María Arnau viajó a Estados Unidos y comprobó por si mismo el increíble impacto que tenía entre el público la franquicia de juguetes G.I.Joe creada en 1963 por Stanley Weston para la empresa juguetera Hassenfield Brothers, más conocida actualmente como Hasbro. De este modo, Caroggio compró los derechos de estos populares muñecos articulados para adaptarlos al mercado ibérico para traer una serie de figuras de acción que darían mucho, pero que mucho, de que hablar. Combinando las primeras letras de Manufacturas Delgado, y añadiendo el sufijo anglosajón -Man-, Exin y Manufacturas Delgado sacaron a la venta los Madelman, juguetes de acción que causaron auténtico furor entre los niños de aquellos tiempos y de los que se llegaron a sacar varias líneas temáticas más allá de la bélica. De este modo hubo Madelmans submarinistas, del salvaje oeste, viajeros del espacio… la tira oiga. Y es que los Madelman lo podían todo.

  Desgraciadamente, y como consecuencia del alto precio que alcanzaron los materiales plásticos a raíz de la crisis del petróleo de los setenta, Exin no hacía sino acumular pérdidas pese a las buenas ventas de sus juguetes. Por lo que tras pelear con uñas y dientes, hacer lo posible y lo imposible por mantenerse a flote, la empresa terminó cerrando el chiringuito en 1993.

  Desde entonces, han sido varias empresas las que trataron de seguir comercializando los productos mas exitosos de Exin, como la ya mencionada Popular de Juguetes que adquirió los derechos de Exin Castillos y CinExin antes de echar el cierre en 2006, Tyco, que se hizo con Scalextric, o Borrás, que se adueñó de las piezas Tente.

  Sin embargo, siempre nos quedará el recuerdo de los grandes productos con que Exin nos proporcionó tantos grandes momentos, trayéndonos hoy muy gratos recuerdos de aquellas tardes con los amigos del cole, pasándolo en grande con tan geniales juguetes.

  De hecho, el impacto que tuvo Exin en la vida de muchos niños y niñas ha llevado a la existencia de un libro narrando la historia de dicha compañía y que se puede conseguir a través de Bubok, web dónde también tengo publicados mis libros publicados (échales un vistazo en la barra lateral derecha de widgets y tendrás lectura veraniega tirada de precio *^_^*).

  Por otro lado, si quieres volver a ver las brillantes ilustraciones que aparecían en las cajas de tantos productos de la marca Exin, te recomiendo que busques los trabajos del gran dibujante Lluís Bargalló, quien era el encargado de dar vida y emoción a las cajas en que venían estos juguetes.

El talentoso dibujante Lluís Bargalló.

Milton Bradley juega fuerte

  La siguiente línea de juguetes que vengo a comentarte es una vieja conocida del blog, pues ya te comenté algo al respecto en los posts de Juegos de Mesa y Tragabolas. Se trata de la archiconocida MB, o Milton Bradley, de la que seguro recuerdas muchos de sus icónicos anuncios televisivos, especialmente cuando estaban próximas las fechas navideñas, como el de Chincheando, La Isla de Fuego, Locodino o HeroQuest por nombrar algunos.

Caja de <<Locodino>>.

  Pero aunque esta compañía causó auténtico revuelo entre los niños de los ochenta y noventa, que veían sus anuncios con los ojos como platos mientras se encontraban en busca de ideas que añadir a la carta de los Reyes Magos, Papa Noél, el Olentzeio, Caga Tió y demás, lo cierto es que la historia de esta marca juguetera es muy anterior. De hecho, empieza en el año 1860, momento en que el joven Milton Bradley (natural del estado norteamericano de Maine y nacido en 1836) decide fundar la empresa que lleva su nombre: la Milton Bradley Co. que se dedicaba con tesón a la elaboración de ¿juguetes?… ¡pues no!, MB producía litografías aprovechando el talento y formación de Bradley para el dibujo. Con esta intención, usaba una máquina que, en opinión de Bradley, podría dar para mucho más.

Milton Bradley.

  De este modo, y tras una divertida noche de juegos con su amigo George Tapley, a Bradley se le ocurrió la idea de crear un juego de mesa que plasmara los golpes de suerte o infortunio que tiene a veces la vida (para que veas que las noches de juegos con amigos pueden dar lugar a grandes ideas), elaborando un tablero cuadriculado que los jugadores debían recorrer en un trayecto ficticio de la infancia hasta la vejez sin arruinarse, usando una ruleta en vez de dados para avanzar, ya que estos estaban mal vistos en aquel entonces por relacionarse con los juegos de azar. El resultado fue el primer juego que comercializó esta empresa y que fue conocido como The Checkred Game of Life.

  Aún con el modesto éxito que tuvo este juego, lo cierto es que Milton Bradley dirigió su negocio y habilidades a la fabricación de maquinaria belicista requerida durante la Guerra Civil Norteamericana, momento en que Bradley se dio cuenta de las angustiosas y largas horas que pasaban los soldados cuando no estaban combatiendo o haciendo instrucción, por lo que para elevarles la moral y hacer que estos momentos les fueran más llevaderos, a modo de distracción para el horror que les rodeaba, Bradley decidió construir un pack de juegos portátiles que los soldados pudieran llevar consigo (muy al estilo de los actuales juegos de viaje… si es que este hombre era un visionario), los cuales incluían un juego de dominó, una versión en miniatura de su Checkered Game of Life, damas, ajedrez y backgammon, que vendía todo junto por un dólar.

  Dichos packs de juegos se vendieron bastante bien y parecía un paso adelante por parte de la empresa en dirección a la fabricación masiva de juguetes, hasta que en 1869 Bradley entró en contacto con las ideas del llamado Kindergarten Movement del pedagogo alemán Friedrich Fröbel (quien sería el creador de la educación preescolar y el concepto de guardería o jardín de infancia), y que fueron introducidas en Estados Unidos por la educadora Elizabeth Palmer Peabody, quien abriría el primer jardín de infancia en tierras norteamericanas. Bradley, muy vivo él, comprendió que allí había una gran oportunidad de negocio y empezó a fabricar toda suerte de material educativo preescolar además de juguetes destinados a los infantes de esta edad, como bloques de construcción. ¿El resultado? Un éxito por todo lo alto que le llevó a ser el principal distribuidor de material preescolar del país durante las siguientes décadas y hasta los primeros años del siglo XX (menuda visión de negocio tenía el amigo Bradley), lo cual compaginó con la fabricación de otros juegos de mesa incluyendo rompecabezas y juegos como el Word Gardening o Happy Days in Old New England.

  Cuando Milton Bradley pasó a mejor vida en 1911, la empresa pasó a ser propiedad de su hijastro George Ingersoll, quien adquirió la empresa McLoughlin Bros. Co., conviertiendo así a MB en la más importante empresa juguetera del país. Sin embargo, George, junto con su amigo y socio William, tuvo que afrontar una serie de importantes pérdidas económicas cuando se produjo el crack del 29 en Wall Street. Un desastre económico que afectó a todas las industrias existentes. Incluso con el éxito que tuvo la aparición del archiconocido Battleship en 1931 (lo que en España conocimos como Hundir la Flota), este acontecimiento afectó a la empresa Milton Bradley de tal modo que cambió de dirección una vez más al pasar a manos del inversor James Shea (no confundir con el jugador de fútbol del mismo nombre), quien supo capear el temporal y llevar la empresa a sobrevivir hasta la década de los 50, sacando a la venta más juegos como el Candyland o el clásico Toboganes y Escaleras/Chuts & Ladders de origen hindú, además de empezar su expansión al extranjero.

Siempre sospeché que mi hermana me hacía trampas… ¡Humm!

  Y ojo al dato buena persona lectora, porque con la llegada de los sesenta (y otro cambio en la dirección al pasar MB a ser presidida por James Shea Jr.), empieza lo bueno. Pues MB no solo tuvo el acierto de ser la primera juguetera en anunciarse en televisión y comprar la empresa juguetera Playskool, sino que en esta década sacó tres de sus productos estrella, los cuales estoy seguro del todo que conoces aunque sea de oídas: el Operación (que actualmente cuenta con divertidas versiones inspiradas en los Simpsons o las películas de Shreck) en 1965, el Mistery Date o Cita Misteriosa (también en 1965) que con el tiempo se convertiría en el juego Línea Directa, y el Twister, también conocido como Enredos, que vio la luz en 1966 tras ser ideado por Neil Rabens y Chuck Foley, consiguiendo unas ventas millonarias en todo el mundo que elevaron el juego a la categoría de ser todo un fenómeno de masas. Por si todo esto fuera poco, MB también puso a la venta una versión más actualizada de su clásico Game of Life así como el juego conocido como Stratego en 1961, el cual se basa en el juego de mesa francés l’Ataqque creado en 1908 por Hermance Edan.

<<Operación>> con Homer Simpson, del año 2005.

  Entrados los setenta, y hasta su compra por parte de Hasbro en 1984 por una cifra cercana a los 350 millones de dólares, MB siguió su actividad comprando la pequeña empresa E.S.Lowe.Co. y obteniendo así la licencia para el conocido juego de dados Yahtzee (mencionado en el octavo episodio de la primera temporada de Rick y Morty), además de seguir sacando bombazos como el Conecta 4 en 1974 o el juguete electrónico Simón en 1978. Es curioso el caso de este último pues fue el causante de que MB decidiera experimentar con el ocio electrónico al sacar dos consolas a la venta conocidas como Vectrex y Microvision en 1982, las cuales no tuvieron mucho éxito, en parte por el desastre de Atari en 1983.

¡Como enganchaba el juego de <<Simon>>!

  En la actualidad, todo lo que produjo la empresa MB pertenece al gigante juguetero Hasbro, pero si creciste en la década de los setenta, ochenta o noventa, seguro que recuerdas míticos juegos que nos trajo esta marca como el Tozudo (juego de cargar una mula de plástico por turnos hasta que se disparaba un dispositivo que le hacía dar una coz y lanzar todo por los aires), Tabú, una versión del clásico juego Ahorcado en formato de juego de mesa, el juego de sacar piezas Jenga, Quique Tembleque, Cocodrilo Sacamuelas, Hotel, Scattergories, el Juego de Juegos que incluía un tablero con un minigolf y un billar en miniatura entre otros, Bancarrota, el Ratonera y su divertido entramado de reacciones en cadena para capturar pequeños ratones de plástico, ¡Sobrevive!… en fin, la tira.

Para que veas la de juegos que llegó a sacar la empresa MB, aquí te dejo la imagen del juego de mesa de 1988, que se basó en la franquicia de videojuegos <<The Legend of Zelda>>.

  Cabe decir que en nuestro país la empresa MB tuvo un triste final cuando en octubre del 2003 Hasbro decidió cerrar la fábrica hubicada en Riba-Roja. Pero de lo que no cabe duda es que gracias a esta empresa juguetera, y sus impactantes anuncios de televisión (con la voz en off del gran actor de doblaje Elías Rodriguez) que nos ponían los dientes largos, hemos pasado muy buenos ratos, y los que quedan, pues Hasbro sigue comercializando varios de estos clásicos juegos de mesa. Por lo que no hay excusa para recordar viejos tiempos echando una partida.

  ¿Alguien se anima a jugar un Tabú?

  Si quieres saber más sobre la historia  de esta compañía, te dejo un link que puede ser de tu interés.

Cowboys en la playa

  Hay que ver como aprieta el calor este año, ¿no te parece?

  Con estas temperaturas, la verdad que apetece ir a la playa a darse un buen chapuzón para refrescarse en buena compañía o bien zampiñarse un delicioso helado en un chiringuito cercano. Además de pasarlo en grande con toda suerte de juguetes playeros como el clásico frisbee, improvisar un partidillo de fútbol de solteros contra casados, al voley, al badminton… y también está este otro que son como dos palas de velcro a las que se queda pegada una especie de pelota de tenis con colorines. ¿Sabes cual te digo?

¡Efectivamente, a este me refería!

  O incluso organizar una guerra de globos de agua si hay una fuente cerca.

  Y ni que decir de las pistolas de agua. ¡Aquí la diversión está asegurada!

  Pero para este que te escribe, no hay juguete que me recuerde más al verano que la Bola Loca, cuya versión original fue puesta a la venta en 1980. Juguete que parte de una muy sencilla premisa pero que exigía de cierta dresteza al tapar el agujerito del mango en el momento justo que la bola tocaba la ventosa para hacer el vacío y que se quedara pegada, y que nos vino de la mano de la empresa juguetera Comansi, cuya historia empieza en el año 1959 cuando el industrial Josep Maria Vergés abrió un pequeño taller de trabajos en plástico ubicada en la calle Ricart (perteneciente al barrio barcelonés de Poble Sec). En pocos años, Josep María vio como el negocio crecía hasta el punto que tres años después adquirió su primera gran fábrica en la población de Viladecans y además, fue este mismo año, el 1962, cuando sacó a la venta el que sería su juguete estrella y que estaría destinado a hacer las delicias de varias generaciones de niños ansiosos por vivir aventuras en el far west de las películas de vaqueros. Me estoy refiriendo al mítico Fuerte Comansi, que vino en un embalaje con ilustraciones de Vicente Badalona Ballestar y el slogan televisivo  <<Juguete completo, juguete Comansi>>, que fue ideado por el publicista Mariano Canut de la agencia Canut & Bandina.

Imágenes de <<Bola Loca>> y <<Fuerte Comansi>>.

  Pero ojo, que la Bola Loca y el célebre Fuerte Comansi (que fue relanzado en 2011 con unas cuantas modificaciones) no fueron los únicos productos que sacó esta empresa tan conocida en nuestras infancias, pues según su propia página web, en los 90 pusieron a la venta un yoyo con luces incorporadas bajo el nombre comercial Yolanda y que también tuvo una buena acogida entre el público, además de que la marca obtuvo el premio al Mejor Juguete del Verano en 2014 por su Tesoro Hundido.

<<Tesoro Hundido>>, ideal para jugar en la piscina.

  Sin embargo, a la muerte de Vergés en el año 2000, la viuda de este, Antònia Ortin, ocupó su cargo en la dirección de la empresa hasta que esta fue adquirida por Fernando Falgás Marin en representación del grupo empresarial compuesto por las marcas B.B.Aventurero S.L. y Millenium Baby S.L., hasta que fue Comansi fue vendida de nuevo en 2020 a la multinacional Golden Toys SL.

  Y aunque ya ha llovido mucho desde que esta empresa puso a la venta sus más populares creaciones, lo cierto es que a día de hoy sigue vigente su actividad gracias a las licencias adquiridas (mayormente de Disney aunque también trabaja con otras igual de conocidas para los chavales) para crear figuras en PVC que sirvan posteriormente para adornar monas de pascua. Así que ni tan mal, oye.

La rosa, la espada y unas ruedas

  Por último, permíteme que te presente al último gran nombre de la industria juguetera que vengo a presentarte este post. Si, vale, me he pasado todo el tiempo escribiéndote acerca de verdaderos titanes del sector cuyo nombre les precede y que han sacado verdaderas maravillas que han quedado en la memoria de muchos. Pero, ¿Qué me dirías si te dijera que los siguientes en subir a escena son nada más y nada menos que los responsables de comercializar a Barbie (ideada por Ruth Handler), He-Man & The Masters of the Universe (creado por el fallecido diseñador Mark Taylor) y Hot Wheels? Poca broma con esta gente porque solo con lo dicho queda patente que tienen un palmarés más que respetable, y sobre el que casi casi podría hacer un post entero dedicado a dichas creaciones que han disfrutado niños y niñas de todo el mundo.

Ruth Handler con su creación.
Mark Taylor, creador de <<He-Man>>.

  Y eso no es todo, pues estas buenas gentes también son los responsables de largas y placenteras veladas jugando al juego de cartas UNO, creado por Merle Robbins a principios de los setenta, y también del que fue uno de mis juguetes favoritos cuando era niño: El Auto Cross Turbo. Juguete a pilas que incorporaba un tablero de mandos a imitación de un automóvil que incluía una llave para el encendido y un volante con el que dirigir un imán que se desplazaba bajo el tablero para que condujeramos el pequeño cochecito sobre el circuito a nuestro antojo.

Cartas de <<UNO>> básicas y el <<UNO>> de Super Mário.
<<Auto Cross Turbo>> de Mattel. Mira que los coches no me llaman mucho la atención, pero lo que llegué a disfrutar de este juguete.

  Jo, que de recuerdos…

  Pero me estoy liando.

  Mattel es actualmente la segunda empresa más importante del sector solo por detrás de la colosal Hasbro, pero no te vayas a creer que el éxito les llegó así por las buenas de la noche a la mañana, pues hasta los más grandes fueron de nivel 0 alguna vez. De hecho, Mattel empezó cuando sus dos fundadores, Harold «Matt» Matson y Elliot Handler (casado con la ya mencionada Ruth Handler y que tiene mucho que decir en esta historia) se conocieron al trabajar juntos en una joyería, diseñando y elaborando el género antes de ponerlo a la venta. Pero la verdad es que no debían estar muy satisfechos con su oficio, o quizás aspiraban algo más, y en 1945 decidieron formar su propia empresa a la que llamaron a partir de las primeras letras de sus nombres: Mattel.

  De este modo, empezaron a trabajar en un pequeño garaje desde el que elaborar y fabricar… ¿Juguetes?, pues de nuevo, no. Estos dos señores se dedicaban a construir marcos de madera y portarretratos. Y como no estaba la cosa como para ir tirando nada, Elliot recogía el material sobrante para fabricar pequeños muebles para las muñecas con que jugaba su hija Bárbara. De ahí surgió la idea de dedicarse a la cosa de fabricar juguetes, empezando con el que sería su primer gran éxito, el Uke-A-Doodle, un ukelele de pequeño tamaño que pusieron a la venta en 1947 y que tuvo una muy buena recepción por parte del público, lo que les permitió crecer como empresa. Pero ojo, que en este momento empiezan los líos, pues algunos aseguran que Harold decidió abandonar la empresa por motivos de salud y propuso a Elliot que comprara su parte, mientras que otros aseguran que ocurrió al revés y que fue Elliot quien se ofreció a comprar la parte de Harold por una cantidad desconocida. Sea como sea, la cuestión es que poco más se sabe de Harold y su pista desaparece en este punto de la historia. Momento en que Ruth Handler  entra en escena para trabajar codo con codo con su marido en la empresa que este había fundado con su antiguo socio. Era 1950 y los Handler aún no sabían lo que se les venía encima.

En este sencillo garaje empezó la trayectoria de Mattel.
<<Uke-A-Doodle>> de Mattel. Su primer juguete.

  Tras el éxito del Uke-A-Doodle, el matrimonio compuesto por Ruth y Eliot Handler se dedicó cada vez con mayor exclusividad a la fabricación de juguetes que, ahora sí, incluían los diseños de muebles para muñecas que diseñaba Elliot, llegando a fabricar casitas enteras. Sus ventas subieron como la espuma, pero el verdadero boom llegó cuando lograron que sus productos fueran publicitados en el espacio infantil de televisión Mickey Mouse Club en 1955. Ni que decir que para entonces sus beneficios eran más que abundantes y pudieron dejar de trabajar en un simple garaje para adquirir un lugar en condiciones para atender la alta demanda que había de sus productos.

  Cuatro años después, y con el negocio en auge, los Handler decidieron hacer un viaje por Europa que les inspiró para dar forma a la que sería su nueva creación y que presentaron en el Salon del Juguete de Nueva York de 1959. ¿El nombre de este juguete? La muñeca Bárbara Millicent Roberts (en honor a su hija), más conocida como Barbie , que vendían a razón de tres dólares de la época por ejemplar. Curiosamente, Elliot no las tenía todas consigo y dudaba de que una muñeca con forma de mujer adulta plenamente desarrollada fuera a tener éxito alguno, pero si él tenía el talento para el diseño industrial, Ruth tenía el ojo visionario y ágil para el márketing. De este modo, en solo un año llegaron a vender la friolera de 300.000 unidades de su muñeca Barbie, lo cual no solo añadió renombre a la marca Mattel y les dio una buena pasta, sino que les supuso el honor de ser las primeras personas vivas que entraban en el Salón de la Fama del Juguete.

  No era el momento de parar ni mucho menos, por lo que poco después los Handler crearon el compañero de Barbie, al que llamaron Ken Carson en honor a su hijo varón Ken, y que también fue todo un éxito de ventas.

Ruth y Elliot Handler.

  Mattel no paraba de aumentar sus ingresos y la cosa llegó a tal punto que, tras decidir poner a su empresa en bolsa y sacar acciones, estas se vendieron como churros y aumentaron todavía más las ganancias de la empresa, que no paraba de cosechar éxitos comerciales y alcanzó unas cifras de beneficios que superaban los 100 millones de dólares (que si es una buena pasta ahora ya puedes imaginar lo que suponía a finales de los cincuenta). Tras todo esto, Elliot siguió trabajando en la empresa durante diez años más y y en 1968 sorprendió a propios y extraños con su última creación: una serie de 16  cochecitos de juguete que, al no tener tanta fricción en las ruedas como su competencia, hacía que estos se deslizaran mucho más y les puso el nombre de Hot Wheels, los cuales supusieron otro éxito inmediato para Mattel y de los que se calcula que se han vendido más de seis millones de unidades desde que salieron al mercado hasta nuestros días. Vamos, que Elliot y Ruth se convirtieron en los reyes Midas de la industria juguetera, convirtiendo en oro (o dólares) todo lo que tocaban. De hecho, muchos fabricantes de automóviles solicitaron a Mattel que hicieran replicas de sus modelos en forma de Hot Wheels, con lo que los Handler no solo aumentaron sus beneficios mediante contratos con prestigiosas firmas automovilísticas, sino que se siguieron fabricando nuevos modelos de Hot Wheels que se añadieron a los primeros 16, de tal forma que a día de hoy existen alrededor de 10000 modelos distintos de estos célebres cochecitos.

Así lucían los 16 primeros modelos de Hot Wheels.

  Por su lado, a Barbie le pasaba algo muy parecido, pues lejos de disminuir sus ventas, estas crecieron a medida que el público pedía más modelos y accesorios de la popular muñeca, además de otros juguetes que, si bien tuvieron buena recepción, no alcanzaban las cifras de las muñecas y los cochecitos. Finalmente, y tras una serie de desagradables acontecimientos que no vienen al caso (te animo a que lleves a cabo tu propia búsqueda si tienes curiosidad al respecto), Ruth y Elliot decidieron que era hora de dejar el negocio, dedicarse a otras cosas, y terminaron vendiendo sus participaciones de la empresa en 1980.

  Ahora bajo una nueva dirección, Mattel llevó a cabo acciones de lo más interesante, como la compra de la empresa Fisher-Price, y muy poco les faltó para lanzar una serie de figuras de acción inspiradas en la saga cinematográfica de Star Wars. Sin embargo, la directiva de Mattel no terminaba de ver claro este proyecto, que terminó en manos de una de sus empresas competidoras, Kenner. De modo que los creativos de Mattel se lanzaron a crear algo totalmente nuevo con que plantar cara a Kenner y decidieron crear un universo de magia y hechicería con toques de ciencia-ficción. Y así, en 1981 salieron a la venta los primeros muñecos de acción de He-Man (cuyo primer nombre propuesto fue Torak) & The Masters of the Universe, que además de sus correspondientes accesorios venían acompañados de pequeños cómics que explicaban la historia del muñeco en cuestión en el ficticio planeta Eternia, dando lugar a que en 1983 se estrenara la popular serie animada de Filmation… pero esta es otra historia.

Portada del primer minicomic que acompañaba a las figuras de He-Man y compañía.

  Había nacido una estrella. Una línea de juguetes que, entre muñecos, vehículos y castillos (como molaba el Castillo de la Serpiente de Skeletor), fomentaba la imaginación de los más pequeños de la casa, animándoles a vivir grandes aventuras.  Desde entonces, la empresa ha tenido sus más y sus menos (como la externalización de toda su producción a Asia en 2002 o el escándalo de los juguetes con pintura de plomo en 2007), además de absorber otras empresas como Tyco, Mega Brands o la animadora británica HIT Entertainment, y obtener varias licencias populares de las que crear nuevos juguetes que poner a la venta, y lo cierto es que no les va mal. Sin embargo, ninguna de sus nuevas creaciones ha podido igualar siquiera a sus tres líneas de juguetes más icónicas.

  Conclusionando. La industria juguetera, como cualquier otro negocio, no necesariamente busca la felicidad de sus consumidores y en todas partes cuecen habas, como se suele decir. Un cliente satisfecho seguirá fiel a la marca y generará más beneficios, que es el fin último de toda empresa, no así la satisfacción propiamente dicha. Eso es así. Pero si lo tomamos desde otro punto de vista, también podemos pensar en como tantos pioneros y visionarios empezaron de la nada a base de talento y trabajo duro e imaginación para tener la oportunidad de crecer, prosperar y brindar puestos de trabajo a muchas personas que se ganan así el pan de cada día (trabajar, si, pero en las condiciones adecuadas y no a cualquier precio). Pero a riesgo de que me llaméis soñador, cuando voy por la calle y paso frente a una tienda de juguetes, siento que renace en mi una especie de niño interior que esboza una sonrisa pensando en todos los grandes momentos y aventuras que viví en mi niñez con tan fantásticos juguetes, pero sobre todo al jugar con otros niños, ya fueran compañeros de clase o familiares o vecinos de mi misma calle, y de como a veces ni siquiera necesitábamos juguetes, bastaba con que estuviéramos nosotros mismos o agarrar cualquier elemento de nuestro entorno para convertirlo en algo fantástico e increíble con nuestra imaginación. Pienso en todas las satisfacciones que me han proporcionado el acto en si de jugar junto a otros, y en las que me quedan por vivir, pues como te decía en un principio, jugar es algo que debería hacerse en todas las edades de la vida empezando por la infancia y hasta la vejez… ¿o acaso es casualidad que muchos jubilados opten por la petanca, las cartas o el dominó? Jugar forma parte del ser humano. Jugar es compartir, jugar es conocerse a uno y conocer a los demás, es aprender, es disfrutar, jugar es salud psicológica, emocional y mentalmente hablando, e incluso resulta ser algo que nos ha acompañado desde siempre. No en balde son muchos quienes recuerdan sus juguetes favoritos en la niñez y el compartirlos con los seres queridos más cercanos, como el jugar a las cartas con los abuelos o ir al parque con los padres. El jugar debería ser celebrado con alegría en todas las fases de la vida, incluyendo la adulta, y por eso, por todo lo bueno que aporta, por todo lo bueno que te deseo, te animo a que saques a pasear tu niño interior, recordar el placer de jugar que sentíamos en la infancia, y compartirlo con otros en tu vida adulta.

Al fin y al cabo, la felicidad y el pasarlo bien no tiene edad.

  En tus manos está el poder de decidir.

   ¿Jugamos?

  Y hasta aquí llega este post.

  Pero, ¿qué me cuentas tu al respecto? ¿Tuviste alguno de los juguetes que hemos visto a lo largo de este post? ¿Cuál habrías añadido? De nuevo te recuerdo que me encanta leer vuestras historias al respecto del viaje que acabamos de realizar y que la caja de comentarios está a tu entera disposición.

  Cómo recomendación de la semana quiero hablarte nuevamente una de estas iniciativas que tanto me gustan y que se sirven de los videojuegos como medio para hacer un gran bien a quienes más lo necesitan. Me estoy refiriendo a Fundación Juegoterapia, cuya finalidad me parece más que admirable. La idea salió en 2010, cuando a su fundadora Mónica Esteban se le ocurrió darle una PlayStation a un niño ingresado por un tratamiento de quimioterapia. En un ambiente tan atemorizante como este, echar unas partidas cambió el modo en que este joven aventurero vivió su experiencia. Desde entonces, el proyecto Juegoterapia se dedican a recoger consolas y videojuegos para donarlos a los hospitales, además de recaudar donativos de socios, y voluntariado, para crear jardines, áreas de juegos, y hasta cines para que los niños con cáncer. Te dejo el link directo con todas sus actividades, proyectos, información, y modos en que se puede colaborar con su gran labor.

www.juegaterapia.org/

De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡GRACIAS POR ESTAR AL OTRO LADO DE LA PANTALLA!

Y un AGRADECIMIENTO ESPECIAL a todas las buenas gentes lectoras de bien que colaboran con el blog a través de la CAFETERÍA DE TALLOPIS-ESCRIBE, comprando mi libro de relatos cortos de ciencia-ficción <<Los Otros Tú>> o mi nueva novela <<Wae’hazu: El libro de Niel>>. ¡¡Mil gracias por vuestro apoyo y ayuda en lograr que esta bitácora salga adelante!! Todo lo aportado servirá para sufragar los costes del blog, invertir en mejoras, novedades, y nuevos proyectos en los que estoy trabajando. 

¡Otros universos y grandes aventuras por la supervivencia te esperan entre sus páginas!

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   ¡¡Estate atento a mis redes sociales para estar al día de futuros viajes dimensionales!! Hasta entonces, cuídate mucho y pásalo bien.

  Ánimo, salud, éxito y un abrazo bien grande.

¿Cómo iba a hacer un post sobre juguetes de nuestra infancia sin mencionar el barco pirata de Playmobil? ¡Habría sido imperdonable! Aprovecho que pasa por aquí para salir navegando en busca de nuevos portales dimensionales que traerte al blog. Mientras tanto, disfruta cada momento y cuídate mucho. ¡Recibe un abrazo bien grande de este que te escribe!

Comments

  1. ¡Niño! Si en cada post tuyo me asombro por el nivel de detalle y por el trabajo de documentación, en este caso ya sí que te has sacado tu reverenda chorra y la has refregado por toda la intenné. Más que una entrada de un blog parece un trabajo de fin de grado, copón. ¡Gran proeza la tuya! Eres un máquina y en tu casa no lo saben.

    Por cierto, yo tuve el Scalextric ese de los jeeps 4X4, me has desbloqueado un recuerdo. Gracias señor, nos vemos en la próxima.

    1. ¡Excelso señor Empepinao86! Bienvenido y bienhallado chavalote 😀
      Para que te voy a engañar… trabajito me trae la documentación de cada post para poder ofreceros algo digno de vuestros ojos. Aunque también confieso que me lo paso en grande con este proceso por la de cosas que descubro y aprendo. La antigüedad del yo-yo y lo del sonajero ese con tantos años encima me han dejado ojiplático, pero con lo que he flipado de veras ha sido con la historia de tantos pioneros en el mundo del juguete y como salieron adelante a base de enfrentar las dificultades con imaginación y perseverancia. Que quieras que no, la industria juguetera es una jungla en la que pocos logran destacar y muy poco le falto a este post para ser titulado como <>. Lo de esta gente si que es petarlo muy fuerte oiga, que a día de hoy son los putos amos sin discusión.
      Por cierto, ya me gustaría que esto fuera para un trabajo fin de grado XDXD, más que nada porque estaría muy interesado en unos estudios que aceptaran esto como un trabajo válido para sacarse una titulación universitaria XDXD. No sé, algo en plan <> o algo parecido XDXD.
      ¡El STS 4×4 de Scalextric fue de lo mejorcito! Recuerdo un chaval de mi clase que lo tenía e incluso llevaba un tramo de terreno con el firme irregular además de unas montañitas de plástico para terreno elevado y la opción de añadir obstáculos como pequeños troncos y demás. ¡Molaba un puñado y me hace mucha ilusión que te desbloqueara un grato recuerdo!
      Un abrazo bien grande 😀

  2. Solo nos queda levantarnos y aplaudir para alabar el enorme trabajazo que te has pegado para documentarte y a la par regarlarnos este grandioso post que nuevamente nos ha abierto las puertas de gratos recuerdos.En nuestro caso nos tocó la parte de poder disfrutar y recrear grandes momentos jugando con los Masters del Universo,llegando a tener una colección bastante chula entre personajes y accesorios,que con el tiempo acabarían en el desván o para perderse tras una limpieza de esas que hacen en casa arrasando con cosas que ya no se usaban 😩😩😭😭. ¡Menos mal que como seguimos siendo niños grandes Mattel ha sacado nuevas versiones de estas míticas figuras y volvemos a tener algunas!
    Por otra parte,también disfrutamos (y mucho) del mítico cine Exin,que llegó a nosotros de forma «heredada» de un familiar y acompañado de multitud de películas que ir visualizando de esa manera tan lenta y peculiar que tenía el cacharro de marras,que nos dio incluso para organizar un festival de cine junto a buenos amigos,vecinos y familiares,eso sí,cobrando entrada para pagar esas enormes pilas que daban vida a la máquina.
    De verdad compa,muchas gracias por volver a traernos post tan gratos como este.
    Un abrazote y con muchísimas ganas ya de leer el siguiente.

    1. ¡Bienhallado estimado Presstartcook!
      Mil gracias de corazón por tus bellas palabras. De verdad que siempre logras que valga la pena escribir cada palabra y das ánimos para seguir adelante con el trabajo en el blog *^_^*. También te digo que he disfrutado un montón con el proceso de documentación aunque me haya dado trabajito… todavía estoy alucinando con la historia de todos estos pioneros y me parece muy inspirador el modo en que salieron adelante ante las adversidades a base de ingenio, imaginación y constancia. Y con la edad del yo-yo ya ni te cuento. Eso me dejó picudeto :O.
      Además, me siento muy identificado con lo que comentas, pues de pequeño era un auténtico fanático del universo MOTU, por lo que no me perdía ni un capítulo de la serie y llegué a tener una colección nada desdeñable que incluía el Castillo de la Serpiente y la base de Hordak (como molaba el guante con forma de dragón). Desgraciadamente, tuve que tomar la dificilísima decisión de poner tanto los muñecos como las bases de operaciones y vehículos a la venta… cosas de la vida. Pero como bien comentas, yo también aplaudo la decisión de Mattel de volver a sacar varias de sus figuras más emblemáticas, aparte que en una tienda especializada en juguete de coleccionista que me queda cerca, adquirí de nuevo el muñeco de Orko, que siempre fue uno de mis personajes favoritos.
      Lo de organizar festivales de cine con el CinExin también me es conocido XD, aunque no tuve presente el detalle de cobrar entrada para financiar estas tres señoras pilas de buen tamaño que se gastaba el cacharrete de marras. Eso aparte de protagonizar varios <> de ilusionismo con el Magia Borras, que igual se queda para una próximo post… el tiempo lo dirá. Pero entre una cosa y la otra, que nos quiten lo disfrutado con tan emblemáticos juguetes.
      Un abrazo bien grande y nos seguimos leyendo 😀

Tus comentarios son más que bienvenidos.